Hace más o menos una década se daba comienzo a la sexta generación de consolas. Por un lado, Sony, respaldado por la reputación de tener la consola más vendida de la historia (PS1). Nintendo tratando de salir a flote de la primera derrota en ventas de su historia (N64) y Sega gastando sus últimos cartuchos en esta cruel batalla consolera. Lo demás ya es historia.
PS2 superó a su antecesor y batió todos los records de venta y Gamecube se convirtió en la consola menos vendida en la historia de Nintendo -Virtualboy es caso aparte-, y Dreamcast… bueno, ya sabemos que pasó con eso. En medio del fuego cruzado desatado entre los grandes de la industria, parecía no haber espacio para nadie más, sin embargo, Microsoft tenía algo que decir y se involucró en una batalla de la que salió bastante airoso con su primer Xbox.
Xbox, lanzada el 15 de Noviembre del 2001
En una segunda arremetida, Microsoft lanzó su actual consola de sobremesa, el Xbox 360, adelantándose un año a Nintendo y Sony, e impactando el mercado de maneras, hasta ese momento, impensadas. Con la promesa de la plataforma online más robusta del mercado y una capacidad grafica sobresaliente llegó a las tiendas la máquina que, en exclusiva, daría cabida a algunas de las franquicias más populares de la industria, entre ellas Gears of War y Halo.
Los comienzos no fueron para nada sencillos, las famosas luces rojas generaban gran desconfianza entre los consumidores, pero estos miedos fueron rápidamente apaciguados con una garantía de tres años que ofrecía el reemplazo por una unidad totalmente nueva al enfrentarse a este inconveniente, además sin límite de eventos. Probablemente ustedes conocen a alguien o son de esos jugadores que han tenido dos, tres o hasta cuatro Xbox 360 producto de este problema, situación que anecdóticamente, hoy en día es vista como de lo más normal.
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