Una estrategia discreta, persistente y altamente coordinada entre el Gobierno de Chile, la industria minera y sus principales clientes en Estados Unidos evitó lo que pudo haber sido un duro golpe para la economía nacional: la imposición de aranceles a las importaciones de cobre chileno por parte del gobierno estadounidense.
Así lo relató el ministro de Hacienda, Mario Marcel, en su intervención en el foro en la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa).
El secretario de Estado relató que desde febrero de este año, en medio de crecientes tensiones comerciales globales y señales de proteccionismo por parte de la administración norteamericana, Chile desplegó una ofensiva técnica y diplomática.
El objetivo: proteger los intereses de la industria minera nacional y asegurar la continuidad del comercio fluido con su principal socio comercial.
Según detalló en su presentación ante los empresarios, el plan combinó gestiones a nivel bilateral con agencias clave del gobierno estadounidense —incluyendo el Departamento de Comercio, la Oficina del Representante de Comercio (USTR) y el Tesoro— con una intensa agenda de reuniones con el sector privado de ambos países.
“Frente al riesgo de un arancel a las importaciones de cobre desde Estados Unidos, Chile siguió una estrategia bien estructurada, coordinada y cautelosa, articulada con la industria minera chilena y de Estados Unidos, así como con nuestros principales clientes en EE.UU”, dijo en su presentación.
Coordinación con empresas clave
En abril, el Ministerio de Hacienda sostuvo reuniones con compañías compradoras de cobre en EE.UU. y con empresas que utilizan este insumo en sectores estratégicos como la manufactura, telecomunicaciones, defensa y transporte. El mensaje fue claro: un arancel no solo perjudicaría a Chile, sino que también tendría efectos adversos para industrias estadounidenses altamente dependientes del cobre chileno.
Además, se presentó evidencia técnica que cuestionaba la justificación de seguridad nacional invocada por el gobierno norteamericano, uno de los caminos más usados en la administración actual para imponer restricciones comerciales bajo la Sección 232.
El resultado fue contundente, ya que hasta ahora, no se han aplicado aranceles a las importaciones de cobre chileno. Y aunque las negociaciones formales con USTR siguen activas en temas no relacionados con el cobre, se considera que el precedente y la experiencia acumulada serán clave para enfrentar futuros desafíos.
Evitar el impacto
La estrategia no solo evitó un potencial perjuicio económico para la minería – por ahora- sino que también sentó un precedente sobre cómo Chile puede defender sus intereses comerciales en un contexto global cada vez más incierto.
Con el cobre representando cerca del 50% de las exportaciones chilenas, cualquier distorsión en el acceso al mercado estadounidense habría tenido consecuencias significativas para el crecimiento, el empleo y la estabilidad fiscal del país.
“El proceso de negociación con Estados Unidos no ha concluido. Chile sigue negociando los temas generales (No-Cobre) con USTR estos días. No pueden descartarse nuevos desarrollos en el futuro, pero la experiencia obtenida será fundamental para enfrentar nuevos desafíos.”, dijo el ministro.
