Vallejo es clara: “Me parece fundamental que dentro de los cambios políticos y culturales que nuestra sociedad requiere, se fomente y exija respeto entre las personas como un elemento clave para la convivencia”. Respecto de la Ley de Respeto Callejero, que penaliza actos que denosten a una persona en la vía pública, Camila decidió patrocinar la iniciativa impulsada por el Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC).
Respecto de su experiencia como víctima de situaciones de acoso, la parlamentaria comenta que ha sufrido de éste desde muy joven. Sin embargo, Vallejo aclara que ha sido testigo de acoso llevado a expresiones mayores, como tocaciones en el Metro o cuando mujeres son víctimas de los gritos de un acosador.
En relación a su vida laboral, la ex presidenta de la Fech declara que sufrió de violencia de género desde que trabajó como garzona, ocasión en la que los clientes eran los que más ejercían esta conducta. En su carrera en el Congreso, Vallejo también reconoce haber visto y sido parte de violencia.
Reflexionando sobre el tema, Camila admite lo difícil que es ser mujer en diversas áreas de la vida social, “sobre todo en las sociedades capitalistas en las que se ve a la mujer como un objeto”. Una de las críticas que hace es que de forma constante se cuestiona la inteligencia y las capacidades de las mujeres en su ambiente laboral.
Por lo anterior es que la representación de las mujeres en la esfera pública es difícil de igualar. “En esa línea, vemos que la mujer tiene un alto nivel de participación en las organizaciones sociales, pero esto no se refleja en la política nacional, principalmente por lo complicado que es para una mujer llegar a puestos de decisión en la mayoría de los partidos”.
