Secciones
Mujer

Ravenna: la dieta de Dilma Rousseff con la que perdió 16 kilos en pocos meses

No fueron los escándalos políticos que afectan a su gobierno la razón por la que la Presidenta de Brasil bajó tanto de peso. Desde agosto pasado, se sometió al sistema de mejoramiento alimentario del médico argentino Máximo Ravenna.

“A Dilma le gusta comer dulces, pero no es el prototipo de persona gorda. Ella fue delgada de joven y fue ganando de peso de a poco, como esas personas que nunca fueron gordas ni tienen obsesión por la comida”, dijo el médico argentino Máximo Ravenna que da nombre a la dieta que hizo la presidenta de Brasil.

Y es que para muchos ha sido comentario obligado cómo ha adelgazado Dilma Roussef. Según cuenta el médico, todo partió hace menos de un año. En agosto de 2014, la Mandataria le preguntó a algunos de sus ministros cómo lo hacían para estar cada vez más flacos. La respuesta: la dieta de Ravenna.

Tras conocer el nombre, Rousseff se sometió a tratamiento en una clínica de Brasilia, donde se aplica el sistema de mejoramiento alimentario.

Según la página web de Máximo Ravenna, la dieta consiste en quitar los hidratos de carbono refinados. Y en pequeñas medidas, son permitidos alimentos de bajo índice glucémico, entre proteínas, frutas, verduras y productos lácteos. El resultado que obtuvo Dilma: 16 kilos menos sumando una rutina de bicicleta. ¿Qué tal?

Notas relacionadas







Este no es otro mural

Este no es otro mural

El arte tiene un poder transformador que a veces olvidamos, porque nos conecta con el territorio, con los otros y con nosotros mismos. Y cuando eso ocurre en el espacio público, no estamos frente a una obra más: estamos frente a una señal poderosa del tipo de ciudad que queremos habitar.

Foto del Columnista Alejandra Valdés Alejandra Valdés



No ha lugar

No ha lugar

Chile tiene estadios gigantes y una constelación de recintos muy pequeños. Y entre medio, poco y nada. El vacío es tan grande que cada evento termina peleando por las mismas pocas canchas, los mismos domos, los mismos parques arrendables, como si estuviéramos en un país que recién empieza a recibir conciertos, no en uno que hace décadas presume un calendario internacional robusto.

Foto del Columnista Mauricio Jürgensen Mauricio Jürgensen