A mediados de los 60′, un graffiti en la estación de metro de Islington en Londres, quedó inscrito en la historia del rock. “Clapton es Dios”, decía. El enunciado fue fotografiado y se convirtió no solo en una de las imágenes más famosas de la década, sino que para muchos en una verdad.
En ese entonces, Eric Clapton tocaba en los Bluesbreakers y ya era uno de los mejores guitarristas blancos jamás conocidos. Luego la leyenda se expandiría con sus otros proyectos: Cream, The Yardbirds, Blind Faith y su carrera solista. Pero a diferencia de lo que cuenta la Biblia de Dios, Clapton no era todopoderoso. Y hoy con 71 años, está a punto de retirarse para siempre de la guitarra por una dura enfermedad.
Se trata de la neuropatía periférica, una afección que le provoca adormecimiento y descargas eléctricas en las manos y piernas y que según el propio músico le está impidiendo tocar con normalidad. “Me cuesta mucho tocar la guitarra y he tenido que hacerme a la idea de que eso no va a mejorar. Es decir, es un duro trabajo, a veces, sobre todo por la parte física. Me estoy haciendo mayor y es muy duro”, dijo el músico.
La enfermedad que sufre hace ya dos años, podría tener su origen, según los médicos, en el excesivo consumo de alcohol del músico durante varias décadas. Clapton fue un adicto confeso al alcohol y a la heroína y en una entrevista reciente aseguró: “No sé como sobreviví, sobre todo en los setenta. Por alguna razón, me arrancaron de las fauces del infierno y me dieron otra oportunidad”.
