Secciones
País

Esta es la comentada carta anti-aborto que "Los 33" escribieron a El Mercurio

“Como mineros rescatados, no deseamos que se atente contra la vida ni que se promulguen leyes que no permitan el derecho a vivir y a existir en Chile. Decimos un fuerte “No” a la ley de aborto”, dice la misiva firmada por 22 de los afectados.

A seis años de quedar sepultados a 700 metros bajo tierra durante 70 días, los mineros de la mina San José quisieron conmemorar el día en que fueron rescatados y que Chile y el mundo los vio salir de las profundidades del norte.

A través de una carta publicada en El Mercurio, 22 de los 33 afectados recordaron la hazaña y aprovecharon la oportunidad de entrar a un debate arenoso: el proyecto que despenaliza el aborto en tres causales. 

Bajo el título “Un grito en silencio”, los trabajadores pidieron “a la Divina Misericordia que nuestro país siga conservando y protegiendo el derecho a la vida y que no vulnere a los que no tienen voz, a los que emiten un grito en silencio. A los que se les ha negado el derecho a existir”.

Fijando su postura en común, los mineros indican: “Como chilenos, no aceptamos leyes que no respeten la vida humana, leyes que carecen de solidaridad y de amor” y lo comparan con su propia historia: “No quisiéramos imaginar qué hubiese sido de nosotros, los 33 hombres mineros, si aquel fatídico 5 de agosto la sentencia de muerte hubiera resultado nuestro único refugio”.

En esa línea, “apelando a este hermoso sentimiento de amor que Chile manifestó para con nosotros, los mineros, hoy nos sentimos en la obligación de decir a los entes correspondientes que, como mineros rescatados, no deseamos que se atente contra la vida ni que se promulguen leyes que no permitan el derecho a vivir y a existir en Chile. Decimos un fuerte “No” a la ley de aborto”, señalan al final de la misiva.

Notas relacionadas







La envidia del barrio

La envidia del barrio

Defender el saludo, el reconocimiento y el traspaso ordenado no es defender a un gobierno ni a una coalición. Es defender una idea de país donde el poder es transitorio, las instituciones permanentes y la democracia algo más que un resultado electoral. Tal vez por eso, en medio de un vecindario convulsionado, Chile sigue siendo —cuando honra estas prácticas— la envidia del barrio.

Foto del Columnista Julio Sánchez Julio Sánchez