El Crédito con Aval del Estado o CAE representa un costo anual para el Estado de Chile de aproximadamente a USD800 millones. La alta tasa de morosidad histórica de los egresados ha sido además agravada por los recurrentes anuncios de condonaciones futuras que han ayudado a generar una “cultura del incumplimiento”. Sin embargo, el CAE, un mecanismo de financiamiento donde participa la banca, implica para los tomadores de este financiamiento, una tasa de interés fija promedio anual de 2% en UF. Luego de las promesas de campaña de condonación de la deuda del CAE, el gobierno ha presentado al parlamento y proyecto de Financiamiento para la Educación Superior o FES que ha sido aprobado a pesar de que nada soluciona a mi juicio. El FES es el mecanismo aparentemente “autocontenido” con el cual se busca remplazar al CAE en Chile.
El FES, permite que los estudiantes cursen su carrera sin pagar aranceles mientras estudian, salvo un posible copago solo para quienes estén en el 10% de mayores ingresos. Los beneficiarios del FES comienzan a pagar al Estado una vez titulados e incorporados al mercado laboral y la cuota a pagar será determinada como un porcentaje de sus ingresos normalmente hasta un 8% mensual durante 20 años, dependiendo del tramo de renta y con topes establecidos. Es decir, el costo del financiamiento de su carrera ya no será fijo sino que dependerá del nivel de ingresos post-titulación durante un periodo de tiempo bastante extenso. Si el costo del financiamiento de la educación superior pasa a ser función del nivel de ingresos de una persona, estamos hablando entonces de la creación de un nuevo impuesto que remplaza al costo del financiamiento fijo y conocido desde el comienzo del proyecto como era el caso del CAE . La idea de este este sistema FES, a diferencia del CAE, es que se produzca una trasvasije entre quienes paguen más y los que no pagarán por su educación superior dado que luego de graduarse obtendrán ingresos iguales o menores a un umbral de aproximadamente 7,5 UTM mensuales o Ch$500.000. Es decir, en la práctica se crea un impuesto con un fin específico a los profesionales de mayores rentas destinado a pagar la educación de aquellos que no pagarán por su educación superior dado su nivel de renta. El “detalle” es que los impuestos con un fin específico son inconstitucionales en Chile. Este es el principal problema a mi juicio, pero hay varios más que quiero mencionar.
Por un lado, otro de los problemas del CAE era la diferencia entre el arancel efectivo y arancel referencial. El CAE financia solo hasta el “arancel de referencia” definido por el Estado, mientras que las instituciones cobran un “arancel efectivo” mayor. Esta diferencia obliga a muchos estudiantes a buscar créditos adicionales para complementar el pago y genera un mayor endeudamiento. El FES no resuelve este desfase y muchos estudiantes podrían seguir enfrentando brechas de financiamiento. El CAE no tiene una preocupación por la calidad de la educación sino que su foco fue el financiamiento de la misma, lo anterior propició la expansión de instituciones de educación superior con baja acreditación y estándares algo cuestionables. El FES tampoco implementa un cambio profundo en los criterios institucionales de calidad. En resumen, el FES no soluciona los problemas del CAE, tales como las deficiencias de diseño y limitaciones de rebajas de deuda, sino que impone un sistema completamente nuevo, lo que podría replicar falencias existentes en vez de superarlas. Dado los grandes fracasos de políticas públicas anteriores parece prudente la necesidad de más trabajo técnico y diálogo antes de una aprobación e implementación definitiva.