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A quién escucha el presidente: cómo ha mutado el círculo de hierro de Boric en sus tres años de Gobierno

Ya sea por obligación o por convencimiento, desde que se instaló el actual Gobierno los rostros que acompañan a Boric han variado en más de una oportunidad. 

En medio de la campaña presidencial, La Moneda busca reordenar el tablero en vista a no perder la agenda frente a la disputa electoral. Si bien el actual mandato expira en ocho meses, aún quedan varios pendientes en el setlist de proyectos que el presidente Gabriel Boric fijó como prioritarios de aquí a que entregue la banda presidencial en marzo de 2026.

El proyecto de Sala Cuna Universal, el FES, la reforma al sistema de nombramiento de jueces y sistema electoral, entre otras materias, siguen siendo prioritarias para La Moneda y el mandatario. 

Todo eso, sumado a la contingencia de las elecciones y el posible desembarco de ministros clave —se habla de Camila Vallejo y Nicolás Cataldo— motivaron un nuevo reordenamiento de piezas en el palacio presidencial. 

Se trata de la llegada de Aisén Etcheverry al gabinete presidencial como Jefa de Planificación Estratégica, división encargada de monitorear y ayudar en la implementación de las políticas impulsadas por el Ejecutivo. 

Pero además, el nombramiento de Etcheverry en el cargo tendrá como efecto su permanencia habitual en los pasillos de La Moneda. Es decir, Boric la mantendrá en su círculo de asesores. 

Es precisamente este espacio el que más ha sufrido cambios desde que Boric, en 2022, asumió el poder de la mano de dirigentes identificados con su generación política y que hoy ha abierto a personeros de un perfil más técnico. 

Cómo ha mutado el círculo de hierro del presidente

Ya sea por obligación o por convencimiento, desde que se instaló el actual Gobierno los rostros que se ven al lado del mandatario han cambiado en varias oportunidades. 

En su diseño original, Boric llegó a La Moneda con un contingente que tenía como denominación común provenir de su generación política. Giorgio Jackson, su más cercano colaborador ocupó la Secretaría General de Gobierno (Segpres); Matías Meza-Lopehandía, amigo desde la época universitaria fue su jefe de gabinete; Izkia Siches, jefa de campaña desembarcó en Interior siendo la jefa del gabinete ministerial; y Camila Vallejo, aliada desde las movilizaciones estudiantiles.

Como jefa de asesores, asumió en primera instancia Lucía Dammert,  experta en materias de seguridad. 

Sin embargo, ese elenco no duró mucho tiempo y ya para septiembre de 2022, a solo siete meses de asumir, el círculo de hierro de Boric ya había sufrido sus primeras bajas. 

Jackson y Siches, presionados por la dura derrota del primer plebiscito constitucional, dejaron sus cargos y abandonaron el comité político. En el caso de la ex presidenta del Colmed, para alejarse definitivamente de la política, y Jackson siendo reubicado en el Mideso, cartera de segunda línea. 

Diez días después fue el turno de Dammert quien previo a la gira a la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2022 dejó el cargo tras presiones de RD —partido que decantó en el FA— para que Miguel Crispi asumiera la jefatura de asesores de La Moneda. 

Cinco meses después le tocó renunciar a Matías Meza-Lopehandía por su rol en el bochorno que significó para el Gobierno el erróneo indulto a presos por el estallido.

Así las cosas, para el segundo año de Boric en el poder, la estructura de consejeros había cambiado radicalmente: con influencia del Socialismo Democrático con Álvaro Elizalde y Carolina Tohá en puestos clave, con Crispi representando al FA en el diseño estratégico del Ejecutivo y con Carlos Durán como nuevo jefe de gabinete. 

A quiénes escucha el presidente

Este año, a propósito de la contingencia —la salida de Tohá, la renuncia de Crispi y el alejamiento provisorio de Vallejo de la vocería—, el mandatario se ha visto obligado a reestructurar su equipo de confianza.

Además de Elizalde en Interior, desempeñándose como jefe del gabinete ministerial, entró a la ecuación como jefe de asesores Felipe Melo, de perfil más técnico, a diferencia de Crispi que ostentaba un perfil más partidario y político. 

Algo similar pasa con Etcheverry quien, según voces de La Moneda, supo ganar la confianza de Boric mientras le tocó ocupar el cargo de vocera de Gobierno. 

Con un tono notoriamente diferente al de Vallejo, la otrora ministra de Ciencia logró sortear flancos y polémicas que afectaron al corazón de La Moneda. Sin ir más lejos, a Etcheverry le tocó llevar adelante la vocería tras la fallida compra de la casa de Salvador Allende. 

Y a pesar de tener las características propias de una ministra de una cartera sectorial, Etcheverry logró mostrarse como una nueva figura preponderante en el engranaje del palacio de Gobierno. 

A eso se le suma que tiene militancia frenteamplista, algo que Boric ha tendido a considerar en los nombramientos debido a su interés de proyectar liderazgos de su partido más allá de su mandato. 

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