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Chile y el mundo

Mientras la guerra no da tregua en numerosos países del mundo, con un Estado Islámico dejando una fatídica estela de muerte, mientras anualmente mueren de hambre 5,6 millones de niños en Africa, mientras todo esto y mucho más acontece en el resto del mundo, reconozcamos el valor de que en Chile estemos discutiendo (entre todos) sobre cómo educar mejor, cómo formamos una familia para que sus integrantes se sientan queridos y protegidos, sobre cómo evitar dañar aun más el planeta.

Mientras en México se comete un oscuro y horroroso crimen colectivo, sin saber todavía el alcance de las reacciones por la indignación que esto ha causado sea cual sea la verdad de lo que finalmente se descubra, mientras en Venezuela los asesinatos son el pan de cada día, mientras en Cuba no hay, digámoslo amablemente, una democracia ejemplar.

Cuando al otro lado de los Andes hay confusión, corrupción e incapacidad siquiera para vislumbrar una solución a mediano plazo, mientras las economías de Europa y los Estados Unidos se ven envueltas en multimillonarios y serios problemas.

Mientras la guerra no da tregua en numerosos países del mundo, con un Estado Islámico dejando una fatídica estela de muerte, mientras anualmente mueren de hambre 5,6 millones de niños en Africa, mientras todo esto y mucho más acontece en el resto del mundo, reconozcamos el valor de que en Chile estemos discutiendo (entre todos) sobre cómo educar mejor,  cómo formamos una familia para que sus integrantes se sientan queridos y protegidos, sobre cómo evitar dañar aun más el planeta.

Donde se discute, con altura de miras y respetando las diversas argumentaciones por esclarecer y dar su verdadero valor a la Vida, (todo esto,sin pretender desestimar el serio problema de la delincuencia junto a la “desaceleración” quizás inevitable y necesaria para remontar una cuesta de dificultosas  y escarpadas curvas)  y dónde finalmente, oposición y gobierno tratan, discurren y confieren al entendimiento -quiero creerlo- una importancia ineludible para seguir avanzando en lo que a todo chileno bien nacido le interesa al final del día: el bien del país.

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