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Cable Humboldt: Chile en la batalla digital submarina

El Cable Humboldt conectará Chile con Oceanía y redefinirá la soberanía digital en medio de la competencia geopolítica entre China y EE.UU.

Podría decirse que hitos como la construcción del Cable Humboldt, aprobado en 2024 e impulsado por Google junto a la agencia estatal Desarrollo País, abre un nuevo flanco en el enfrentamiento submarino que mantienen China y EE.UU. por el control de las telecomunicaciones de datos a nivel global. ¿Otro frente de batalla más? Un ejemplo en nuestra propia historia patria ayuda a entender el valor estratégico de las comunicaciones bajo el mar:

Corría mayo de 1879 y los acorazados del Perú bajaban desde Chorrillos con la misión de proteger el cableado submarino que se extendía hasta Caldera. Chile había diseñado una estrategia naval que consistía en atacar las vías de comunicación de su enemigo y, por eso, suspender la conectividad del telégrafo era fundamental. Ese y no otro, era objetivo estratégico que desató el histórico Combate Naval de Iquique y la gesta heroica de Prat. Han pasado casi 150 años, y los conflictos entre naciones aún parecen mantener un frente de batalla bajo el mar.

Una infraestructura crítica para el siglo XXI

El recuerdo de esa trama bélica es traído hoy a la memoria por Sebastián Dueñas, abogado y encargado del Programa de Derecho, Ciencia y Tecnología de la UC. Quiere alertar sobre la importancia de los cables submarinos de fibra óptica -como Humboldt- que hoy transportan entre el 95 y el 99% de las comunicaciones globales.

“Chile debe considerar este trazado no solo como infraestructura técnica, sino también como infraestructura crítica. No basta con una ley nacional, necesitamos repensar qué entendemos por infraestructura crítica y cómo la protegemos a nivel de seguridad nacional”, advierte.

Con una inversión cercana a los 300 millones de dólares —de los cuales Chile aportará unos US$25 millones—, el Cable Humboldt considera un tendido submarino de 14.800 km que unirá Valparaíso con Sídney, vía Polinesia Francesa. Será el primer enlace directo entre Sudamérica y la región de Asia Pacífico.

Tras el anuncio del acuerdo con Google, realizado por el Presidente Gabriel Boric en su Cuenta Pública de junio pasado, China también hizo sentir su interés en cablear el maritorio local. Así, según el en agosto se constituyó en el una empresa de capitales chinos que buscará construir un trazado desde nuestras costas hacia Hong Kong.

La competencia con China y Huawei

Según publicó el Diario Oficial el 22 de agosto, China Mobile International UK Limited constituyó la sociedad CMI Chile SpA, con giro en telecomunicaciones “incluyendo servicios de aterrizaje de cables submarinos”. La firma es una subsidiaria de Huawei, el gigante tecnológico chino.

Así, el fondo de nuestro mar aparece como un nuevo escenario de competencia entre China y EE.UU., y pone de relieve la advertencia académica sobre la necesidad de contar con salvaguardas jurídicas modernas. “La regulación que hay para los cables submarinos es bastante anticuada, de fines de los 1800 (…) claramente no responde a la lógica de la infraestructura actual”, define Dueñas.

Desde el gobierno, el subsecretario de Telecomunicaciones, Claudio Araya, defiende la apertura nacional a las inversiones:

“Chile tiene sus fronteras abiertas para la inversión, facilita las autorizaciones, y desde hace décadas viene favoreciendo la instalación de infraestructura. Por eso nos hemos transformado en una puerta digital de Sudamérica”, afirma.

Araya destaca que hoy existen 30 data centers con capital extranjero y se espera que se abran 30 más: “El país se vuelve más atractivo mientras más conexiones tengamos, tanto mediante cables submarinos como terrestres”.

Historia de los cables submarinos en Chile

La experiencia del Cable Humboldt no es nueva. Araya recuerda que Chile ya tiene un largo historial de conexión submarina:

  • Curie (Google, conecta con EE.UU. desde 2019).
  • Mistral (América Móvil-Claro).
  • SAmún (Telxius) y SAC-1 (Cirion).

“Tenemos una larga historia de conexión submarina en este siglo, además de múltiples cables transfronterizos”, subraya.

Riesgos de sabotaje y vacíos legales

Cómo se comportarán las potencias en el fondo submarino es, literalmente, un nuevo mapa que recién comenzamos a explorar.

Un antecedente: el 25 de diciembre de 2024 se produjo una avería en el cable eléctrico Estalink 2, que une Finlandia y Estonia; simultáneamente, se dañaron cuatro cables de telecomunicaciones. Se sospechó de sabotaje, pues el fondo marino mostró marcas de un ancla arrastrada por más de 100 km. La investigación apuntó al petrolero Eagle S, vinculado a la “flota sombra” rusa, aunque hasta hoy no hay certezas.

“Casos como los del Mar del Norte, en la costa de Finlandia o lo que ocurre en Taiwán, no tienen un mecanismo jurídico eficiente para perseguir responsables”, advierte Dueñas. Y concluye: “Es muy difícil detectar cuándo es acción humana, sabotaje o un accidente. Eso pone a los cables submarinos en un área gris, difícil de calificar como acción de guerra que permita represalias”.

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