Si hay un helado que acompañó la infancia de miles de chilenos fue el Centella. En sus mejores tiempos costaba sólo 100 pesos y sus colores intensos dejaban la lengua de un color verde que muchos aprovechaban para creerse lagarto o marciano en el barrio.
También estaban el Cola de Tigre y el Trululú, paletas que se transformaban en manjares únicos cuando el sol golpeaba fuerte durante le verano. Por eso, cuando Savory anunció a través de su cuenta de Facebook que estrenaría cassatas con esos tres sabores, twitter se vino abajo: