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La Línea 1 Express no resuelve el problema

La autoridad sigue empeñada en proclamar sistemas de transporte inhumanos, donde los más desvalidos viajan como sardinas todos los días hábiles de sus vidas.

Las declaraciones del ex presidente Ricardo Lagos sobre la necesidad de crear una línea paralela a la 1, que actualmente concentra a más del 60% de los usuarios del metro, nuevamente remecen un debate sensible en nuestra ciudad: el transporte público. El problema sobre la iniciativa que plantea el ex presidente es que hay que tener muy claro que la congestión y las sobrecargas en las redes de metro son un síntoma de un problema mucho mayor. Una línea de metro cuesta entre 70 y 120 millones de dólares el kilómetro, lo que significa que una eventual línea uno express implicaría una inversión de US$1.000 millones, una cifra exorbitante que no resuelve el origen del problema.

El problema de fondo es la calidad de los viajes de las miles de personas que dependen del transporte público, pues viven muy lejos de los lugares de donde estudian o trabajan. Visto así, las mejor solución es que el Estado busque fórmulas para proveer colegios de calidad y trabajos dignos en los sectores que la gente habita, en lugar de invertir miles de millones de dólares en costosa infraestructura para disminuir en escuálidos minutos sus tiempos de viaje. Me refiero específicamente a la urgente necesidad de mejorar la calidad de vida de los habitantes de comunas como Maipú, Puente Alto, La Florida, Quilicura, Pudahuel, o La Pintana. ¿Cuánto se beneficiarían todas esas familias si de pronto los padres tuvieran 2 horas diarias extra para estar con sus hijos?. Ése es el tiempo que el sistema les roba por el sólo hecho de vivir lejos.

No cabe duda de que una inversión de esta magnitud beneficiaría enormemente zonas más deprimidas de la ciudad, con mayores índices de pobreza, delincuencia y déficit urbano. Por esto se trata de una decisión que excede el tema del transporte: es un tema de planificación urbana.

En cambio, la autoridad sigue empeñada en proclamar sistemas de transporte inhumanos, donde los más desvalidos viajan como sardinas todos los días hábiles de sus vidas. Mientras las autoridades privilegien la inversión en transporte por sobre la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, no se pondrá fin al tremendo problema de transporte que padece la capital.

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Foto del Columnista Matías Asun Matías Asun