Un civil murió y trece más resultaron heridos este martes 21 de agosto por la explosión de una bomba accionada por control remoto en la convulsa ciudad de Quetta, en el oeste de Pakistán, informó una fuente policial.
La explosión ocurrió poco antes del mediodía local y su objetivo era un convoy de vehículos del Frontier Corps (FC), cuerpo paramilitar de guardia de fronteras con fuerte presencia en la provincia de Baluchistán, de la que Quetta es capital.
Según un responsable policial local, Amin Khan, los miembros del FC salieron ilesos, pero al menos tres mujeres y cuatro menores están entre los heridos en el atentado, cuya autoría no había sido reivindicada a primera hora de la tarde.
Baluchistán es la provincia más extensa de Pakistán pero también la más despoblada y empobrecida, pese a contar con grandes recursos naturales como gas y minerales.
En la región operan desde hace décadas varios grupos armados que luchan por la secesión o por una mayor autonomía, y recurren a atentados contra las instituciones públicas y a asesinatos de trabajadores de etnias distintas a la baluchi.
En el norte de esta provincia limítrofe con Irán y Afganistán encuentran refugio también facciones talibanes y otros grupos yihadistas.
El primer ministro de Pakistán, Rajá Pervez Ashraf, declaró el mes pasado que “Baluchistán es una prioridad” para el Ejecutivo que lidera e instó a los líderes de la etnia baluchi a conversar con el Gobierno central para frenar la creciente violencia en la región.
