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15 de Octubre de 2013

Bárbara Figueroa: "Hay inquietud por el rol de algunos personeros en el comando de Bachelet"

La presidenta de la CUT reclama por la demora del comando para fijar una postura sobre las reformas laborales que han demandado los trabajadores. Además, asegura que la multisindical ya decidió seguir en la calle el próximo año, gane quien gane la carrera a La Moneda.

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“El sistema puede asimilar la educación gratuita, pero la cosa se complica cuando los intereses de las empresas están en juego”aseguró en agosto uno de los integrantes de la comisión laboral de Bachelet a El Dínamo, para explicar por qué el tema tensiona los ánimos al interior de la Nueva Mayoría.

No ha sido una discusión fácil y a un mes de la elección presidencial, Michelle Bachelet no ha esclarecido su postura en esta materia. A pesar de que la comisión formada para entregar una propuesta a la candidata, presidida por el ex OIT Juan Somavía, se la jugó por inclinar la balanza a favor de las reformas solicitadas por la CUT, aún es una incógnita cuál será el peso del sector liberal del comando en la elaboración final del programa de la candidatura de la ex mandataria.

En este escenario la presidenta de la CUT, y militante del Partido Comunista, Bárbara Figueroa, reclama por la indefinición que a su juicio existe en la mayoría de los comandos presidenciales sobre el tema laboral, y asegura que “existe inquietud” por el rol que puedan jugos ciertos personeros de la Nueva Mayoría al interior del comando.

Según ella, las demandas son más necesarias que nunca, sobretodo en un contexto donde las huelgas arrecian. “Nosotros hemos planteado una nueva institucionalidad laboral, en el marco de un nuevo Código del Trabajo. Se debe establecer una relación de equilibrio entre trabajador y empleador, porque eso hoy no ocurre”, señala la máxima dirigente de los trabajadores chilenos.

A los cambios en materia de legislación laboral, Figueroa solicita un mayor protagonismo de la Dirección del Trabajo, a la que acusa de actuar poco y tarde, limitándose a mediar entre los trabajadores y las empresas. En su análisis, asegura que sin reformas laborales profundas, no se podrá vencer a la desigualdad: “Sabemos que grandes reformas políticas y la propia reforma educacional junto a la tributaria, son aspectos fundamentales para avanzar a un Chile más igualitario, pero si no tenemos dentro de los medios de producción una relación más equilibrada entre  trabajadores y empleadores evidentemente que tampoco vamos a tener las mejores condiciones para disminuir las brechas salariales”.

– Has criticado públicamente la indefinición de la mayoría de los comandos presidenciales respecto de las reformas laborales. ¿Qué pasa con la candidatura de Bachelet?

Entendemos que habrá un pronunciamiento en materia laboral en el ámbito programático, eso es lo que el comando ha señalado. Estamos a la espera, pero lo que se ha contenido en las 50 medidas para los primeros 100 días de gobierno evidentemente que no cumple con nuestras expectativas.

La crítica que hemos hecho es generalizada a todos los comandos, todos quedan al debe. El comando de la Nueva Mayoría se ha dado sus tiempos, bastante extensos, para la formulación de estos temas, pero en todos los comandos hemos visto más consignas que propuestas concretas. Creemos eso si que la fuerza con que se ha instalado la discusión laboral es ya un triunfo.

– En El Mercurio del domingo el secretario general del PPD, Gonzalo Navarrete, dijo que algunas solicitudes de la CUT, como el cambio del Código del Trabajo, deberá analizarse después del primer año de gobierno, y se mencionó que existía la percepción que las demandas estaban radicalizadas…

Aún es poco claro eso, solo vamos a saber si están contempladas o no las demandas del mundo sindical cuando se explicite un programa en materia laboral. Solo ahí vamos a saber si se están abordando con la profundidad que nosotros quisiéramos las reformas estructurales en esta materia. Hasta ahora, más allá de las legítimas opiniones que cada uno de los dirigentes pueda tener, lo cierto es que este tema se va a tener que abordar. Entendemos también que no se le puede pedir a la CUT que genere control de expectativas, ya que cumplimos roles distintos. No somos parte de ningún comando y no estamos apoyando a ningún candidato en particular.

– ¿Hay preocupación en la CUT por lo que pasa al interior del comando de Bachelet? ¿Cómo ven el rol que juegan allí René Cortazar y Alejandro Micco, parte del ala más liberal de la coalición?

Hay una legítima inquietud sobre cuán avanzada va a ser la propuesta laboral del comando.  Nos preocupa ese tema. Pero entendemos que no es un tiempo para hacer un juicio, queremos tener el documento en la mano para opinar. Esperamos que ese pronunciamiento del comando sea pronto. Hasta ahora no hemos tenido señales del comando en esa línea y tampoco han habido conversaciones.

Hasta el momento el debate ha sido a través de los medios de comunicación.

– ¿Quién decide hoy en el comando, el sector de Cortázar y Micco, o quienes buscan darle más poder a los sindicatos?

No te lo podría asegurar, porque no somos parte del comando. Tendrías que preguntarle a los incumbentes. Nosotros no somos parte de ese espacio de definición.

– ¿No hay preocupación por el rol de los liberales?

Hay inquietud, sin duda que hay inquietud, pero no podemos hacer opinión en base a una inquietud que no tiene una expresión concreta. Recién cuando se presente el programa vamos a poder ver que sectores pesaron en la definición programática. Antes de eso, el escenario está en movimiento. Estamos a la expectativa.

La inquietud no solo se genera por los personeros, sino que también por la propia historia que hemos vivido, donde los temas laborales no han sido abordados con toda la profundidad que se requería.

– Ustedes dijeron que las propuestas de ME – O se acercaban bastante a lo que propone la CUT

Hay elementos que compartimos, aunque tenemos una diferencia sobre la sindicalización automática, Enríquez Ominami está de acuerdo y nosotros creemos que no es el momento para eso. Claro que hay coincidencias, pero aquí no se trata de decir con quien hay más o menos coincidencia, porque lo que ha ocurrido es que hay muy poca propuesta laboral del resto de los candidatos.

– Hay dirigentes políticos que han planteado la sindicalización automática como un avance.

No es el debate de fondo hoy. Lo que Chile necesita discutir es si existe la voluntad política de entregarle más poder a los sindicatos. No necesitamos solo un instrumento formal de sindicalización, que con la actual legislación se va a transformar en un instrumento de cooptación para el empresariado. Lo que hay que hacer es devolverle el poder a los sindicatos: Sindicato como único instrumento negociador; ley de piso mínimo, es decir que cada proceso de negociación parta desde el proceso anterior; y la titularidad de los derechos negociados, o sea que el sindicato decida si los beneficios son para los organizados o para todos los trabajadores.

– Hay varios casos de huelgas que se han extendido bastante, pero donde los trabajadores no consiguen la mayoría de su petitorio, como lo que pasó con Correos o actualmente con supermercados Montserrat. En el caso de Starbucks, la empresa multinacional prefiere pagar la multa antes que negociar de verdad con su sindicato. ¿Cómo opera aquí el Código del Trabajo?

Hoy en Chile el sindicato no es reconocido como el único instrumento negociador, por lo tanto pese a que tengas sindicatos, puedes tener otros grupos negociadores, y eso evidentemente favorece que el empleador pueda generar divisiones internas o que favorezca a aquellos sindicatos que sean más proclives a sus intereses. En estos casos no solo tiene que ver con como la legislación desvaloriza al actor sindical como algo necesario y limita excesivamente las condiciones de la negociación colectiva, donde se permite el reemplazo de los trabajadores en huelga haciendo inexistente el peso de las movilizaciones. Aquí también juega un rol importante la Dirección del Trabajo, porque en aquellas empresas donde no se reconocen los sindicatos o se vulneran las mínimas condiciones que la ley establece para generar la negociación, ahí no solo es un problema del Código del Trabajo, sino que es un problema de la Dirección, quien cuando recibe las denuncias en vez de ir a fiscalizar, va a hacer de mediador.

– ¿Qué pasa con las multas?… A Starbucks se le aplicó una de las más altas y parece que a la empresa no le importa…

Ante la práctica anti sindical al empleador se le aplica una multa, pese a que las multas sean mayores, eso finalmente termina siendo un caramelo, porque prefieren pagarla antes que reconocer al sindicato. En este caso no solo la legislación es deficiente, sino que la Dirección debiera ser más rigurosa en el control de las normas, porque solo interviene cuando los conflictos están muy agudizados y las multas terminan siendo irrisorias respecto de las utilidades.

– ¿Tienen definido el rol de la Central en el próximo gobierno?

Lo discutimos hace bastantes meses, y definimos en enero tener una posición de clase y de autonomía como movimiento sindical. Entendemos que somos parte de una contra parte, el movimiento sindical no es parte del gobierno, ni el gobierno es parte de la central. Cada uno cumple un rol. Si uno mira la experiencia internacional, nadie podría decir que la CUT de Brasil está en contra del PT o de Dilma, sin embargo, con una organización independiente y autónoma de clase, porque defienden intereses que van más allá de los gobiernos. Lo mismo en Uruguay. No somos una oposición a priori, pero si una contraparte.

– No se abandona la calle entonces…

La CUT va a seguir su plataforma y ya definió cuales son sus demandas eje. Si el próximo gobierno las asume, caminaremos con ellos de la mano, pero también dentro del Parlamento habrá sectores que van a estar en contra, entonces no podemos descartar la acción movilizadora porque probablemente ese va a ser el instrumento que va a permitir que las reformas avances. El sistema binominal no va a dar para que los sectores más conservadores no sigan tratando de ser un tapón para el avance de nuestras demandas. Suponer que no va a haber tensiones ni conflicto, es creer que en Chile la democracia pleno llegó, cuando todos sabemos que el sistema binominal eso no va a permitir que eso ocurra, y que va a existir un sector anti trabajadores que se va a seguir expresando.

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