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Una práctica que ha estado presente hace muchos años es la prescripción de medicamentos para adelgazar, los cuales en algunos casos excepcionales se desvían de la norma y ética. Estos casos nos llevan a reflexionar cuáles son las herramientas que tiene el sistema de dispensación y las farmacias para identificar estas vicisitudes. No es algo nuevo, sin embargo, aún no se avanza en lo establecido en la Ley de Fármacos 1 en el año 2014 en donde la modificación al artículo 101 señala que existirá un reglamento que “establecerá al menos los elementos técnicos que impidan o dificulten la falsificación o la sustitución de la receta”. Ante esto, el avance en la receta electrónica se hace imperativo y acorde a los tiempos que cursamos.

La ética profesional es algo sumamente importante de abordar tanto en pregrado como postgrado y en el ejercicio profesional, no obstante, frente a desviaciones se debe tener elementos ejemplificadores si hay una “industrialización” o banalización de la salud. Con esto se sigue viendo al medicamento como un mero bien de consumo, cuando claramente es más que ello. El medicamento es un bien social estratégico en la salud pública y su respeto depende de todos nosotros, tanto autoridad sanitaria como la comunidad.

Jorge Cienfuegos

Académico Escuela de Química y Farmacia UNAB

 

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