Carmen Romero, directora de Santiago a Mil: “Hemos vivido en crisis siempre”

El próximo 3 de enero de 2020 se dará inicio a una nueva versión de Santiago a Mil, evento presentado por Escondida | BHP, organizado por Fundación Teatro a Mil y cuenta con el apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que cumple 27 años y que para esta edición sufrirá varias modificaciones a raíz de la crisis social iniciada el pasado 18 de octubre.

Su directora y también presidenta de la Fundación Teatro a Mil, Carmen Romero, en entrevista exclusiva con EL DÍNAMO adelantó detalles de lo que veremos no solo en las salas de teatro ubicadas en seis regiones del país, sino también en plazas y parques de distintas comunas.

Además, se refirió a la complejo que fue llevar a cabo esta nueva edición a raíz de la contingencia, sosteniendo que “las artes y las culturas viven en crisis”.

“Nosotros venimos de la calle”

Carmen Romero es enfática. Como organización del Festival Santiago a Mil, nunca pensaron en no realizar el festival tras el estallido de la crisis social, sí en que a lo mejor había que transformar algunos programas que tenían en la calle, si es que era necesario.

“Nosotros venimos de la calle y nacimos para festejar la democracia, y festejar que podíamos usar las calles, entonces en nuestro ADN no está suspender lo que es nuestra razón de existir que es hacer que las artes escénicas sean importantes en la vida del país”, asegura.

“Lo que hicimos fue prepararnos y hacer un Santiago a Mil previo, a fines de octubre y todo noviembre, porque teníamos un proyecto de desarrollo regional por el que estuvimos en distintas comunas, y fuimos dándonos más ánimo y más convencimiento de lo importante es hoy día que se abran las obras de teatro, que podamos reunirnos a conversar, a dialogar, porque es a través de las artes que se pueden generar estas conversaciones, esas que vamos a necesitar en la nueva Constitución que tenemos que juntas y juntos escribir”, agrega.

– Me dices que nunca se pensó en suspenderlo o cancelarlo, pero lo ocurrido con eventos como la Teletón, la APEC o la COP25, ¿no influyó en ustedes?

– Nos da mucha pena ver lo de esos proyectos, pero son otras cosas. Son eventos, claro, la Teletón es para juntar recursos para construir hospitales, la APEC era un asunto de seguridad para la gente que venía y la COP25 fue una lástima que se suspendiera, porque necesitamos hablar de medio ambiente y de la urgencia que requiere para nuestro país también aplicar las políticas que se requieren para enfrentar el cambio climático que nosotros lo estamos viviendo. Pero eran asuntos institucionales, el Santiago a Mil, Antofagasta a Mil, Valpo a Mil, Conce a Mil e Iquique a Mil, son proyectos culturales sin fines de lucro, organizados desde la sociedad civil. Nosotros somos una organización de la sociedad civil y creemos que, más que nunca, las obras, lo que nosotros presentamos, pueden ser puentes entre artistas y ciudadanía. Son hoy día un punto de inspiración para generar ese diálogo que necesitamos. Más que nunca necesitamos a las artes para ese diálogo que requerimos construir juntos.

Cambios de horarios y fuera de la Alameda

La gestora cultural y directora ejecutiva de Fundación Teatro a Mil asegura que fueron muchos los desafíos que debieron asumir en el nuevo escenario politico y social que enffrenta el país. Así, por ejemplo, a raíz de los sucesos y la crisis social, los fallecidos y las personas que perdieron sus ojos, los artistas pidieron que no se llamara festival, sino sólo Santiago a Mil.

Otro cambio fue adecuar los horarios de las funciones a la situación que se vive en las calles desde el 18 de octubre.

– ¿De qué manera buscan influir en esta crisis social o como aportar a ella a través del Santiago a Mil?

– Lo primero que hicimos fue transformar el día 3 de enero, que es cuando comenzamos, abrirlo a consultas ciudadanas, a cabildos abiertos, para preguntarnos sobre cómo deben estar las artes en la nueva Constitución que vamos a escribir. ¿Son un derecho? Tenemos que mirar cuál va a ser ese rol porque no queremos que esté fuera de la discusión y es la gente la que tiene que hacerlo. Esa fue la primera decisión, abrir nuestro Santiago a Mil para favorecer el diálogo y pusimos ese tema.
Lo otro es que tuvimos que adecuarnos con las salas de teatro y las comunas con nuevos horarios. Así como el teatro está haciendo matinée y vermouth, nosotros vamos a seguir esa línea y los horarios van a hacer distintos, porque hay dificultades para el desplazamiento de la gente y no queremos interrumpir ni provocar. Lo que sí, las calles fueron tomadas por la gente, la ciudadanía se tomó las calles desde las artes. Si miramos las marchas y el colectivo Lastesis que vienen del teatro, nos damos cuenta de la capacidad creativa y la tremenda admiración que nos provocan todos estos jóvenes que se expresan desde la performance, la danza, sus coreografías y lo nuestro va a estar también en algunos lugares donde no interumpamos el paso. Este año no estamos en la Alameda, vamos a estar en las comunas, en los parques, en las plazas. En la Alameda hace mucho rato que no estamos porque era medio difícil.
Cortar las calles es medio complejo hoy día, hay temas de movilización y transporte anteriores. Nos dimos cuenta que a lo largo de todos estos años, ocupar la Alameda es muy complejo porque molestábamos a la gente porque hay un problema con el transporte público y con las calles sobrepasadas de vehículos. Cortarla era una mala noticia y nosotros no queremos ser mala noticia, sino que buenas noticias.

– ¿Cuál es la respuesta que esperan del público en estos cabildos de Santiago a Mil?
– Primero, decir que nosotros este diálogo desde las artes se hace siempre en las funciones de teatro o en al menos una función de cada obra. Hoy día nos hemos dado cuenta que es más necesario que nunca que el público que asiste a las funciones necesita conversar. Eso ya es una señal de que queremos seguir juntándonos.
Los cabildos autoconvocados están sucediendo en todas partes y sobre distintos temas. Nosotros fuimos parte de un llamado, junto a más de 30 instituciones, para realizar un cabildo que finalmente hicimos en Matucana 100, donde asistieron más de dos mil personas. Todo eso nos indica que cada sector, cada teatro, tiene su propia capacidad de convocar al público a reflexionar y las salas están haciendo su llamado. En el cabildo que hicimos en Matucana no solo hablamos de arte y cultura, sino que también eran otros como salud y educación. Por lo tanto, no tenemos claro cuántas personas llegarán, pero sí los que lleguen sabemos que son las personas que les interesa la educación, el conocimiento. Todos nosotros en nuestra historia como Santiago A Mil, nos hemos dado cuenta que la decisión de ir al teatro son mayoritariamente mujeres.

– En una entrevista mencionaste que el teatro chileno es “muy político”. ¿Cuál es el rol que cumple en medio de esta crisis?

– El teatro chileno, no lo digo yo sino que es parte de la historia, como ha sido compañero de todos los procesos sociales de nuestra historia, toma todos los temas que hoy día son problemas no resueltos o las preguntas que todavía hay que hacerse, están en el teatro chileno. Eso es así. La dictadura, por ejemplo. El teatro chileno nunca ha dejado de hablar de dictadura y de esos tiempos oscuros donde se gestó un sistema económico que hoy día hizo crisis, que hoy día estalla. Eso lo viene diciendo el teatro desde siempre y no lo para de decir, porque son las antenas de todos esos temas sociales. El tema de la violación de los derechos humanos, de la diversidad sexual, los adolescentes, el medio ambiente… Son temas que están en el teatro chileno y es porque a lo mejor creíamos que todo estaba resuelto, pero el teatro, los dramaturgos, han tenido la visión y la antena puesta de decir ‘esto no está resuelto y voy a escribir de esto’. Nosotros no vamos a dejar de hablar de dictadura, de violación a los derechos humanos porque vuelven a cometerse, que es lo que hemos vivido con la represión en las calles. Esos métodos que se ocupaban en dictadura, siguen ocupándose, pero el teatro se adelantó.

Más espacio a obras nacionales

– Se anunció la baja de seis obras internacionales. Esta decisión, ¿vino de ellos o fueron ustedes quienes tomaron la determinación?

– En la adecuación de salas, horario y readecuar el calendario, nos dimos cuenta que íbamos a necesitar más obras nacionales. Las obras que no vienen las alcanzamos a detener, que estaban mandando las cargas y habían otra que ya tenían las cargas. Son muy pocas, pero nos permitió readecuar el calendario, no solo en horario sino que también dar más espacio a la creación nacional, porque sentimos que hoy era más importante ver más del teatro local, por lo que hay una responsabilidad con las compañías. Nos propusimos dar más espacio a lo nacional.

– Tomando en cuenta que el GAM será su centro principal, ¿se han tomado medidas de seguridad en caso de eventuales manifestaciones?

– El Centro Cultural Gabriela Mistral está abierto ahora, retomaron las funciones. Los horarios son distintos, de matinée y vermouth, a las 12, a las 16 y a las 18 hrs. Eso por un lado y los permisos que nosotros pedimos son de la Intendencia, la seguridad de las calles no nos corresponde a nosotros, pero sí tenemos que cumplir con la legislación. Ya nos hemos reunido, están todos los papeles presentados, todos nuestros documentos, todo lo que se solicita porque esto se ha ido organizando y ha sido súper complicado porque al intendente (Claudio) Orrego, hace muchos años, le reclamamos desde el teatro que nos estaban pidiendo casi las mismas medidas que el fútbol, pero nosotros hacemos teatro, arte, y esas reglas son las que tenemos que cumplir. Por lo tanto, está todo en regla, todos los permisos solicitados y, como decía, no vamos a estar en la Alameda, en parques, plazas, donde nuestra preocupación ha sido ir donde está la gente porque sabemos que la locomoción es un tema complejo.

– ¿Es esta edición de Santiago a Mil la más complicada a la fecha?

– Sí, ha sido muy complejo, estamos día y noche mirando cómo movernos. Le pedimos al público que nos ayude revisando nuestra web con los posibles cambios que puedan haber, porque esto es día tras días. Les pedimos que nuestra actividad, en regiones y comunas, es gratuita, el 80% del público asiste de manera gratuita. Entonces, lo que estamos pidiendo a la gente, ahora que estamos cerca de Navidad, y que algún regalo tenemos que hacer, hagan regalos con sentido y compren entradas, eso sería un gran apoyo para nosotros. Porque lo más complejo ha sido retomar la venta de entradas, porque la incertidumbre de si se hace o no se hace. Eso ha sido lo más complejo, velar cómo podemos llenar las salas que necesitamos con entradas pagadas porque, repito, nuestra programación es gratuito para el 80% del público pero no podemos dejar de contar con eso.
Por otro lado, ha sido complejo con las comunas. Nuestro sistema de financiamiento es público y privado, tenemos una gran base, pero para lograr entender lo que hacemos, llegar a seis regiones, necesitamos al resto de las comunas para hacer crecer el fondo que tenemos. Eso ha sido complejo ahora porque las municipalidades están ocupadas solucionando los temas más concretos en sus propios lugares.
Ha sido un Santiago a Mil de emergencia, complejo, porque hemos vivido en crisis siempre. Recordemos que llevamos 26 años y de ellos, los últimos seis hemos tenido la tranquilidad de tener un presupuesto que nos permitía decir que vamos a estar por dos años más. Durante 20 años, lo hicimos año tras año y el mes de noviembre o diciembre estábamos ya con presupuesto más o menos armado. Para traer artistas internacionales, teníamos que firmar dos años antes. Es importante decir que vivimos en crisis 20 años y esta crisis ha sido tremenda, dolorosa, pero es parte de nuestra realidad. Las artes y las culturas viven en crisis.