Decía un reciente compañero radial que yo tenía una obsesión por el tiempo. No por el clima, sino porque el tiempo pase rápido. No me había dado cuenta hasta que él me lo hizo ver graciosamente. Se reía de que ya en junio yo estaba proyectando el año que sigue.
Lo recordé al escribir esta columna.
Se inicia la primavera, los días están bonitos, la ciudad florece, pero aún así quisiera que fuese enero. No es una decisión consciente, sino la ansiedad que me produce la falta de adrenalina; ver el cuadro plano, sin novedad, sin esperanza de sorpresas.
El gobierno del presidente Boric ya cerró la puerta por fuera. Además de la previsional -patente de Jeannette Jara- no habrá grandes reformas ni sobresaltos ni cambios de rumbos. Tampoco hubo, ya, un gobierno transformador…ni ecologista ni feminista, como el que el vigoroso Frente Amplio prometió gústele a usted o no-.
Mario Marcel, el adulto responsable, ya cerró el período de gobierno. Nicolás Grau en Hacienda y Álvaro García en Economía parecen figuras que se mueven en compás de espera sobre el tablero, deseando que la arena termine de caer en el reloj. Lo mismo el presidente; feliz en su paternidad, incluso liberado de habitar el cargo, se ha permitido nuevas roscas con Trump. Lo mismo la ministra Vallejo. Lo mismo el resto del gabinete.
También la candidatura de Jeannette Jara. Aunque la ex ministra de vueltas por el país y cambie el rumbo de la historia -que por supuesto puede ocurrir-, todo indica que no se moverá más allá del 30% para la primera vuelta y que tiene un techo para la segunda. Lo saben en los partidos de gobierno, lo saben en su comando y lo saben tanto en el PC que no les da ningún pudor salir a pegarle cuando les da la gana. Jara dirá A y Carmona dirá B de inmediato. Lo sabemos. Jara intentará mostrar que hoy se puede ser comunista a su manera, en versión moderna, pero los hombres-dirigentes-del-PC saldrán a contradecirla rapidito. Jara dirá que los apegos de su partido a Cuba o Venezuela son casi una caricatura, pero el diario El Siglo titula estos días con los 80 años de la victoria de China en la Segunda Guerra Mundial, o premia al Granma, de Cuba, por su “gran aporte” a la Prensa Internacional.
Y en la oposición, lo mismo. Lo que vimos era bastante obvio: un puñado de dirigentes iba a abandonar a Evelyn Matthei por José Antonio Kast. Nada muy sorpresivo, considerando que en el examen del UDI químicamente puro, el republicano saca mejor puntaje que Matthei, por lejos. Ella le pone energía, y trata, y se enoja, y se ríe, pero difícil que la de vuelta. Simple: la derecha ya eligió a José Antonio Kast para noviembre, la centro derecha ya lo eligió en la segunda vuelta y el elenco ya plancha su traje de ministro/a para el momento de los quiubos. Una muestra clara: según datos de Cadem, el 70% de las personas que se consideran de derecha creen que Kast es mejor candidato que Evelyn Matthei para competir con Jeannette Jara.
Así, el republicano seguirá su campaña basada en seguridad, crecimiento e inmigración mientras Jara y Matthei intentarán buscar un eje desde donde tomar fuerza, pero sin demasiadas expectativas. Todo lleno de promesas de campañas, eslóganes marketeros, hashtags y demases.
¿Será que nos acostumbramos a demasiados sobresaltos y ahora los echamos de menos? ¿Será que esto terminó antes de que realmente haya empezado? Difícil saberlo, pero estamos a principios de septiembre y, al menos en la cuestión presidencial, parece que ya tiramos la esponja.