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4 de Noviembre de 2022

Paulina Vodanovic, presidenta del PS, arremete contra Abbott: “Pasará a la historia como el fiscal nacional que cayó en la irrelevancia”

Ad portas del cónclave oficialista en Cerro Castillo, la dirigenta del PS comenta a EL DÍNAMO la elección en la presidencia de la Cámara y el rol de Tohá, Uriarte y Edelstein (PC) en el gobierno.

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La presidenta del PS, Paulina Vodanovic, cumplió 6 meses en la mesa directiva socialista y se apronta para asistir al cónclave oficialista de este finde semana en Cerro Castillo, con el presidente Boric
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La abogada Paulina Vodanovic cumplirá en los próximos días seis meses como presidenta del Partido Socialista. Con entusiasmo, y junto a su padre el ex senador por Aysén y es ministro del TC, Hernán Vodanovic, celebró el regresó de Magallanes a primera división después de 35 años, equipo del que es hincha desde que tenía 9 años.

La mujer fuerte del PS tiene una larga trayectoria en el servicio público, tanto en el Ejecutivo como en el Poder Judicial. Ha sido litigante en tribunales Civiles, del Trabajo, de Familia y Penales, también fue jueza árbitro de Tribunales Civiles de Santiago. Paulina Vodanovic ejerció como jefa de la división jurídica del Ministerio de Justicia, de asesores del Ministerio de Defensa y subsecretaria de Fuerzas Armadas.

Por estos días, la dirigenta socialista se prepara para asistir al cónclave de Cerro Castillo y critica con dureza la gestión del fiscal nacional Jorge Abbott, quien dejó su cargo hace algunos días, y ahora el presidente Gabriel Boric deberá proponer un sucesor, dentro de una quina sugerida por la Corte Suprema, al Senado. 

Con seguridad, Vodanovic también abordó con EL DÍNAMO la desaprobación del presidente Boric en las encuestas, la reforma previsional, la llegada de las ministras del Interior Carolina Tohá (PPD), y de Segpres, Ana Lya Uriarte (PS), la lentitud del avance del proceso constitucional y el rol del subsecretario de Fuerzas Armadas, Galo Edelstein (PC).

—¿Qué la dejó más complacida? ¿El regreso de Magallanes a primera división o la reforma previsional? 

—Los dos eran anhelos muy antiguos. En el caso de la reforma previsional es una reforma muy bien diseñada porque finalmente apunta a una política pública orientada a terminar con la tremenda desigualdad que existe en Chile y en el caso previsional se explica por el extremo individualismo con la que fue creada en la dictadura . Creo que es una muy buena reforma. Hay un cambio de paradigma, de las funciones de las AFP, que quedan reducidas, donde entra un ente estatal a poder competir y surge una libertad de elección a la ciudadanía, menos habrá comisiones, entre otras. 

—El vocero de No+AFP, Luis Mesina, dijo que las AFP no desaparecen sino que sólo cambiaban de nombre. ¿Lo comparte?
— Creo Luis Mesina debe leer bien el proyecto para entender la profundidad del cambio al sistema. Lo que se está creando acá es un sistema distinto que apunta a la seguridad social, las cosas en Derecho son lo que son más allá de su nombre

—¿Cómo usted explica el aumento creciente de la desaprobación del presidente en las encuestas?
—Las expectativas de la ciudadanía sobre el gobierno del presidente Boric eran muy altas. Había mucha esperanza y un conjunto de circunstancias que no han permitido avanzar con la celeridad que la ciudadanía esperaba. Recibimos un gobierno con altas tasas de delincuencia, con problemas gravísimos de seguridad en La Araucanía, con una migración descontrolada en la zona norte, que ha tenido que afrontar, pero las medidas para ellos son graduales y la ciudadanía espera cosas más concretas para que esto mejor En la medida que estos problemas se vayan solucionando, como por ejemplo ahora con la reforma previsional, donde la falta de seguridad social es uno de los grandes dolores del país, y que era una reforma muy esperada en la ciudadanía, la aprobación presidencial va a ir creciendo.

—¿Que legisladores de Apruebo Dignidad transmiten construcción de consenso y podrían ser un liderazgo interesante en la presidencia de la Cámara?
—No quisiera dar nombres, para no quemar a nadie, pero yo esperaría que fuera una mujer de Apruebo Dignidad , ya que el acuerdo era la diputada Karol Cariola. Y pienso que cualquiera de ellas está en condiciones de asumir, hoy hay que buscar los consensos y tratar de buscar acuerdos con todos los sectores, hoy tenemos tramitación de proyectos de ley muy importantes para el Gobierno y por lo tanto debemos llegar en el oficialismo con unidad a construir acuerdos con otros sectores que nos permitan tener el lunes una nueva presidencia de la Cámara.

—Karol Cariola fue primera mayoría nacional, Raúl Soto la quinta, considerando que el Frente Amplio tendría la mayor opción de liderar la Cámara, ¿quien presida debe también haber tenido alta votación?
—Ojalá fuera una mujer. Los diputados están viendo las posibilidades qué hay y quienes pueden y quieren asumir. Para mí más importante que la persona que sea, es el proceso, que el proceso nos permita tomar decisiones en conjunto con unidad oficialista, y que la persona elegida cuente con el apoyo de todo el oficialismo para que pueda dirigir bien la tarea de tramitaciones legislativas que vienen, que son muy importantes y complejas. Eso es lo más relevante.

—¿Es importante que el líder de la Cámara haya logrado alta votación electoral como Cariola? ¿O Winter, Ibáñez, Yeomans, Hirsch, Gazmuri o Schneider en el Frente Amplio?
—No sé si eso sea algo que se deba considerar en esto. Creo que todos los diputados que fueron elegidos tienen la misma condición.
 

La urgencia del proceso constituyente

—En relación con el proceso constitucional, ¿comparte que hay sectores conservadores trabando un nuevo proceso y qué este perdió energía o está desahuciado como planteó la presidenta del FRVS?
—Yo puedo hablar por los socialistas. Nosotros tenemos mucha energía y queremos seguir en las conversaciones, porque más allá de que haya dilataciones, buscadas o no buscadas, no debemos perder el horizonte de que este es el momento de ponernos de acuerdo para tener una nueva constitución. Es muy relevante cumplir con este ciclo que partió el 18 de octubre, siguió con un proceso constituyente fallido, pero que a partir de eso tomamos lecciones. Es importante seguir con ese ritmo. No digo que tenga que ser inmediato encontrar una fórmula, pero sí tener un acuerdo que nos permita llegar a un cronograma a seguir y tener una nueva Constitución. El Partido Socialista lo considera relevante, no estamos enamorados de ningún diseño y vamos a luchar por tener una nueva Constitución.

—¿Las tratativas con la oposición podrían extenderse hasta el próximo año o hay un horizonte de temporalidad acotado?
—Todo tiene que tener un límite razonable, si nos vamos a extender tanto en discutir cómo tener una nueva Constitución, imagínese entonces lo que nos podríamos demorar en redactar la nueva Constitución. Es razonable tener un horizonte de tiempo que permita definir un cronograma que habilite un proceso constituyente que se inicie y ojalá termine durante el 2023, o, a más tardar, el primer semestre de 2024, porque vamos a tener elecciones de municipales y de gobernadores en octubre de 2024.

 

Eficiencia en la gestión de gobierno

 —¿Con qué planteamientos asistirá el PS al “cónclave” del oficialismo con el presidente en Cerro Castillo?

—Siempre es importante tener una instancia de conversación política, de revisar los primeros meses de gobierno y, sobre todo, para trazar un horizonte común y escuchar al presidente. Vamos al cónclave con ánimo unitario y de crítica constructiva, pensando en el futuro, en cumplir desafíos que son relevantes para la ciudadanía.

—¿En qué materias es necesaria una crítica constructiva?

— En las formas de trabajo, por ejemplo, en mejorar coordinaciones, buscar acuerdos al interior del oficialismo.
 
—¿Cómo ha visto la marcha del gobierno luego de la llegada de las ministras Tohá y Uriarte al gabinete?

—Hay temas que se han ido encauzando de muy buena forma, como el de la seguridad pública que es una prioridad para los chilenos. Y con las ministras Tohá y Uriarte hay una mayor eficiencia en la gestión, que la gente ve y valora. La labor de ambos ha tenido efectos concretos, como desbaratar ciertas bandas, mayor eficacia en el trabajo antidrogas, eso la ciudadanía lo aprecia. También el trabajo legislativo que está haciendo la ministra Uriarte es muy valorado por los parlamentarios de todos los sectores y hace que fluyan los temas legislativos dentro del Congreso, lo que es importante para el Gobierno que en este caso es colegislador. La labor de sus subsecretarios también ha sido muy importante en los avances que se han visto.

 — ¿Cuál es la meta del oficialismo en seguridad pública?

—Lo que nosotros necesitamos es restaurar el estado de derecho en todo Chile. Lo que está ocurriendo en La Araucanía, o la migración descontrolada en el norte atentan contra el Estado de Derecho, y por lo tanto, la obligación del gobierno es poder restaurar el orden público, aunque no sea un problema que comenzó en este gobierno, no tener que permanecer con estados de excepción constitucional ad eternum y hacer que funcionen las instituciones, las policías y el Ministerio Público, algo que es indispensable de tener en consideración en estos días en que estamos próximos a elegir un nuevo Fiscal nacional. Y quien tome el cargo tiene que hacer una profunda reingeniería de esa institución para poder establecer las prioridades, y ya no son los hurtos ni delitos menores, sino que se debe focalizar la acción de las fiscalías en el narcotráfico y las bandas criminales para efectos de restablecer el orden público.
 

Abbott: el fiscal nacional que cayó en “irrelevancia”

—¿Considera que el Fiscal Nacional impulsó prioridades obsoletas en la persecución de delitos?
—El fiscal Abbott pasará a la historia como el fiscal nacional que cayó en la irrelevancia, su gestión quedó muy “al debe”. En su periodo de gestión no dictó normas internas, no hizo una focalización en los delitos, no tuvo conducción el Ministerio Público, eso se nota en la falta de gestión qué hay, en las diferencias qué hay entre las distintas fiscalías, porque donde hay un fiscal regional con una visión estratégica para perseguir delitos se nota y donde no lo hay también. Ante esa profunda disparidad, se puede apreciar que no hubo una conducción sistémica que pudiera además hacer funcionar bien dentro sistema penal al Ministerio Público con los tribunales y con las policías. La gestión del fiscal Abbott quedó muy “al debe”. Hay fiscalías con índices importantes de avances y otras que están colapsadas, que va más allá de que algunas tienen más ingresos de causas que otras, pero finalmente tampoco hay una accountability pública de esto, no hay índices que nos permitan tener una medición de esto, si no qué simplemente hay índices de cumplimiento de gestión que sean establecidos por el propio fiscal nacional, por lo que también hay una discusión profunda que hay que dar. Estamos de acuerdo en que los delitos han aumentado, en que hay que darles más recursos a la fiscalía, en que hay que tener una fiscal, pero el principal problema ha sido una falta de gestión interna del fiscal Abbott.

—¿Puede dar más ejemplos de la debacle de Abbott? 

—Hay unidades que se crearon durante el gobierno de la presidenta Bachelet, con la ley de fortalecimiento del Ministerio Público —que en su momento Sabas Chahuán llamó el Ministerio Público 2.0, y Jorge Abbott era el director nacional—, y si uno revisa las actas de cuando se tramitó esa ley, lo que se prometió en la tramitación del proyecto de ley fue que el fiscal nacional iba a implementar unidades de inteligencia interna y varias modalidades de trabajo que no se implementó o se implementó muy deficientemente. Es un problema de gestión interna del fiscal nacional, cuya labor es muy relevante para hacer que el sistema funcione sistémicamente. Porque si un fiscal no da las instrucciones adecuadas oa tiempo, si pide una diligencia 6 meses después a las policías, posiblemente, ya las pruebas no van a estar, por lo tanto, no se pueden presentar al tribunal, y los jueces no llegan a la convicción para condenar. Por eso es tan importante el énfasis que hago en la gestión del Ministerio Público. 

—De acuerdo a su experiencia en Defensa, ¿Cómo ha visto la gestión del subsecretario de Fuerzas Armadas?

— No tengo un mayor conocimiento de lo que ha hecho más allá de lo que ha salido en la prensa. Creo que la labor que se hace en esa Subsecretaría es muy compleja en muchas materias, pero no tengo información para referirme al caso de la gestión.

— Cuando usted llegó como subsecretaria a ese Ministerio, ¿cuántos asesores socialistas incorporó?
— No recuerdo la cifra con total exactitud. Yo tenía un equipo muy pequeño. Deben haber sido dos o tres, con mi jefe de gabinete, como máximo. Pero yo llegué en reemplazo de Gabriel Gaspar, y ya trabajaba en el ministerio, por lo que no llegué a instalar un equipo desde el inicio del Gobierno. Ya había un equipo, creo que estaba compuesto por tres socialistas más.

 
 

 

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