
El panorama mundial está experimentando cambios profundos. Tras la hegemonía de Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría, han proliferado distintas voces y luchas en el mundo. El surgimiento de BRICS, liderados por China, plantea un desafío a los viejos líderes y refleja un proceso de multipolaridad internacional que ha entrado en constante evolución. Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el equilibrio global se está volviendo a configurar. Viejas tensiones se mantienen vigentes, como las guerras tradicionales, y nuevos actores emergen.
En EL DÍNAMO contactamos a analistas internacionales para intentar entender el panorama global actual y hacia dónde se dirige el mundo que enfrenta cada vez más nuevas aristas.
Estados Unidos: la intención de recuperar lo perdido
La creciente multipolaridad hizo que Estados Unidos perdiera la hegemonía global. No es un fenómeno nuevo, con las apariciones de China y Rusia como su principal competencia. El fenómeno había seguido su curso normal hasta la reaparición de un actor clave en la Casa Blanca: Donald Trump.
Esto se suma a que el contexto en el que participa el actual presidente de Estados Unidos es distinto al que enfrentó en 2016.
“Está operando en un escenario donde hay cada vez más desconfianza en los Estados Unidos, donde hay cada vez más incertidumbre respecto al liderazgo que tiene”, dice a EL DÍNAMO Guido Larson, académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo. “Hay muchos problemas asociados a la relación que existe entre Estados Unidos como representante del sistema económico mundial y a la serie de crisis económicas que experimentamos”, agrega.
Los focos se están devolviendo a Washington con Trump. En los poco más de tres meses que lleva en el gobierno se ha caracterizado por una política exterior agresiva y unilateral. Además, se ha volcado hacia el proteccionismo, condicionando fuertemente la cooperación con sus aliados.
“Trump tiene varias características que hacen que su influencia sea ambigua. Primero porque es una persona con un temperamento volátil, por ende, altamente impredecible. En alguna medida su panorama político es simplificado, pero con el sentido de volcarse a cuestiones de orden interno”, comenta Larson.
El cambio en las relaciones internacionales es inminente. Sin embargo, para el analista internacional de la Universidad Central y ex embajador del Servicio Exterior de Chile, Samuel Fernández, el camino no es claro: “Todavía no es posible decir si parte de lo que está diciendo y lo que está impulsando Trump de manera muy poderosa, con todo el peso de Estados Unidos, va a tener resultados. Tenemos que tener muy claro que, algunos de los objetivos precisos invocados exactamente por Trump, muchos son verdaderamente impracticables”.
Algunos de estos casos son la anexión de Canadá como el estado número 51 de Estados Unidos o tomar el control absoluto de Groenlandia.
Para Fernández, este actuar es una estrategia. “Se sabe que eso es imposible. Seguramente él, como buen negociador, lo sabe. Pero si lo está buscando así, no tiene éxito. Y va a ser un fracaso, dejando muchos heridos en el camino”, concluye el ex embajador. “Mientras tanto eso puede ser una técnica negociadora que busca ese exceso para luego retroceder a lo que verdaderamente le importa”, agrega.
El mecanismo principal que ha usado Washington en este tiempo ha sido el aumento de aranceles a distintos productos. De hecho, el pasado 2 de abril fue bautizado por la administración de Trump como el Día de la Liberación. En dicha jornada se hicieron efectivas distintas elevaciones de aranceles que remecieron el sistema económico global.
“El aumento de los aranceles va a tener una respuesta igual o incluso mayor como está sucediendo y eso echa a perder el comercio. Allí es donde puede haber consecuencias de manera muy drástica para el propio electorado americano que lo apoya y que le hace más cara la vida. Todo lo que significa una renuncia de Trump a la mundialización y a los procesos integradores va a ser una política de predominio norteamericano mediante la política extrema de aranceles”, explica el ex embajador.
La respuesta china ocurrió solo un par de días después. El gigante asiático impuso tarifas del 34% a todas las importaciones de productos estadounidenses, lo que entrará en efecto a partir del 10 de abril. Los temores por una recesión económica se acrecientan, con mercados que han exhibido una tendencia a la baja.
“Esta cortina de acciones, de esta gran variedad, ha creado un anticuerpo muy fuerte anti norteamericano y anti Trump”, clarifica Fernández.
La mentalidad empresarial ha hecho a Trump incluir en sus políticas a poderosos magnates que hoy incluso ocupan cargos gubernamentales. Sin ir más lejos, el principal apuntado es Elon Musk, quien a través de la red social X ha influenciado no solo la opinión interna en Estados Unidos, sino incluso en otros Estados soberanos. “Hay una vasta tradición en Estados Unidos de una relación muy íntima entre dinero y política”, explica Larson.
Los multimillonarios han logrado incidir incluso en razones de Estado, como puede ser la carrera espacial con Jeff Bezos o la creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental administrado por Musk. La ocupación del sillón presidencial por parte de Trump ha permitido llevarlos al poder, aunque eso podría cambiar. “Son inmensos, pero ellos tienen tan claras las prioridades que por el momento están aplaudiendo y han apoyado a Trump y él los considera”, indica el analista internacional de la Universidad Central, Samuel Fenández. “El día que empiece esto a variar y a tener un resultado diferente, yo creo que van a empezar a desilusionarse y va a haber una crítica”.
China, dimensionando nuevamente a su principal rival
China, tras este modo de actuar estadounidense, ha perdido el foco que logró alcanzar en los últimos años. En 2009, bajo el alero chino, nacían los BRICS, un acuerdo en el que participaron la misma China, Rusia, Brasil e India, acompañados rápidamente por Sudáfrica. Hoy esta agrupación es uno de los objetivos prioritarios a debilitar en la administración Trump, por su rápido alcance de influencia global en menos de 20 años.
“China no ha apuntado sus deseos de presentar alternativas al sistema hegemónico mundial. Esas alternativas, cuando uno las mira bajo el prisma del BRICS, se traducen en el intento, por ejemplo, de levantar nuevos sistemas financieros”, alerta Guido Larson.
Múltiples alternativas se han planteado en reuniones del conglomerado con el objetivo de reducir la dependencia al dólar estadounidense. Entre estas propuestas se encuentra la de generar una moneda común o regularizar criptomonedas. No obstante, los intentos de generar alternativas al sistema financiero todavía no se han materializado.
El escenario actual es muy distinto al momento de mayor crecimiento chino. Con un comercio más estable supieron generar crecimiento económico en sus relaciones internacionales, pero los remezones recientes lo obligan a endurecer sus restricciones a inversiones norteamericanas. Como nunca antes, China y su mandatario, Xi Jinping, está comenzando a ser cuestionada, incluso entre sus propios pares.
El gigante asiático no le teme al tira y afloja de Estados Unidos que está dirigiendo al mundo hacia una incertidumbre global. Sus tensiones con Taiwán son prueba de ello, isla que tiene un interés de ambos países por su ubicación, las rutas comerciales que permitiría mantener y controlar la empresa con mayor producción de chips a nivel internacional.
En contraparte de lo que propone hoy Trump en Estados Unidos, China ha ido exhibiendo ambiciones de expansionismo. Esto no solo genera roces con occidente, sino que también entre sus propios aliados.
“Hay un elemento de asimetría en esta alianza informal (BRICS), pero creo que marca pulso, tendencia y direccionalidad en un intento chino bien declarado y abierto de presentar una alternativa a nivel económico, geopolítico y estratégico de aquel sistema que lidera con muchos problemas los Estados Unidos”, concluye el académico de la UDD.
El reordenamiento global que impulsa China ahora tiene nuevamente a un retador agresivo. A pesar de que hoy se ve lejano un guerra directa entre ambos países, el aumento de las tensiones va generando un ambiente de recelo a nivel internacional. Si Xi Jinping quiere seguir empujando la geopolítica global, creen los analistas, tendrá que tomar decisiones tajantes que hagan perder peso a Washington.
Guerras armadas: los conflictos que se niegan a morir
Las grandes tensiones de las potencias se reflejan en los conflictos bélicos, en los que incluso está latente la amenaza del uso de armas de destrucción masiva, específicamente las armas nucleares.
Actualmente las guerras tienen un sentido más de influencia que otra cosa en el tablero global. El panorama bélico se ha vuelto más complejo, donde otros canales han comenzado a predominar en el mundo: guerras económicas, cibernéticas, de desinformación, entre otros. Sin embargo, a pesar de los cambios en la naturaleza de la guerra, el choque convencional sigue representando una amenaza significativa.
“Yo creo que económicamente acentúan los riesgos e incertidumbres. En general los mercados son muy alérgicos a escenarios de incertidumbre”, dice Guido Larson.
Esta incertidumbre ha tenido dos grandes focos: la guerra Rusia-Ucrania y la guerra Palestina-Israel. Ambas han tenido un denominador común, que ha sido el debilitamiento de las organizaciones internacionales. La ONU ha sido calificada como un árbitro sin poder real por el derecho de veto de las potencias que ha impedido actuar en momentos decisivos. La OTAN, por su parte, ha robustecido su número de integrantes, pero han surgido controversias respecto a si es una provocación a la posición rusa.
La aparición de la Organización de Cooperación de Shanghái como alternativa a la OTAN ha propiciado el declive del orden occidental. Bien se ha visto reflejado a ello en el enfrentamiento protagonizado por Israel.
El mundo multipolar y fragmentado ha hecho que hoy las guerras tradicionales tengan menos protagonismo en comparación a antaño. Sin embargo, siguen marcando pauta y demuestran hacia dónde se dirigen los intereses de los actores globales.
Medio Oriente: el puente entre oriente y occidente
“La situación en Medio Oriente es muy compleja. El cambio en el tablero geopolítico de Medio Oriente fue impresionante a partir del 2023, me refiero al ataque de Hamás contra Israel”, así comienza explicando María José Pérez Rodillo, periodista y analista internacional. La caída de Bashar al Asad en Siria en diciembre de 2024 fue el otro hecho que marca el presente de la región.
Medio Oriente es una de las zonas que más actividad tiene en lo que respecta a guerras, choque de intereses y del proceso de fragmentación que venía manifestando el mundo. El ya mencionado conflicto en Gaza, la presencia de los talibanes y su control en Afganistán o la guerra civil en Yemen son algunos de los puntos de interés que reflejan aquello.
La región presenta tensiones religiosas y étnicas. Medio Oriente no solo tiene presencia árabe, sino de turcos, kurdos y persas.
“Es una zona del mundo que tiene una ubicación estratégica, ya que es el puente entre occidente y oriente. Eso hace que pasen rutas comerciales, gasoductos, oleoductos, etcétera”, explica la analista internacional sobre la situación en Medio Oriente. “Es una zona tremendamente rica también en hidrocarburos. Quizás no es el caso particular de Palestina e Israel, pero están rodeados de muchas potencias energéticas”.
Hoy el foco, como es de esperarse, está en la lucha entre Israel y Hamás. La lucha armada, que registra más de 50 mil muertos, tiene una fuerte injerencia por parte de Estados Unidos a favor del gobierno israelí. “Conociendo su importancia geoestratégica y su importancia energética, obviamente (Estados Unidos) quiere que haya una cierta estabilidad”, explica la también periodista.
Fuera de ellos, uno de los actores más importantes de la región es Irán. Es el líder del eje de resistencia, que tiene a los ya mencionados Hamás, junto a los hutíes, a Hezbolá, entre otros. “Lo que haga o deje de hacer Irán repercute en el resto del Medio Oriente. Yo lo explico de esta manera: es un pulpo con muchos tentáculos y con estos logra influir en el resto del territorio”, añade la analista. La experta además separa el poderío de influencia de Irán con el aislacionismo al que se ha volcado Afganistán.
El futuro de Medio Oriente está entre estos dos grandes actores con mayor poder de influencia. Quien se imponga en el conflicto determinará el rumbo que el sector tome, especula sobre el futuro Pérez Rodillo.
La triada en América Latina: narcotráfico, crimen organizado e inmigración
Latinoamérica, por su parte, enfrenta tres grandes pilares: el narcotráfico, el crimen organizado y la inmigración. El caso de Venezuela, con el éxodo masivo de sus ciudadanos, gatilló un proceso que presenta particularidades en la región. Paralelamente a este fenómeno, el narcotráfico y el crimen organizado han podido incrustarse en distintos puntos del continente, ampliando sus zonas de influencia.
Sin embargo, Pérez Rodillo indica que es un fenómeno global con presencia en la región: “Es un problema que está afectando a Latinoamérica, pero la verdad es que el crimen organizado y la inmigración son fenómenos que realmente están afectando a gran parte del planeta”.
La migración en los últimos veinte años se ha prácticamente duplicado en América Latina. La particularidad es que, porcentualmente, la migración en la región ha sido notoriamente mayor a nivel interregional que extrarregional. A partir de ese fenómeno, la preocupación en los otros dos procesos -narcotráfico y crimen organizado- ha crecido en los países latinoamericanos.
“El crimen organizado, entendido como estos grupos que además han conseguido, sobre todo en el caso de Latinoamérica, penetrar en muchos estados y gobiernos. Por ejemplo México, donde la corrupción y el nivel de relación entre estas bandas criminales y funcionarios públicos es impresionante. Lo mismo en el caso colombiano y para qué decir el venezolano”, añade Pérez Rodillo.
En Chile no somos ajenos a estos fenómenos. Según el informe de estimación de personas extranjeras hecho por el Servicio Nacional de Migración y el INE, al 31 de diciembre de 2023 se estimó que 1.918.583 personas extranjeras residen en el país. La temática está insertada en el debate público, ad portas de una nueva carrera presidencial.
“En algunos temas tal vez se consiga, en temas de inicios, de soberanía, en temas más permanentes de fin, de desarrollo, de tecnología, de cambio… Pero el resto, no hay una política que siga en el tiempo largamente. Están todas supeditadas a la ocupación del momento”, concluye el ex embajador. El futuro, chileno y de la región, se irá delineando gracias a las personalidades.