Cuando una pareja se separa, no solo cambian las dinámicas entre las personas, sino que también se ve afectada la vida y la rutina de las mascotas que compartían el hogar. Por ello, surge la interrogante sobre cómo regularizar el cuidado compartido de las familias con hijos perrunos.
En Chile, el debate sobre el reconocimiento legal de las mascotas como parte de la familia sigue avanzando. Actualmente, el proyecto de ley que modifica diversas normas para regular el régimen de los animales domésticos propone dos cambios claves. Por un lado, declara como inembargables a las mascotas o animales de compañía, y además, crea un régimen de cuidado compartido en caso de separación, divorcio o término de convivencia.
Respecto al cuidado compartido, la propuesta busca que los Tribunales de Familia sean competentes para resolver disputas entre ex parejas sobre la tenencia de mascotas, considerando factores como el vínculo afectivo, el bienestar del animal y las condiciones del solicitante. Sin embargo, la Corte Suprema manifestó preocupación por la sobrecarga judicial que esto implicaría, sugiriendo que los Juzgados de Policía Local asuman esta materia, ya que ya tratan casos vinculados a la Ley de Tenencia Responsable y permiten la comparecencia directa sin necesidad de abogados. La decisión sobre qué tribunal asumirá finalmente estas causas será clave para el avance del proyecto.
En conversación con EL DÍNAMO, dos jóvenes profesionales contaron cómo, tras el fin de su relación, lograron mantener una tuición compartida y equilibrada de sus mascotas, repartiendo no solo los cuidados, sino también el afecto y el vínculo emocional que ambos siguen teniendo con ellas.
“Fue un proceso conversado a conciencia por ambos. Una separación nunca es fácil y sobre todo si se trata de decidir sobre cuál sería el mejor escenario para tu mascota”, reconoció Pedro, psicólogo y uno de los dueños de Luffy, un perro mestizo de galgo de 3 años y 11 meses.
“Es por ello, que tras la separación, consideramos primero, las ganas de ambos de seguir estando y viviendo con Luffy, además de las condiciones en que cada uno viviría, si serían adecuadas para él y como él se iba adaptando. Lo primordial siempre fue el diálogo y el hecho de que ambos quisiéramos lo mejor para él“, añadió.
En cuanto a los desafíos que implica compartir la tuición de una mascota, Pedro reconoció que el “mayor reto fue y es, pasar tiempo sin él, en las semanas que le toca con su mamá humana, pero también me da la tranquilidad que él está bien cuidado, querido y supervisado. Aunque, me dura los primeros días y luego ya se pasa jaja”.
“Lo segundo que destacaría es que ahora tiene dos hogares donde recibe mucho amor, ya que al tenerlo por dos semanas, se aprovecha mucho más su presencia en la casa”, añadió.

Un diagnóstico similar es el de Camila, Educadora Diferencial y quien tiene la tuición compartida de Mika, una perrita mestiza de tres años y medio.
“Nuestra perrita pasa tiempo equitativo con cada uno de nosotros, lo que facilita la organización y mantiene un equilibrio en su rutina. Sin embargo, desde lo emocional ha sido un proceso más difícil, porque cuesta soltarla; siempre está la aprensión natural de no querer compartirla, y se suma la sensación de vacío cuando no está, ya que es un pilar fundamental en mi contención emocional. Aun así, entiendo que esta situación es lo más sano para todos”, expresó la joven a EL DÍNAMO.
En ese contexto, Camila recalca que es clave la organización y las buenas relaciones con quien se comparte la tuición. “En cuanto a cuestiones legales, afortunadamente no ha sido necesario recurrir a ellas, ya que durante toda nuestra separación priorizamos siempre el bienestar de Mika. Aunque, hay momentos en que hemos tenido desencuentros, sobre todo respecto a los horarios, hemos aprendido a resolverlos y poner siempre en primer lugar a nuestra mascota”, sostuvo.
“Cuando cuento que tengo los cuidados compartidos de Mika, la gente se ríe, sobre todo las generaciones más grandes; me preguntan si no es una niña, y mi respuesta siempre es: es mi hija perruna, y es decisión nuestra cómo llevamos sus cuidados. Afortunadamente, siento que cada día es más común que las exparejas lo hagan”, dijo.

Avances legales buscan proteger a las mascotas tras separaciones
Los nuevos tipos de familia también plantean desafíos legales que antes parecían impensados. “Aunque el Registro Nacional de Mascotas ha significado un avance en el reconocimiento de la tenencia responsable, lo cierto es que todavía falta mucho por hacer. Los nuevos tipos y formas de vínculo afectivo exigen regulaciones más claras y justas, que no reduzcan a los animales a simples objetos, sino que reconozcan su valor como parte fundamental de la vida afectiva y cotidiana de las personas”, emplazaron las académicas de Derecho UNAB, Aída Guarda y Camila Golott.
El Oficio N°229-2025 de la Corte Suprema, del 16 de septiembre de 2025, aborda un proyecto de ley que busca regular el cuidado de los animales domésticos, estableciendo su inembargabilidad y creando un régimen de cuidado compartido en caso de divorcio, separación judicial, unión civil o de hecho.
En ese contexto, el proyecto propone que los tribunales de familia puedan regular el cuidado compartido de mascotas entre ex cónyuges o ex convivientes que hayan desarrollado un vínculo estable con el animal, aun sin ser sus dueños registrados, mediante acuerdo mutuo o resolución judicial.
Asimismo, se propone un artículo que establece que la solicitud unilateral de regulación del cuidado compartido de una mascota se hará ante el tribunal de familia, y será el juez quien determine los términos del régimen considerando el estado de salud de la mascota, el vínculo afectivo con el solicitante, su entorno, las condiciones de cuidado que puede ofrecer y cualquier otro factor relevante para el bienestar de la mascota y de las partes.
“Las modificaciones propuestas a la Ley N°19.968 buscan que los tribunales de familia conozcan solicitudes relacionadas con el régimen de cuidado de mascotas y animales de compañía, así como ajustar medidas cautelares en casos de violencia intrafamiliar. Sin embargo, el informe advierte que incorporar esta nueva materia podría sobrecargar aún más a estos tribunales, que ya enfrentan una alta carga por la implementación de leyes que perfeccionaron el cobro de pensiones de alimentos morosas. Esto se debe a que implicaría tratar tanto casos contenciosos como no contenciosos, dependiendo de si existe acuerdo entre las partes”, indicaron las expertas en Derecho de la UNAB.
“Por esta razón, se sugiere que el conocimiento de estos asuntos se transfiera a los Juzgados de Policía Local, que ya son competentes para tratar infracciones relacionadas con la Ley N°21.020 sobre tenencia responsable de mascotas y animales de compañía. Además, estos juzgados permiten la comparecencia personal de los interesados sin necesidad de representación legal obligatoria, lo que simplificaría la tramitación. Esta decisión es clave, pues la diferencia entre un tribunal de familia y un juzgado de policía local implica variaciones importantes en etapas, plazos y requisitos procedimentales, especialmente en casos contenciosos donde se exige demanda escrita, audiencias y representación legal“, finalizaron.