“¿Por qué las chicas mienten sobre su número de parejas sexuales?”. Una pregunta directa que la columnista Judith Duportail intentó responder en Vice México. Su publicación se transformó en uno de los contenidos más compartidos por las redes sociales.
¿Qué tiene de especial? Te lo resumimos:
Según Duportail, “todos estamos de acuerdo en que hacer una lista no tiene sentido. Limitar a algunos hombres a una pequeña línea entre otros nombres sería traicionarlos. Merecen páginas y páginas con sus nombres en fuente tamaño 42 para hacerle justicia al lugar que ocuparon en mi vida”.
En este sentido, la autora explica por qué mienten las mujeres: “No soy el Julian Assange del sexo y no pienso obligarlas a publicar la lista de sus amantes en un estado de Facebook mañana por la mañana. Estoy a favor de la vida privada, de los secretos y del misterio. Aún así me pregunto a qué le tenemos miedo”, asegura.

“¿Todavía seguimos con eso del Don Juan contra la chica fácil? Sí. O hasta peor, creo. Como mujer, siempre estás mal. Si no te acuestas con nadie, eres una frígida; si solo te acuestas con tu novio, anticuada; y si te acuestas con varios tipos, una zorra”, describe.
Duportail asegura que durante una conversación con una joven, esta le dijo que “si los cuento, el número va a ser muy alto y me va a dar miedo. Tal vez suene estúpido lo que voy a decir pero antes creía que cuando terminara mis estudios, iba a pasar el resto de mi vida con el mismo hombre. Y pensar que me he acostado con 40 tipos, aunque casi todos fueron experiencias agradables, me pone triste”.
Sobre esto, la autora recalca que “a mí también me entristece escuchar eso. ¿Acaso ella misma se está tachando de puta? ¿Debería decirle que está mal pensar de esa forma? Me imagino que en su cabeza sigue estando la niña que sueña con el príncipe azul y esta niña está triste”.

En otra conversación con una joven, la autora recalca que a esta no le molestaba decir con cuántos hombres tuvo sexo. “Fácil unos 20. Tiene 27 años de edad, cabello rubio largo y es muy guapa. Cuando llega al café chic donde nos quedamos de ver, todos la ven pasar y ella ni se da cuenta. Después de estar muchos años con la misma persona, ahora está en su fase YOLO (sólo se vive una vez). Algo que no hace feliz a muchos”.
Según la autora, su entrevistada le dijo que “me di cuenta que mis amigos no soportan escuchar a una mujer diciendo que es feliz y que se divierte saliendo con muchos hombres. Antes le contaba todo amigos pero siempre me pedían que ordenara mi vida con comentarios cortantes. Me decían ‘¿Y cuándo te piensas casar?’ o ‘¿no deberías cuidar tu reputación?'”.
Sobre este punto, Duportail asegura que “me da mucha pena escucharla diciendo que no deberíamos expresar nuestra felicidad. Seguro hay momentos en los que se siente muy sola. Mi teoría es que sus amigos están celosos. Así es el sexo. Es imposible sacarlo de contexto. En cuanto empiezas a hablar sobre tu vida sexual, los demás solo pueden pensar en la suya. En sus inseguridades, en sus dudas y en lo que les aportas. Cuando te dan un consejo, no hablan más que de ellos mismos. Pasamos todas la vida teniendo conversaciones en las que oímos a los otros sin escuchar lo que tienen que decir. Buscamos la aprobación de alguien pero ese alguien no nos la puede dar porque está atrapado en sus miedos, como una pierna en unas medias de red”.

“Todavía faltaba responder la gran pregunta. ¿Por qué le mentimos a los hombres? Y sobre todo, ¿por qué le mentimos a nuestros hombres?”, señala la autora.
“No quería perder mi tiempo (ni el de ustedes) interrogando a una serie de machos porque no me importa lo que piensan. Pero ellos se acercaron a mí. Antonio tiene 29 años de edad”, cuenta. Según detalla, el muchacho le contó un par de verdades: ‘Te voy a decir lo que pienso. Me gusta cuando las chicas no son ‘fáciles al principio’. Me gusta saber que la chica me está ofreciendo un privilegio porque acepta dormir conmigo. Me da más valor. Si me doy cuenta que es muy fácil y que ya se tiró a todos en la ciudad, me siento estúpido. Dormir con ella no me da una buena imagen porque le abre las piernas a todo el mundo. No me hace sentir orgulloso. ¿Me explico?”.
Para la autora, “por desgracia existen muchos como Antonio. Valentina, por ejemplo, una morena hermosa con boca grande y lápiz labial color carmín, se topó con uno de esos. Estaba enamorada del amigo de uno de sus amigos. Un jueves por la noche, fue a una fiesta con su amigo y con el tipo que le gustaba. Todos estaban platicando sobre su vida. Durante la conversación, salió a flote que ella no es muy tímida. El tipo que le gustaba de inmediato perdió el interés por Valentina. Su excusa fue: “No sé si es una chica seria o si solo le gusta chupar pitos en fiestas”. Cuánta clase. Como si no pudiéramos ser las dos cosas al mismo tiempo”.

Finalmente, Duportail cuenta la historia de una chica que recientemente se fue vivir con su novio. Según cuenta, ella le explicó que disfruta mucho del sexo casual y cree que vivir con su novio es la única forma para no engañarse. “Hasta los tipos que dicen al principio que les encantan las mujeres libres, al final terminan reprochándotelo”, le explicó.
“Ella y su novio actual se aman mucho pero su novio no puede olvidar el tema. Quiere saber con cuántos hombres se ha acostado Matilda. Quiere el número real y ella se niega a decírselo. ‘Está seguro de que mi vagina está dañada por la cantidad güeyes con los que me he acostado. Tiene una creencia estúpida de la que no se puede deshacer. Según él, mientras más parejas sexuales tienen las mujeres, más se agranda su vagina. Mi novio no es un idiota y no le gusta pensar así pero no lo puede evitar'”.
La autora explica que “Matilda hace lo posible por calmarlo. Es una idea muy arraigada en los hombres. Creen que tu vagina está desgastada si te han penetrado muchos hombres. Pero cuando se trata de su pene, no creen que provoque ningún daño“.