Secciones
País

El historial de sacerdotes legionarios acusados de abusos

En diciembre de 2013, los Legionarios de Cristo emitieron un comunicado donde determinaron que todo sacerdote de la congregación que cometa abusos a menores, “si no es reducido al estado laical, se le excluirá de la posibilidad de ejercer su ministerio con menores.

Este miércoles se declaró culpable al sacerdote de los Legionarios de Cristo, John O’Reilly, por el delito de abuso sexual reiterado contra una menor de edad en el colegio Cumbres, recinto educacional perteneciente a dicha congregación y en donde la menor estudiaba.

Una comunidad que hace algunos años se ha visto en tela de juicio a nivel mundial por una serie de denuncias de abuso.

De hecho, en diciembre de 2013, los Legionarios de Cristo emitieron un documento donde determinaron que todo sacerdote de la congregación que cometa abusos a menores, “si no es reducido al estado laical, se le excluirá de la posibilidad de ejercer su ministerio con menores o, si es el caso, de todo ejercicio público del ministerio sacerdotal”.

El texto se basó en una misiva del padre Sylvester Heereman, pro-director general de la Legión, que se dirigió a todos los miembros de la orden. En ella, se estableció que las víctimas son la prioridad, que no se tolerarán los abusos y que, si se presenta una denuncia, se investigará y se llevará hasta sus últimas consecuencias.

Además en el texto detallaron que de las 35 denuncias, 14 no procedieron porque se trató de “acusaciones infundadas” o “comportamiento imprudente”, mientras que entre los 9 culpables se incluyó abiertamente a Marcial Maciel, fundador del movimiento.  Hoy, con O’Reilly declarado culpable, esta lista aumentó a 10.

Notas relacionadas












No creo en el mejor disco del año

No creo en el mejor disco del año

Dicho eso no pretendo evangelizar a nadie. No vengo a dictar cátedra ni a levantar un tótem. Simplemente me animo, en este momento del año tan dado a los balances, a hablar de un disco. No el disco. Mi disco. El que, sin avisar, fue compañía, refugio y espejo. En mi caso, ese viaje personal tuvo nombre propio: Twilight Override, de Jeff Tweedy.

Foto del Columnista Mauricio Jürgensen Mauricio Jürgensen