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9 de Diciembre de 2018

Los delirios de Fito Páez

Un disco pop rock que brilla entre el catálogo del argentino de los últimos veinte años cuyas temáticas pasan por el feminismo, la crítica social y el amor.

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Su clásico piano de cola espera en el escenario más de lo presupuestado porque el show empieza con media hora de atraso frente a un público que ya está impaciente por la espera. Audiencia que llegó hasta el Movistar Arena cuyo formato anoche era mini, es decir con la mitad de su capacidad la cual no fue completada del todo. La cita tenía como objetivo, revisitar una vez más himnos del rock argentino junto con la presentación del nuevo material de Rodolfo Páez (55) llamado La ciudad liberada (2017).

Se trata de un disco pop rock que brilla entre el catálogo del argentino de los últimos veinte años cuyas temáticas pasan por el feminismo, la crítica social y el amor. Tal como sucedió con el álbum más vendido de la historia del rock trasandino, El amor después del amor (1992), Fito se ilumina gracias a dicho sentimiento. Si en esa época se inspiró en Cecilia Roth, hoy su musa es su novia Eugenia Kolodziej con quien protagoniza el clip de la canción “Tu vida mi vida”, ganadora del Grammy como mejor canción rock.

La vibra positiva del flaco Páez se hace presente envuelta en un traje azul y una polera “tekcnicolor”, la canción que abre el show es la que le da el nombre al disco y es apoyada por imágenes de una heroína tipo transformer pero vestida con caparazones de cartón; “la orquesta de bolsillo” como se refiere él a su banda está compuesta por cinco músicos entre los que se destaca la corista Anita Álvarez de Toledo, quien fue parte de la grabación de Fuerza Natural de Gustavo Cerati y en la actualidad acompaña al rosarino.

“No se escucha bien, está todo saturado” vocifera alguien del público debido al volumen de los instrumentos, súplica que no fue escuchada porque la saturación continuó durante todo el show que vio pasar clásicos como “11 y 6”, “Al lado del camino”, “El amor después del amor”, “Tumbas de la gloria” además de la dramática y oscura “Ciudad de los pobres corazones” que dejó espacio para un solo del guitarrista que Fito celebró más que nadie. “5778” capturó uno de los mejores momentos de la noche, la pieza instrumental que cierra la última entrega está plagada de bases espaciales donde el hombre tras “Un vestido y un amor” se planta como director de orquesta y las imágenes muestran átomos que luego se convierten en un niño y una niña. En buen chileno, “una pelada de cable” experimental y delirante.

Si bien Fito Páez es un prócer de la música argentina, su visita a Santiago no generó mayor expectación; el público se mostró apagado a tal nivel que el pianista tuvo que hacer malabares para encenderlo. A pesar de eso y la grandilocuencia sonora, Páez defiende el nuevo material que se encumbra como lo mejor que ha hecho desde la etapa en que echó a rodar su vida.

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