El anuncio a principios de diciembre de un donativo filantrópico de 6.250 millones de dólares por parte de Michael y Susan Dell volvió a poner en primer plano un proyecto que lleva décadas en el debate político estadounidense: crear cuentas de inversión para niños con el fin de que, al llegar a la adultez, dispongan de un capital inicial fruto del rendimiento compuesto, bautizadas como cuentas Trump.
Esta nueva herramienta financiera funciona como un instrumento de inversión exento de impuestos, similar a lo que sería una jubilación individual. Cualquier menor de 18 años, que cuente con número de Seguro Social, puede abrir una a través de sus tutores legales y puede recibir aportes de familiares, empleadores u otros donantes.
La medida fue complementada con otra decisión: los bebés nacidos durante el presente segundo mandato del presidente Donald Trump recibirán 1.000 dólares del gobierno, mientras que los Dell planean aportar 250 dólares a la mayoría de los niños de hasta 10 años que abran sus cuentas.
Los fondos serán invertidos en índices bursátiles y podrán retirarse solo cuando sus usuarios cumplan la mayoría de edad, para ser utilizados en educación, vivienda, emprendimiento o jubilación. La medida se respalda en otras iteraciones similares, donde se ha demostrado que las cuentas de inversión para niños reducen la brecha de riqueza, considerando además que solo seis de cada diez estadounidenses poseen acciones.
Sin embargo, el diseño actual presenta un riesgo central: muchos de los niños que más se beneficiarían podrían quedar fuera.
Por qué las cuentas Trump podrían dejar fuera a los más necesitados
Expertos destacan que la inscripción automática es clave para evitar dejar fuera a un grupo importante. Jin Huang, codirector del Centro para el Desarrollo Social de la Universidad de Washington en St. Louis, advirtió: “Es altamente probable que nos perdamos a millones de niños” si los padres deben registrarlos manualmente, como establece la normativa vigente.
Otra de las críticas a la medida tiene que ver con la equidad. A diferencia de algunas propuestas demócratas, que determinan aumentar el aporte inicial de acuerdo al ingreso familiar, las cuentas Trump no diferencian por condición económica. En otras palabras, un menor de una familia acomodada recibirá el mismo monto que uno de un sector en pobreza, limitando el impacto redistributivo del programa.
Pese a estos cuestionamientos, defensores del plan sostienen que ampliar la participación en el mercado bursátil es fundamental para reducir la creciente brecha de riqueza en Estados Unidos. Además, analistas estadounidenses indican que el simple hecho de que más niños crezcan sabiendo que poseen un ahorro propio para su futuro puede llegar a representar un cambio de mentalidad con efectos a largo plazo.