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¡Trabajo, trabajo, trabajo!

La ex ministra del Trabajo nos propone como bala de plata para empujar nuestra economía una fórmula que no sólo ya fracasó estrepitosamente en Chile durante el gobierno de la Unidad Popular, sino que es una excentricidad en el mundo.

En 2005, Sergio Velasco se hizo conocido gracias a su creatividad. Como había renunciado a la DC y tuvo que postular como independiente para intentar volver a ser diputado por San Antonio, tenía apenas un segundo en la franja electoral televisiva.

Después de darle vuelta a varias ideas de cómo usar tan mísero espacio de tiempo y con las altas cifras de desempleo de su distrito en mente, se grabó mirando a la cámara y repitió: “¡Trabajo, trabajo, trabajo!”.

Ahora, 20 años después, en el comando de Jeannette Jara copiaron la idea, eso sí, con menos gracia y con un par de palabras de agregado. “Trabajo, trabajo, trabajo…pero con sindicatos” fue la versión puesta en pantalla por el equipo de la candidata comunista.

El timing no fue muy acertado, porque poco después de que esto se exhibiera en TV y redes sociales, el INE dio a conocer las alarmantes últimas cifras de desempleo. Los desocupados llegaron a 917 mil, la cifra más alta desde febrero-abril del 2021, en plena pandemia. Y se crearon apenas 14 mil 500 nuevas plazas laborales, siendo el número más bajo desde la crisis por Covid-19.

Y para peor, el desempleo femenino llegó al 10,1% también el más alto de los últimos cuatro años.
Es decir, durante este gobierno, sin crisis o catástrofe mediante, el crecimiento económico ha sido tan paupérrimo, las medidas pro inversión casi inexistentes y las acciones para incentivar la contratación formal peores aún, que la situación de los trabajadores no sólo no ha mejorado, sino que ha empeorado. O sea, de trabajo, trabajo, trabajo, poquito.

¿Es razonable pensar entonces que la candidata que es la continuidad de este gobierno podría hacer mejor las cosas en este ámbito? Claro que no, porque, pese a que a veces da la impresión de que a ella se le olvida, Jara fue ministra del Trabajo, por lo tanto tiene una alta cuota de responsabilidad en esta verdadera debacle.

Si uno revisa algunas de sus propuestas de campaña, la cosa tiene una cara más fea aún, porque los dos anuncios a los que se les ha dado más énfasis son que el desarrollo económico del país esté guiado por la demanda interna y el de llegar a un sueldo mínimo de $750 mil, ni más ni menos que un aumento de casi 50%.

La ex ministra del Trabajo nos propone como bala de plata para empujar nuestra economía una fórmula que no sólo ya fracasó estrepitosamente en Chile durante el gobierno de la Unidad Popular, sino que es una excentricidad en el mundo.

Creer que un país pequeño como el nuestro podrá apalancar su crecimiento gracias a lo que produzcamos y comercialicemos entre nosotros mismos es derechamente haberse quedado pegado en los capítulos más rancios del marxismo.

Economías como la chilena sólo pueden despegar y crecer con medidas y políticas como las implementadas durante las décadas del 90 y el 2000. Hay que sumar socios comerciales, hay que buscar nuevos y mejores mercados, no tenemos otra opción.

Y en relación al salario mínimo de $750 mil, por cierto que seguramente todos aspiramos a que los sueldos crezcan y así mejore la calidad de vida de las personas, sobre todo de aquellas que más lo necesitan, pero raya en el populismo anunciar un aumento de esa magnitud sin pensar antes cómo se generan las condiciones estructurales que lo propicien.

No es serio poner la carreta delante de los bueyes. Sabemos que las campañas dan para todo, pero antes de promesas electorales sin sustento sería conveniente saber si para volver a crecer hay alguna idea más que priorizar la demanda interna, porque sin generar desarrollo, todo lo demás es humo.

El problema es que en estos últimos tres años y medio ya nos quedó clarísimo a todos que Jara y los suyos no saben cómo hacerlo.

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