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Luis Gnecco: “La historia de Carlo Siri es la de un valiente”

Radicado en Madrid desde comienzos de año, el actor chileno habla con EL DÍNAMO de su “duro” presente y del preestreno de “La Fuente”, donde interpreta al dueño de la icónica La Antigua Fuente, destruida en el estallido social de octubre de 2019. “A este gallo le pegaron con un extintor en la cabeza, estuvo a punto de morir”, cuenta. ¿Su expectativa? “Las películas no cambian el mundo, pero pueden motivar una conversación”, dice.

La trayectoria de Luis Gnecco siempre ha oscilado entre el humor y el drama, entre la exposición y la introspección. Hoy, radicado en Europa, conversa con EL DÍNAMO a propósito de La Fuente, película de Daniel Vivanco inspirada en la historia de Carlo Siri, dueño de un icónico restaurante que enfrentó la violencia del estallido social. Gnecco habla del oficio, de la madurez y de la necesidad de mirar el país con más distancia.

Vive en España desde principio de año, justo después de filmar La Fuente: “Grabé la película y me fui. Cerré mis cosas en Santiago y me fui”, cuenta uno de los actores locales más reconocidos en el exterior sobre el inicio de su nueva etapa profesional centrada en proyectos internacionales.

—¿Cómo ha sido este año en España?
Duro. Es duro porque el mercado español no es lo más abierto del mundo… Hay que golpear puertas, hacer pruebas… He hecho cositas chicas, una cosa en Barcelona, otra en Madrid, una cosita chica en Italia, una peli en México. Pero es la plataforma donde hay que estar… Cuando tú dices que estás en Chile es literalmente estar en el fondo del mundo, es viajar 12 horas donde sea, y para papeles más chicos ya definitivamente no te consideran.

—Después de Prófugos se esperaba tu internacionalización.
—Sí. Fue como una explosión. Con Prófugos cambió mi casting. Yo antes hacía cuestiones de comedia, y desde ahí comencé con roles más dramáticos y con mi larga carrera eclesiástica… He hecho un montón de curas (ríe). Y, bueno, ya tengo 63 años. Entonces, activo, activo, con ofertas interesantes… ¿me quedarán quince años? Tenía que hacerlo luego.

 –¿Por qué costó tanto dar ese paso?
Porque todavía había camino que recorrer. Igual lo pensé muchas veces. Tengo amigos que lo hicieron antes, como Oscar Martínez, que a los 70 cerró su boliche en Buenos Aires y se fue a España. Le costó, pero lo hizo. No es fácil, pero hay que estar dispuesto a pasar el chaparrón.

–¿Y cómo es la vida allá?
–Comparto un espacio mínimo, como casi todos los actores que comienzan en otro país. Hay que ajustarse. Pero me gusta estar en movimiento, no quedarme quieto.

Película con crowdfunding

Tras el paso por un reality de cocina y un proyecto fílmico internacional sobre Borges, el protagonista de cintas como El Bosque de Karadima fue contactado por el director nacional Daniel Vivanco (El mal trato, 2015) para protagonizar La Fuente. La película se financió gracias a una campaña de crowdfunding y aunque su estreno en salas será en diciembre, el próximo 16 de octubre se realizará un prestreno en el Teatro Oriente donde asistirán los que la financiaron con sus donaciones. En el filme, Gnecco encarnará el lado más íntimo del propietario del icónico restaurant La Antigua Fuente, Carlo Siri.

Practicante de artes marciales, en medio de un proceso de divorcio y en litigio con su padre, el retrato de Siri mezclará imágenes de ficción con otras reales:

“Conozco la película, aunque todavía no he visto la copia final. Tiene color, sonido, todo eso, y uno se pregunta: ¿cómo llegamos a esto? Es impactante verla, porque están las imágenes documentales que grabó el mismo Siri y también las que grabó el director, que salió a hacer otro reportaje en esa época. Están usadas de una manera especial en la película. Es fuerte. Uno ve eso y dice: wow, ¿por qué se nos descuajeringó la brújula tanto?”, dice el actor. Y agrega: “Se ve cómo salió Siri con su katana de madera a decirles: oye, chiquillos, por favor, no me hagan tira el negocio. O sea, estuvieron a punto de matarlo. A este gallo le pegaron con un extintor en la cabeza, estuvo a punto de morir”.

–¿Cómo viviste el estallido de 2019?
Desde mi casa. No soy de salir a protestar. Yo no salgo ni a la esquina. La única vez que lo hice fue en la campaña del No. En 2019 estaba preocupado por mi familia, por mis hijos, porque podía pasar cualquier cosa. No me gusta esa energía violenta, ni la exaltación. Me parece medio ridículo ese entusiasmo carnavalesco. Prefiero observar, reflexionar (…) Creo que los actores tenemos que hablar de nuestro trabajo, no de política. Uno a veces cae en la tentación de opinar y termina diciendo tonteras. Hay que aprender a guardar silencio.

La Fuente sí tiene un contexto político claro. De hecho, la muestran en octubre.
Claro, pero distinto. El estreno oficial será en diciembre, este es un preestreno. Y no es un proyecto político; es una película que aborda una historia humana en un contexto político. Me gustan las historias contingentes, valientes. La historia de Carlo Siri lo es: un hombre con un restaurante popular en medio del estallido social que lo destruye. Es un valiente. Y me atrae esa ironía del destino. Hay una injusticia ahí, porque más allá de cómo se califique el movimiento social, hubo gente que perdió todo. Esa asimetría me conmovió.

–¿Se reconoce en esa injusticia?
Sí. Yo también viví una situación injusta y la veo así ahora. Y me conmueve cuando veo otras. Lo del señor Tocornal (objeto de una denuncia falsa de abuso sexual contra sus hijos), por ejemplo, me tocó mucho. A medida que uno cumple años se vuelve más sensible. En el cine, las historias de injusticia son épicas. Gente que resiste, que defiende lo suyo, aunque no pueda ganar.

A nivel personal, Luis Gnecco alude a la acusación de violencia intrafamiliar (VIF) en 2021 a raíz de denuncias de su ex pareja. Aunque la causa terminó en una suspensión condicional, tuvo consecuencias laborales para el actor: fue apartado de su rol como jurado en Got Talent Chile —programa de Mega—, perdió contratos publicitarios con una marca de yogurt y en redes sociales fue sujeto de funas y cancelación.

–¿Qué espera que genere La Fuente?
Las películas no cambian el mundo. Pero pueden motivar conversaciones. Me gustaría que La Fuente hiciera eso. Que la gente se preguntara por qué llegamos a ese punto, por qué se descompuso tanto la brújula. ¿Qué pasó con nuestra capacidad de diálogo? ¿Cómo permitimos esa violencia? Las demandas originales eran legítimas, pero nada se solucionó. Y lo único que quedó fue la destrucción.

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