El medio ambiente nos provee de una cantidad bienes y servicios, tales como cultivos, servicios para el desarrollo de la ganadería, la pesca y la acuicultura, así como alimentos silvestres, fibras, madera, algodón y biocombustibles, agua dulce, recursos genéticos, sustancias químicas, medicamentos naturales y farmacéuticos, entre muchos más.
El medio ambiente es responsable de las excepcionales condiciones que el planeta tiene para sustentar la vida a través de la regulación de la calidad del aire y el clima secuestrando dióxido de carbono en los bosques, purificando el agua y tratando desechos por medio de humedales y micro-organismos. Regula los flujos de agua por medio del suelo y planicies, y protege contra amenazas naturales a través de manglares y arrecifes. La vegetación controla la erosión, y depredadores como murciélagos, sapos y serpientes se encargan de regular enfermedades y pestes, mientras que especies como las abejas son algunas de las responsables del valioso proceso de polinización. Es responsable de que se descomponga la materia orgánica ayudando a fertilizar los suelos, que se produzca oxigeno necesario para todos los organismos vivos, y mueve el agua en un ciclo virtuoso entresuelo, plantas, cursos de agua, aire, y precipitaciones que nuevamente le traen al suelo.
El medio ambiente nos recrea al ponernos en contacto con especies, paisajes, olores, sonidos y colores, tiene valor espiritual y religioso, crea espacios de educación y algunos le asignan valores éticos e incluso existenciales.
Aún así, nada de lo anteriormente expuesto es suficiente. Como sociedad, tendemos a dar por sentado todo lo que diariamente recibimos del medio ambiente y los ecosistemas de los que dependemos en cada rincón del planeta. No dimensionamos que cada recurso que nos provee es finito, y por ende, si no cuidamos y seguimos viendo como un “grupo de interés” más al cual dirigirse, el bienestar del que gozamos gracias a él tendrá un dramático cambio de rumbo.
Si nos acotamos a la gestión para la sustentabilidad, hoy el medio ambiente ya dejó de ser mal entendido como una dimensión más que se une a otra social y una económica, las cuales se interceptan para representar el desarrollo sustentable. Sino que existe consenso en el mundo académico y especialista en que la dimensión ambiental es la más amplia de todas y dentro de ella se incluye lo social, que a su vez integra un elemento más pequeño: el económico. Seguro esto espantará a los tradicionales defensores de un modelo de desarrollo en el que priman las utilidades generadas sirviéndose de los otros dos factores, modelo que para muchos es exitoso y ha dado más beneficios que impactos, pero que de ninguna forma es sustentable.
El medio ambiente siempre le ha dado soporte a las sociedades, las cuales no pueden subsistir sin éste, al igual que a cualquier modelo económico, los que se han abastecido y aprovechado, gratuitamente hasta la fecha, de lo que la naturaleza les provee. Pero todo tiene su fecha de caducidad.
Por lo mismo, es hora de abrir los ojos y asumirlo: el medio ambiente está por todas partes, todo lo que se nos ocurra depende de él; entendamos que nuestra subsistencia está subyugada a la eterna e insuperable dependencia del medio ambiente y que el modelo de desarrollo que necesitamos para hoy y nuestras futuras generaciones será aquél que cuide y entienda la amplitud de lo que nos rodea.