Una tremenda e inusual tormenta causó estragos en algunas regiones del sureste de Alemania. Trozos de hielo del tamaño de pelotas de ping pong cayeron a 200 kilómetros por hora, generando pánico en la población. Y es que bastaron solo minutos para que el fenómeno meteorológico desatara el caos en la ciudad, obligando a miles de personas a buscar refugios ante el temor de recibir el impacto de los granizos en sus caras y cuerpos.
Decenas de automóviles y ventanales quedaron completamente destruidos generando pérdidas millonarias, sobretodo, en la ciudad de Munich. Además de un centenar de heridos, entre los que se encuentra un menor de apenas 7 años.
Uno de los lugares que sufrió las inclemencias del tiempo fue el lago Ammersee, cerca de Munich, donde una mujer contó que estaba en una embarcación cuando comenzaron a golpear los granizos. De inmediato, el capitán les pidió que entraran al interior del bote para no resultar heridos. Explicó que “no llovió nada, sino empezó a granizar abruptamente. Al principio todo el mundo estaba fascinado. Luego empezamos a preocuparnos”.
Para el día de hoy, se espera que el temporal siga intensificando con fuerza.
