Fue la propia Michelle Bachelet quien en 2006 resucitó una tradición que estuvo muerta por más de 50 años. Pues desde el gobierno de Gabriel González Videla que ningún mandatario inauguraba las ramadas oficiales con un pie de cueca. En esa oportunidad Bachelet bailó dos pies de cueca con el entonces alcalde de Santiago, Raúl Alcaíno.
En 2007 se vivió quizás el momento más épico de esta tradición, cuando la Presidenta bailó con un desastroso Lagos Weber, en una performance que pasó a la historia de la política chilena. Al año siguiente el hijo del ex presidente y ahora candidato no quiso ir por su revancha y dejó todo en las botas de Alcaíno. Finalmente en 2009 la presidenta se lució con un entrenado Pablo Zalaquett.
En ese entonces la prensa recogía: “Michelle Bachelet confirmó la espontaneidad y cercanía que le ha permitido encumbrarse como la Mandataria con mayor adhesión popular desde el retorno a la democracia, con un respaldo de 73% durante agosto, según la última encuesta de Adimark”. Mira cómo estamos ahora…
Un contexto muy distinto al de hoy, cuando la Presidenta tiene un histórico 77% de desaprobación y su gobierno tiene la peor popularidad desde la vuelta a la democracia. Su hijo, Sebastián Dávalos, con quien bailó cueca en 2014, se encuentra bajo las sombras desde que estalló el caso Caval, una de las razones de su baja en la encuestas.
Después de un 2015 sin baile debido a que hubo un terremoto en Coquimbo durante las celebraciones, este año todo apunta a que pese a su popularidad, la Presidenta volverá a las pistas de baile y desde La Moneda cuentan que se evalúan dos parejas para la mandataria.
Una de ellas sería Osvaldo Cádiz, viudo de la folclorista Margot Loyola, que murió en 2015. Y la segunda es el ministro secretario general de gobierno, Nicolás Eyzaguirre. ¿Servirá para subir algunos puntos?
