Es común enterarse que cada cierto tiempo los japoneses nos impresionan con algún invento fuera de lo común. De hecho, esta práctica tiene un nombre propio: chindogu, que se puede traducir como el arte de crear objetos casi útiles.
En esta oportunidad, los científicos de la empresa japonesa Fujitsu han creado un robot, que todavía está en fase de pruebas, diseñado para
motivar a los niños y estimular a los ancianos que sufren de problemas psicológicos
o enfermedades crónicas graves.
El oso cuenta una tecnología bastante avanzada, con 12 sensores
distribuidos por todo el cuerpo con los que reacciona a las caricias. En
la cabeza tiene un sensor de inclinación interna, un micrófono y una
cámara en la nariz que identifica a las personas. El robot capta
información del entorno y el estado emocional del usuario ante lo que
responde a través de 300 comportamientos preprogramados físicos y de
audio. El prototipo forma parte del programa Human Centric que se basa
en el ser humano como centro de innovación tecnológica.
