Un quiebre inesperado pero al parecer definitivo tuvo la amistad entre Coni y Pincoya, tras la fiesta del viernes en Gran Hermano.
Tan fuerte fue la ruptura, que Constanza Capelli pidió la expulsión de Jennifer Galvarini. Dijo que, de lo contrario, ella renunciaría. Y, de acuerdo a videos revelados por Chilevisión, al parecer cumplió con su palabra.
Todo ocurrió en el marco de la primera fiesta desde el reingreso de seis participantes tras el repechaje.
Y si bien la cita generó varios conflictos, todos los demás fueron opacados por el quiebre entre las amigas que parecían inseparables.
La pelea se originó cuando Francisca y Sebastián, enemigos declarados de Coni, se acercaron a conversar con la oriunda de Chiloé.
Este encuentro molestó a la bailarina, que le reclamó a Pincoya. En un momento, esta última tomó del brazo a Constanza, lo que desató su ira.
Antes, la bailarina le había dicho “haz la hue… que quieras, sálvate sola“.
Coni exigió la expulsión de Pincoya
Pero sin duda que la parte más fuerte fue cuando acusó a Pincoya de agredirla. “Que se vaya esa hue… me empujó. Yo no voy a permitir que esa hue… me toque“, dijo indignada.
Luego, en el confesionario, Coni exigió la expulsión de la chilota y amenazó con irse si la producción no lo hacía.
Pasó algo indiscutible en la fiesta. Esta mujer me empuja a mi, entonces yo quiero saber qué va a pasar. O se va ella o me voy yo, no me importa nadau0022, señaló Capelli.
Por su parte, en la misma instancia Pincoya aseguró que “yo a ella le tengo un amor grande, pero no la voy a detener. Si ella se quiere ir yo no la voy a detener“.
Los registros difundidos por Chilevisión también mostraron cuando, luego de pasar por el confesionario, Coni preparó sus maleta para dejar Gran Hermano.
Todo frente a Ignacia Michelson, que la llamaba a cambiar de opinión.
Este domingo se conocerá si, tal como trascendió desde la producción, efectivamente Coni dejó el reality de Chilevisión.
Las siguientes fueron las escenas que divulgó el canal sobre el conflicto entre ambas ex amigas.
Quizás el problema nunca fue el pituto en sí, sino quién lo ejercía. Porque al final del día, el Estado no se transformó en un espacio más transparente, más justo o más meritocrático. Solo cambió de manos. Y con ello, cambió también el tono: menos pudor, más autoindulgencia y la persistente convicción de que el poder, cuando es propio, siempre está justificado.
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A pesar de que no hay indicios de la contratación de un entrenador, Chile sigue sumando amistosos. Ya tiene encuentros agendados en marzo y septiembre.