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Del garaje al retail nacional: la historia de Mizos, las marca saludable de Gonzalo Aspillaga y Cristóbal Yuraszeck

La empresa, que partió solo con galletas, tiene presencia en seis categorías y hace poco lanzaron su línea de cereales para el desayuno.

En plena Ruta 5 Norte, en el sector de Las Esteras, un cartel discreto señala las oficinas y la nueva fábrica de Mizos. Es ahí donde se producen las galletas de arroz que comenzaron a masificarse en 2018, aunque su origen es mucho más modesto: partieron en el garaje de una casa, y hoy están presentes en todos los supermercados y tiendas de conveniencia del país.

La historia la relata su fundador, Gonzalo Aspillaga, quien, convencido del potencial de la alimentación saludable, comenzó a elaborar galletas de arroz en su casa. Las bautizó Mizos, y en el patio de sus suegros adaptó unos antiguos camarines para dar vida al emprendimiento familiar. Su primera vitrina fueron los kioscos de la costa de la Quinta Región, y el boca a boca fue su única estrategia de marketing.

Al otro lado del mundo, en Australia, Cristóbal Yuraszeck —hijo del empresario José Yuraszeck— también se sentía atraído por el mundo de la vida sana. Cansado de los negocios tradicionales, tras haber sido parte de empresas como Azul-Azul y CIC, optó por hacer un Master of Arts y explorar un nuevo rumbo. Su idea inicial era abrir en Chile un formato de minimarket enfocado en productos saludables. “Mucho antes de que existieran propuestas como esas acá, pero cuando ya me venía de vuelta, mi socio se arrepintió”, recuerda.

De vuelta en Chile, Aspillaga dio el gran salto cuando logró ingresar a Walmart. “Justo a la compradora le gustó el producto, lo probaron sus hijos y partimos. Pero todo seguía siendo artesanal”, cuenta.

Ordenar la casa

Antes de establecerse en su actual planta en Quilicura, Mizos —que hoy es mucho más que solo galletas— tuvo pasos por Cerro Navia y Lampa. Actualmente, además de galletas de arroz, fabrican granolas, cereales, barritas y sticks de frutas, todos productos libres de gluten. “No satanizamos el azúcar, pero usamos los ingredientes más naturales posibles y no incluimos preservantes”, señala Aspillaga.

Según Yuraszeck, existe un cambio cultural en torno a la alimentación: “Transversalmente, en distintas comunas y sin importar el nivel socioeconómico, las personas están dispuestas a invertir en comida más saludable. Y desde ese punto de vista, el producto no es caro”.

El encuentro entre ambos fue casual: en un asado, Gonzalo le comentó a Cristóbal que estaba creciendo con Mizos y necesitaba apoyo. “Muchos años compartí techo con la empresa Buka y cuando ya fue momento de separar aguas, empecé a pololear con Cristóbal”, recuerda.

Yurazeck comenzó a involucrarse, sin un cargo formal, observando el áreas como la comercial, que carecía de planificación y fuerza de ventas. En 2019 sellaron la sociedad y trazaron un plan de expansión que, a pesar de la pandemia, ha reportado un crecimiento sostenido de 40% anual en ventas.

Ahora vamos a entrar a Jumbo con cereales. Estamos en seis categorías y se viene un nuevo lanzamiento en las próximas semanas”, adelantan los socios.

Una marca chilena con potencial

Pese a su posicionamiento en el segmento de colaciones familiares, Mizos aún tiene un amplio margen para crecer. “Más de la mitad del país no conoce la marca, lo que representa una gran oportunidad”, comentan. Además, destacan que el 85% de los productos se fabrica en la planta de Quilicura y que la marca es 100% chilena, algo que muchos aún desconocen.

Hoy, Aspillaga ejerce como gerente general, y Yuraszeck lidera el área comercial. Entre sus próximos pasos está el fortalecimiento del canal tradicional: kioscos, almacenes y pequeños puntos de venta, los cuales complementan su presencia en el retail. También han consolidado un canal e-commerce con una comunidad activa: los Mizos Lovers, un club de clientes con acceso exclusivo a descuentos, lanzamientos anticipados y participación en el desarrollo de nuevos productos.

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