Secciones
País

Sebastián Piñera: “En mi tiempo una patada en el traste era el mejor remedio para los niños”

Las palabras de Piñera no causaron gracia en Patricia Muñoz, Defensora de la Niñez, quien señaló que “esperamos que este tipo de expresiones, que naturalizan y normalizan violencia física contra niños, niñas y adolescentes, no se expresen por nuestra primera autoridad”.

Sebastián Piñera se refirió a las nuevas generaciones, declarando que “en mi tiempo una patada en el traste era santo remedio”.

El Mandatario fue entrevistado por La Tercera PM, señalando que era “muy reacio a los remedios”, por lo que no quiso tratarse los numerosos tics que lo aquejan desde su infancia.

“Prefiero darle una oportunidad a la naturaleza, al sistema de autodefensa, y no tomar tanto remedio. Nuestros antepasados no tenían remedios. Hoy día a los niños los mandan al psicólogo, les dan todo tipo de medicamentos, están sobrediagnosticados. En mi tiempo una patada en el traste era mejor: santo remedio y además gratis”, indicó.

Pero las palabras de Piñera no causaron gracia en Patricia Muñoz, Defensora de la Niñez, quien señaló que “esperamos que este tipo de expresiones, que naturalizan y normalizan violencia física contra niños, niñas y adolescentes, no se expresen por nuestra primera autoridad”.

Minutos después Muñoz salió al paso de los comentarios contrarios por su postura, señalando que “gente que dice que uno es ‘grave’ por visibilizar cómo el lenguaje y la cultura han normalizado el maltrato como factor de crianza de los niños de nuestro país, allá ellos, nuestro trabajo es lograr cambios para que eso deje de ocurrirles y crezcan sanos y ajenos al maltrato persistente”.

Notas relacionadas










No creo en el mejor disco del año

No creo en el mejor disco del año

Dicho eso no pretendo evangelizar a nadie. No vengo a dictar cátedra ni a levantar un tótem. Simplemente me animo, en este momento del año tan dado a los balances, a hablar de un disco. No el disco. Mi disco. El que, sin avisar, fue compañía, refugio y espejo. En mi caso, ese viaje personal tuvo nombre propio: Twilight Override, de Jeff Tweedy.

Foto del Columnista Mauricio Jürgensen Mauricio Jürgensen