Junto con ello, se refirió a un eventual retorno de Lagos a La Moneda, enfatizando que "no podría ser (candidato) de la Nueva Mayoría, porque los principios no son los que ha sostenido Ricardo Lagos, los que son sumamente neoliberales en muchos aspectos".
Chile es un país que descubrió en las últimos años que la política sin vuelo, la obsesión por el acceso al poder, la dominancia de unos pocos y la corrupción, son parte de este paisaje que se suponía ordenado y serio, casi como el único ejemplo de gobernabilidad de Latinoamérica.
"En un sistema presidencial como el chileno, la Presidenta de la República no sólo es la jefa de Gobierno: es la jefa de Estado. Ella simboliza la República de Chile. Ese es el rol del Presidente", sostuvo.
El ex mandatario además criticó que hay decisiones que están siendo patrocinadas por la administración de Michelle Bachelet, pero que éstas no se estarían tomando "desde el más alto nivel".
El ex Presidente habló de lo humano y lo divino en La Moneda, donde incluso se le acusó de "dar clases de gobierno". Rojas, columnista insigne de El Mercurio, realizó un análisis de las diferencias con Michelle Bachelet, las que tuvieron distintos grados de aceptación en sus lectores.
La entrevista a Ricardo Lagos en la Revista Sábado de El Mercurio, ha causado múltiples reacciones fervorosas desde los extremos. Por un lado, una derecha se alegra y le pide orden en la calle, porque se acuerda de su voz fuerte cuando golpeaba la mesa (Esto porque siempre les ha gustado los tintes autoritarismo aunque este se manifieste de manera democrática y cuando lo analizan con la perspectiva del tiempo, lo encuentran maravilloso). También hay otra derecha, la que aún lo encuentra un socialista que se enriqueció con los casos de corrupción de su gobierno aunque no haya prueba alguna de ese enriquecimiento. Y, para terminar, ciertos cabecitas de pistola que dicen levantar ideas de izquierda, también suscriben estas ideas y repiten en sus cabezas el “los empresarios aman a Lagos” como una especie de mantra.
El ex Mandatario recalcó que “con el objetivo de proteger a las víctimas se aseguró, en un inicio, mantener la reserva durante 30 años de los documentos y antecedentes de sus testimonios”.
El presidente boliviano criticó además al ministro de Relaciones Exteriores Heraldo Muñoz al considerar que “una hora dice una cosa, a la otra dice otra y quién le cree”.