Invertir en energías limpias no sólo es una medida para conseguir limitar el calentamiento climático, sino que tiene un rendimiento económico ya que por cada dólar destinado a este tipo de tecnologías se evitará gasta casi tres en combustibles fósiles en el horizonte de 2050.
Esta es una de las principales conclusiones a las que llegó el estudio publicado hoy por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el que fija como objetivo triplicar las partidas para investigación y desarrollo (I+D) en Energías Renovables No Convencionales (ERNC).
En un comunicado de la AIE, su directora ejecutiva María van der Hoeven, resalta que para triplicar los 17.000 millones de dólares que se dedican a I+D se necesita que los gobiernos y el sector privado “trabajen estrechamente” y se centren en las tecnologías con bajas emisiones de dióxido de carbono, como la solar y eólica.
Para ilustrar con ejemplos concretos la contribución que pueden tener este tipo de tecnologías Van der Hoeven citó los paneles solares y las reducciones del consumo de carburante en los automóviles.
En el estudio Perspectivas de ecnologías energéticas 2015, la organización que reúne a los grandes países desarrollados insiste en el carácter “clave” de tecnologías de ruptura para movilizar en la acción para hacer frente al calentamiento climático.
Además, hace notar que pese a algunos reciente éxitos, los progresos en la energía limpia no están a la altura de lo que haría falta para limitar el incremento de temperaturas globales a dos grados centígrados, un nivel que se considera controlable.
La AIE pone el acento en que la I+D por sí solos “son insuficientes para convertir las nuevas tecnologías de ideas a productos comerciales y que los gobiernos tienen un papel importante para “crear las oportunidades iniciales de mercado que envíen una señal” a quienes están detrás de las innovaciones y a los inversores.
Con respecto a eso, sostiene que ese tipo de transformaciones son las han permitido que en algunas regiones del mundo la energía eólica o la solar hayan pasado a ser las de más bajo coste.
De acuerdo con el escenario central de los autores de este estudio, limitar a dos grados el calentamiento global requeriría una reducción de las emisiones de dióxido de carbono en un 40%.