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En la barra con Valentina Urzúa

Son sus glam box, la más reciente línea de negocios de Valentina Urzúa, la veinteañera que es uno de los referentes en redes sociales por su emprendimiento Soy Tendencia (@soytendencia).

Llega a la piscina del Hotel Renaissance apenas equilibrando una pirámide de cajas. Son sus glam box, la más reciente línea de negocios de Valentina Urzúa, la veinteañera que es uno de los referentes en redes sociales por su emprendimiento Soy Tendencia (@soytendencia).

Un blog de viajes que derivó a una tienda de moda -con las colecciones que trae de sus recorridos al extranjero- y que ahora se extiende a “experiencias” en estas cápsulas en cajitas que llegan a quien las compre y quiera sorprenderse con lugares y productos que ella le envíe como propuesta. Aunque está sentada en un alto taburete y con un séquito que la atiende, Vale siempre está inquieta y con una mente empresarial no se detiene, sigue funcionando mientras mira y observa cada detalle de esta relajada barra al aire libre desde donde se escucha las relajantes caídas de agua.

Busca detalles, hace preguntas, no suelta su celular (la herramienta que la tiene de ciberestrella). Su especial interés se explica porque en estos días ajusta los detalles para la apertura de su propio bar, que promete será ‘el lugar’ que dará que hablar en 2019. “Lo verán desde la calle y dirán ¡quiero entrar ahí!”, asegura.

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Dicho eso no pretendo evangelizar a nadie. No vengo a dictar cátedra ni a levantar un tótem. Simplemente me animo, en este momento del año tan dado a los balances, a hablar de un disco. No el disco. Mi disco. El que, sin avisar, fue compañía, refugio y espejo. En mi caso, ese viaje personal tuvo nombre propio: Twilight Override, de Jeff Tweedy.

Foto del Columnista Mauricio Jürgensen Mauricio Jürgensen