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11 de Octubre de 2017

Nueva Educación Pública, un logro y un desafío

"La Nueva Educación Pública es una política de Estado, un compromiso transversal para que el sistema educacional público cuente con los recursos e incentivos necesarios para mejorar".

Por Tomás von Bischoffshausen
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Tomás von Bischoffshausen es Cientista político.

Que bien por Chile volver a contar con un Sistema de Educación Pública que permita garantizar estándares mínimos de infraestructura, recursos-pedagógicos, formación directiva y docente; que potencie el trabajo en red de los distintos actores escolares de manera de contagiar las buenas prácticas; que promueva la mejora escolar mediante equipos técnico-pedagógicos que acompañarán a las escuelas y liceos en sus procesos de mejoramiento educativo; que establezca metas claras y responsabilidades para los directores de las escuelas y los directores de los nuevos Servicios Locales de Educación; y que contemple la creación de una Dirección de Educación Pública en el Ministerio a cargo de diseñar política educativa de vanguardia; entre otras cosas. Es decir, un cambio en el modelo de gestión que mueve a los actores del sistema hacia la mejora continua.

Pero que nadie se confunda, no es una varita mágica: los procesos educacionales y la generación de capacidades en las comunidades escolares no son inmediatos y requieren de años para encarnarse ¡no existen varitas mágicas! Aunque nadie puede negar que este proyecto era necesario y urgente. Con este hemos retomado el rumbo. La Nueva Educación Pública es una política de Estado, un compromiso transversal para que el sistema educacional público cuente con los recursos e incentivos necesarios para mejorar. Nueva Educación Pública es el comienzo de una serie de cambios organizacionales que tomarán lugar por las próximas décadas al interior de las comunidades educativas.

Ahora, en la senda adecuada, aún queda un gran trabajo por hacer, implementar el sistema. Hoy más que nunca no podemos dejar caer la oportunidad técnica que tenemos para generar un sistema que efectivamente promueva la calidad educativa. Sigamos actuando con responsabilidad. En lo inmediato, actuar con responsabilidad implica que los primeros Servicios Locales de Educación no deberán ser vistos como una medallita comunicacional para visibilizar cambios parciales antes de que termine el gobierno, sino como instituciones en donde sembrar capacidades reales para generar cambios sistémicos y sostenidos: redes directivas y docentes, convenios de formación docente, convenios de formación directiva, recursos basales para infraestructura y mobiliario, escalar a todas las escuelas del territorio aquellos programas educativos que hayan demostrado un impacto positivo, entre otros.

Las primeras acciones definirán un ejemplo a seguir para los demás Servicios Locales de Educación. En ese sentido, dos debiesen ser los focos a trabajar, a saber, (i) el diseño de los convenios de gestión del sistema educacional, los cuales permiten una rendición de cuentas que mueve al sistema hacia la mejora continua; y (ii) la estandarización de condiciones básicas para operar en términos de infraestructura, mobiliario y programas educativos (un piso mínimo).

En cuanto al acoplamiento de los instrumentos de gestión, estos deben pasar por el Proyecto Educativo Institucional, el Plan de Mejoramiento de las escuelas, el Plan Anual Local, el Convenio de Desempeño del Director del Servicio Local, y el Plan Nacional de Educación Pública a ocho años. Todos estos instrumentos debiesen estar construidos bajo la forma de un marco lógico que permita que se acoplen teniendo presentes sus respectivos objetivos, estrategias, actividades, metas e indicadores. A su vez, estos convenios deben estar en sintonía con los instrumentos de medición del Plan Sac, los cuales por supuesto, pueden y deberán estar sujetos a revisión. No se trata en ningún caso de normar y decirle qué debe o no hacer la escuela, sino de encontrar horizontes comunes.

Por supuesto que el problema de la educación escolar no acaba con las recomendaciones anteriormente descritas. En la actualidad los establecimientos no tienen gas, luz, están enrejados a más no poder, no cuentan con áreas verdes, los alumnos traen problemas sociales desde sus casas que les impiden concentrarse, los docentes no tienen la formación necesaria para tratar con esos alumnos, los alumnos llegan a la escuela mal nutridos, etc. Nueva Educación Pública no viene a solucionar todos esos problemas por arte de magia. Solo en la medida en que la ley se materialice en instituciones con profesionales de carne y hueso capaces de diagnosticar y planificar un plan de acción para mejorar los establecimientos públicos del país, es que las niñas, niños y adolescentes de Chile podrán ser el día de mañana los dueños de su propio futuro.

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