Otro año sin mayores novedades y perdido para la industria cinematográfica chilena.
En total, se estrenaron 217 películas, de la cuales 42 fueron chilenas (19,35%), lo que es un buen índice cuantitativo, con respecto a años anteriores, pero no puede decirse lo mismo en cuanto a calidad. Sólo una de esas películas (Fuerzas especiales, de José Miguel Zúñiga) superó los 100.000 espectadores. La mejor en sentido absoluto, esto es La danza de la realidad (de Alejandro Jodorowsky) llegó apenas a 10.913.
Con respecto a películas extranjeras, casi todos los estrenos son producciones estadounidenses, como si no existiera cine de otro origen (lo que confirma el monopolio de la distribución) y los mayores éxitos de taquilla son producciones para niños (lo que confirma, a su vez, que el cine sigue siendo la mejor entretención para la familia). O si no, forman parte de secuelas (como Los juegos del hambre, El sorprendente hombre araña, X-Men y Capitán América) o de las nuevas series recién estrenadas: Divergente, Maze Runner: correr o morir, El dador de recuerdos.
En suma, estamos ante un fenómeno de público cautivo. El cine como séptimo arte está relegado a un segundo lugar pero, felizmente, encuentra espacio en las multisalas. El cine ha vuelto a sus orígenes: es, por sobre todo, entretención.
Lo que no quiere decir que el buen cine no entretenga.
De hecho, para mí la mejor película fue “Ella” (Her, de Spike Jonze) que muestra un futuro próximo inquietante, con la mujer reducida no sólo a un objeto, sino a una compañía virtual que entrega satisfacción total sin compromisos de ningún tipo. ¡Sí! ¡Inquietante, pero creíble!
Incluyo a continuación sólo las películas que superaron los 100.000 espectadores. El comentario de éstas puede leerse aquí.
