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Votos y bots

Los Bots, malintencionadamente usados, son la traición al proceso democrático, a través de institucionalizar a la mentira y el engaño como guía de nuestras decisiones.

Era inevitable. Lo que ya se había visto en otros países, tecnológicamente más avanzados, se está dando ahora también en Chile. Una tecnología digital sumamente penetrante y difícil de detectar ha sido denunciada como un factor que está ya instalado en nuestras próximas elecciones. Un reportaje de Chilevisión denunció el uso a destajo de Bots.

 ¿Qué son los Bots? En términos sencillos, programas computarizados que interactúan respondiendo preguntas de personas, o proponiendo temas, imitando el comportamiento humano. Bajo esta segunda posibilidad -apersonarse como si fuera humano y no una máquina- detectar al Bot a veces no es tan fácil. Especialmente porque la comunicación con ese Bot no se produce cara a cara, sino a través de la comunicación digital propia de los computadores y teléfonos celulares.

Chilevisión hace pocos días denunció el uso de Bots que atacaban a las candidatas presidenciales Evelyn Matthei y Jeannette Jara. A los pocos minutos se conoció de la renuncia del miembro del directorio de Canal 13, Patricio Góngora, a quien se vinculó a esa campaña. Góngora desmintió la vinculación, pero optó por renunciar a la instancia televisiva.

Históricamente, las elecciones tenían como probables irregularidades la no votación cuando era obligatorio y la anulación del voto, por incluir mensajes más allá de la raya vertical que identificaba al candidato preferido. Estas dos posibilidades ocurrían el día de la elección. Sin embargo, el uso actual de Bots implica afectar la campaña previa, haciendo pasar a máquinas como seres humanos, que denuncian a candidatos, promueven a otros, inventan situaciones que los afectan, todo esto utilizando la tecnología más reciente, para hacer pasar a un programa computacional como una persona de carne y hueso. Que tiene algo que decir y, generalmente, ese algo es información falsa que afecta a unos o favorece a otros.

Evelyn Matthei denunció hace poco tiempo atrás a Bots que la denostaban, sugiriendo que tenía Alzheimer, acusando al Partido Republicano. 

La revelación de Chilevisión coloca a los Bots como un factor reciente de distorsión intencionada de la actividad electoral, que cambia a la mentira política y verbal clásica, de lengua y saliva, por una tecnología muy poderosa, que puede capitalizar los temores e inquietudes de la población, usurpando y distorsionando la tecnología digital presente y transformándola en munición, en la forma de un voto.

Ya no tiene sentido decir que esto pasa en otros países tecnológicamente más desarrollados. Los Bots ya están aquí y, lo más probable, si se quiere en serio abordar este problema, es que comiencen a aparecer sugerencias de cómo darse cuenta de este tipo de Bots; y que se busque aumentar la educación en alfabetismo digital y aparezcan nuevas modalidades para detectar mensajes que parecen reales, pero realmente son hijos del Bot.

El Bot que busca transmitir mentiras que parezcan verdades tiene un gran aliado en algunas características del ser humano. En especial, en la capacidad de aceptar como verdadero todo aquello que coincida con lo que ya creemos. Si el vecino es un tipo que nos cae mal, lo malo y repugnante que se diga de él entra como un rayo a confirmar la idea propia, sin necesidad de comprobar si lo dicho es verdad o falso. No existe un argumento tan poderoso como aquel que confirma lo que consideramos son nuestras verdades.

Y como se ha visto en otras latitudes, y ahora en nuestro suelo, parece que los Bots llegaron en pleno a nuestra arquitectura electoral. Ojalá la capacidad de pensar y procesar aquello en lo que se cree, y la detección a tiempo de las potenciales falsedades en una elección, no sea algo que provoque nuevas brechas en la población. Entre los que saben y buscan verificar informaciones cuestionables; y los que se conforman con que “la información coincida con lo que pienso”, para apoyarla o rechazarla, sin perder tiempo en verificarla.

Si en un país la voluntad de la mayoría define a los gobernantes, la mínima exigencia del votante es asegurarse de que no haya traiciones de sistema al proceso más decente en la política contingente. 

Los Votos de una ciudadanía atenta mantienen la democracia activa y perdurable.

Los Bots, malintencionadamente usados, son la traición al proceso democrático, a través de institucionalizar a la mentira y el engaño como guía de nuestras decisiones.

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