El Salvador… Urgente! la dictadura de Nayib Bukele se consolida tras la aprobación de la reelección indefinida, con el 95% de los votos del congreso.
Este asesinato de la democracia, en todo caso, no es de ahora, se viene fraguando desde el momento mismo de su llegada al poder en junio de 2019, y tuvo su ritual de iniciación pública el 9 de febrero de 2020, cuando el Presidente entró en el Salón Azul del Congreso rodeado de militares para forzar la aprobación de un préstamo para financiar el plan de control territorial que lo ha hecho famoso en el mundo entero. La prensa independiente (elfaro.net) ha documentado de manera irrefutable que Bukele entró al poder con un pacto de paz con las pandillas. Esa paz terminó de golpe el sábado 26 de marzo de 2022 por razones no del todo claras. Ese día las Maras Salvatrucha (MS13) y Barrio 18 mataron a 62 personas y declararon la guerra al Gobierno.
Desde entonces Bukele gobierna bajo un régimen de excepción constitucional que le permite, entre tantas otras cosas, hacer detenciones sin orden judicial.
Lo que sigue es historia conocida: cárceles express, ultra modernas y de régimen severo; aumento explosivo de presos (1,7% de la población, tasa más alta del mundo, seguido por Cuba y Ruanda), sin importar en qué casos hubo un proceso judicial justo, y, lo que es indesmentible, la liberación de las calles y barrios que por años vivieron bajo el terror de las pandillas asesinas.
Nayib Bukele acertó con su medicina en el dolor más grande de sus conciudadanos, la seguridad, y eso le dio, o cree que le dio, un salvoconducto para hacer lo que quiera. Y hasta aquí aún cuenta con el respaldo ciudadano, porque todavía su dictadura es mejor que el país administrado de facto por esos criminales tatuados y rapados.
Sigamos con la cronología: en febrero del ‘24 gana las elecciones con un 84% de los votos y con 58 de los 60 escaños legislativos. Perdón el detalle, pero esa reelección ya era inconstitucional porque expresamente estaba prohibida en la legislación vigente. Pero para qué nos vamos a quedar en anécdotas, si la población penal seguía creciendo y El Salvador dormía en paz…
¿Qué debemos aprender de este camino tantas veces repetido, estudiado y descrito?
Esto pasa siempre, pero siempre que alguien se da un cheque en blanco a líderes que nos hablan de miedo y a la vez nos dan las soluciones inmediatas. Es el simplismo populista que insiste que “todo” se soluciona haciendo tal o cual cosa.
Y no quiero hacerme el vivo pasando mensajitos subliminales. Lo aclaro: no me refiero a Kast, porque si bien hay trazos de autoritarismo en su historia política y en la creación de su partido, hoy se ve un intento de evolución.
Si le creemos al Presidente Boric que respeta las Fuerzas Armadas, y yo le creo, entonces tenemos que dejar en la memoria sus agresiones a las mismas (en la memoria no significa borrarlas, más bien tenerlas siempre a mano para constatar la honestidad de la evolución).
Además, JAK no tiene el monop
Además, JAK no tiene el monopolio de la oferta carcelaria como la pócima mágica: Matthei no le va en zaga, y hasta a la propia Jennette Jara le escuché el otro día decir que la economía y la seguridad son los ejes de su campaña.
Este acto de confianza, extrema si se quiere, tiene mucho de “arar con los bueyes que tenemos”, porque de lo contrario jamás avanzaremos, a la espera de la llegada de esos seres puros y moralmente superiores que jamás han fallado.