La investigación por el robo de las joyas de la corona en el Museo del Louvre dio un giro decisivo esta semana, luego de que la policía francesa arrestara al cuarto sospechoso y último miembro del grupo buscado por el atraco ocurrido el 19 de octubre. El sospechoso, originario de Aubervilliers, fue detenido en la ciudad de Laval por efectivos de la brigada de represión del bandidaje.
Actualmente el detenido permanece en dependencias de la Dirección de Policía Judicial de la Prefectura de Policía de París, bajo cargos de “robo organizado” y “conspiración criminal“, en cumplimiento de una orden emitida por los jueces de instrucción.
Su arresto se suma al de otras tres personas —un hombre y dos mujeres de 31 y 40 años— capturadas en la misma operación, según informó la Fiscalía de París. Con esta detención, la policía considera desmantelado al comando operativo que ejecutó lo que ya se conoce como “el robo del siglo”.
La investigación avanzó gracias a rastros genéticos hallados en el museo y en los objetos abandonados durante la huida. En una de las vitrinas rotas se encontró el ADN del primer sospechoso, Abdoulaye N., también conocido en YouTube como Doudou Cross Bitume. Este taxista sin licencia, con antecedentes por robo con agravantes, reconoció haber participado en el golpe “a instancias de desconocidos”.
El rastro genético de otro de los presuntos implicados también fue identificado en una de las dos scooters utilizadas para escapar.
Un tercer miembro del grupo fue capturado el 29 de octubre y posteriormente encarcelado. Procedente de Seine-Saint-Denis, acumula once condenas por una “delincuencia polifacética” que incluye violencia, infracciones de tráfico y cerca de una decena de robos agravados. Ya había sido condenado en 2015 en un caso de robo junto a uno de los primeros detenidos.
La investigación que terminó con la detención del cuarto sospechoso del robo del Louvre
Para la fiscal de París, Laure Beccuau, los perfiles de los implicados revelan una transformación en la criminalidad local: “Eran todos vecinos; todos vivían aproximadamente en Seine-Saint-Denis“. Según explicó, “lo que estamos viendo ahora son perfiles poco conocidos en el mundo del crimen organizado, pero que ascienden rápidamente hasta involucrarse en delitos de extrema gravedad”.
Las joyas robadas —diademas, broches y collares con diamantes y piedras preciosas, valoradas en unos 88 millones de euros— siguen sin aparecer. La corona de la emperatriz María Eugenia fue hallada destrozada durante la fuga.
Mientras los servicios secretos franceses no descartan la posible participación de actores extranjeros, dos jueces de instrucción parisinos continúan encabezando la investigación judicial impulsada por la sección JIRS de la Fiscalía de París.