José Antonio Kast siempre tuvo vocación de poder, pero los resultados nunca se le dieron. Eso, hasta este domingo 14 de diciembre.
Su primera incursión en la política fue en la Universidad Católica, casa de estudios a la que entró a estudiar derecho en 1984.
A diferencia de sus tres hermanos que optaron por la economía, Kast se decantó por el humanismo. “Dios me dio vocación humanista, y ella se potencia mucho desde mi entrada a la Facultad”, dijo en una entrevista en Revista de Derecho UC en 2005.
En los patios del Campus Oriente, un joven José Antonio Kast comenzó a establecer lazos con las figuras que tomarían las riendas de la derecha tras el régimen militar. Crescente Donoso, Arturo Yrarrazaval, Ricardo Gálvez, Orlando Álvarez, Ramón Luco, José Luis Cea, Luis Ortiz y Hernán Larraín fueron algunos de los docentes que lo inspiraron. Pero hubo dos figuras que lo deslumbraron: Gonzalo Rojas, historiador, y Jaime Guzmán, padre del gremialismo y fundador de la UDI.
Fueron ellos quienes lo empujaron a comenzar su carrera política.

En la UC, Kast llegó a ser secretario del centro de alumnos de Derecho que presidió Nicolás Coballes. También logró ser electo como miembro del Claustro Pleno cuando cursaba apenas el primer año de la carrera. Pero su gran deseo no lo alcanzó; ser presidente de la FEUC.
Ya bajo el alero de Jaime Guzmán, quién también fue cercano a su hermano Miguel, José Antonio entró de lleno al proyecto gremialista que fue bautizado Movimiento Gremial (MGUC), plataforma que moldeó a su generación y proyectó los liderazgos que a la postre tomarían las riendas de la recién formada UDI.
En su época estudiantil, además, vivió un episodio que lo marcaría para toda su trayectoria política: aparecer en la franja del SÍ.
“En mi calidad de estudiante universitario, y convencido de que la obra del gobierno va en beneficio de todos nosotros, los jóvenes…”, decía un Kast de 22 años en cadena nacional.
Sobre la campaña, Kast diría años más tarde: “cuando vi la franja del ‘No’, con ‘la alegría ya viene’ y nosotros salíamos con unos ladrillos y unas cosas grises, dije: ‘Aquí perdimos'”.
El republicano, hoy, se convirtió en el primer presidente en haber votado por el SÍ.
El quiebre con la UDI
3 de junio de 2008. José Antonio Kast, en ese momento diputado y jefe de bancada de la UDI, daba un golpe al corazón del gremialismo y a los coroneles anunciando que competiría por la presidencia del partido.
Por esos años, Hernán Larraín, ese mismo que impartió clases a un joven Kast, iba de salida de la conducción del gremialismo y los fundadores del partido, Pablo Longueira (quién le cedió el escaño a Kast en la Cámara), Jovino Novoa y Andrés Chadwick ya tenían al designado para la sucesión del cargo: Juan Antonio Coloma, también coronel.

El anuncio de Kast, que justificó en la necesidad de renovar los liderazgos del partido, fue un remezón en la interna. Desde su fundación, la mesa directiva nunca se había sometido a elección.
El diputado no estaba sólo. Rodrigo Álvarez, Marcela Cubillos, Darío Paya y Claudio Alvarado, entre otros dirigentes, respaldaron el golpe al tablero que proponía Kast. Algunos de ellos lo acompañan hoy en su arribo a La Moneda.
Aquella vez la jugada del diputado rebelde no resultó. Coloma se impuso en la elección interna. Pero el mensaje estaba instalado: Kast no pensaba seguir a la sombra de los coroneles, algo que confirmó ocho años más tarde cuando finalmente abandonó el partido que había ayudado a moldear. La fecha exacta fue el 31 de mayo de 2016. Ese día, Kast (que atravesaba su último año como diputado) anunció que dejaba la UDI tras 26 años de militancia.
“En mí se apagó la llama de esperanza de renovar la UDI. Porque creo que son estas formas establecidas las que han ido ahogando el fondo de la UDI, lo cual ha sido permanentemente mi ocupación y preocupación”, decía Kast al momento de dejar la tienda.
En ese momento ya había decidido que iba a competir en la elección presidencial del próximo año, incluso si el partido apoyaba a Sebastián Piñera, como terminó sucediendo. Su salida del gremialismo fue el primer hito en el cambio del paradigma de la derecha nacional.
Fundación de Republicanos y la irrupción en La Moneda
Kast debió transitar un pedregoso camino hasta que logró levantar el Partido Republicano. Varios de sus antiguos correligionarios de la UDI apostaban por su fracaso político. Ya en 2017, en la primera elección presidencial que enfrentó, algo de eso se hizo realidad. Apoyado por un partido en formación llamado Unidos en la Fe, Kast obtuvo apenas el 7,93 % de los votos.
Lejos de asumir la derrota como un punto final de sus aspiraciones, Kast aprovechó la plataforma presidencial para erigirse como el líder de una incipiente derecha más conservadora, “sin complejos” —como le gustaba definir a su movimiento— y con el claro objetivo de posicionarse como algo distinto a Chile Vamos.
Fue el 20 de abril de 2018 que ese movimiento, personalista y centrado en la figura de Kast como líder, tuvo su primera expresión. En la sala Omnium, en Las Condes, unas dos mil personas se reunieron para adherir al movimiento que fue bautizado como Acción Republicana.
En aquella ocasión, Kast manifestó: “No hemos venido a fundar un partido político ni a repartirnos cargos en estructura partidaria, queremos poner el foco en las personas, y no en los dirigentes. No se trata de Kast o de una carrera política, sino que de todos nosotros”.

Apenas un año después de ese discurso, Kast junto a los primeros dirigentes que abandonaron la UDI para integrar ese movimiento, inscribieron el Partido Republicano ante el Servel.
El camino de los republicanos de la mano de su fundador fue vertiginoso: se declararon oposición al gobierno de Piñera, comenzó el periodo de reclutamiento de parlamentarios y dirigentes, y apenas dos años desde su creación llegó el primer batacazo al sector: Kast alcanzó la segunda vuelta en 2021 dejando fuera al candidato de Chile Vamos, Sebastián Sichel.
El resultado del balotaje, al igual que en tantas otras oportunidades de su vida, no se le dio. Al frente en el balotaje estaba Gabriel Boric, el líder frenteamplista.
A cuatro años de esa derrota, tal como vaticinó a principios de año —“la tercera es la vencida”, dijo— fue electo tras derrotar a la candidata de la izquierda, Jeannette Jara. Y de paso convirtiéndose en el presidente electo más votado de la historia de Chile.