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Javier Cercas: “En Chile han idealizado el poder político del papa”

Convertido por estos días en el escritor ateo con mayor expertiz en temas vaticanos, el español pasó por el país para promocionar su novela El loco de Dios en el fin del mundo —agotada en librerías— y hablar de lo disruptivo que Mario Bergoglio fue para la Iglesia. También opina sobre su sucesor, León XIV: “Siendo un personaje muy próximo a Francisco, puede intentar consolidar sus reformas, pero sin su radicalidad”, postula.

Javier Cercas, autor de El loco de Dios en el fin del mundo
Javier Cercas, autor de El loco de Dios en el fin del mundo

Pocos laicos —ateos, además— han tenido la posibilidad de recorrer los pasillos de El Vaticano como Javier Cercas. Durante dos años, el escritor español estuvo investigando ahí para escribir su última novela El loco de Dios en el fin del mundo (Random House), en la que da cuenta de una visita que el papa Francisco I realiza a Mongolia y de la visión de Iglesia que tenía el fallecido pontífice. La noticia de la muerte de Mario Bergoglio coincidió con el lanzamiento del libro. La expectación mundial por el cónclave para elegir a su sucesor lo pilló en Santiago de Chile.

—Vaya sincronía.

—Sí, sincronía, pero es que este hombre también tendría que morir en algún momento. Es decir, yo no pensaba que iba a tardar tanto, podía haberse muerto mientras lo escribía, podía haberse muerto un año atrás… pero si tenía casi 90 años. No puede ser una sorpresa para nadie. Hombre, claro, que muera el Lunes de Resurrección y el día antes de la aparición del libro, pues…

A los 63 años, Cercas se ha convertido en uno de los escritores más premiados de habla hispana. El también miembro de la Real Academia Española es autor de bestsellers como Los soldados de Salamina, El vientre de la ballena y Anatomía de un instante. En este último volumen mezcla la crónica, la poesía y el ensayo biográfico, revelando cómo su propia pérdida de fe en la adolescencia, sumada a una adultez plagada de racionalismo y lecturas existencialistas, entra en constante conflicto con el catolicismo de sus entrevistados vaticanos. Desde ahí, se entiende su renuencia a ver que en la llegada al mundo de su libro opere, a lo menos, un misterio glorioso.

—¿Qué interpretación has podido darle a esa coincidencia?

—Que es una más de las muchas coincidencias que están en el libro. Desde que le abran las puertas del Vaticano a un escritor por primera vez en dos mil años, hasta lo que sucede al final. Si yo fuera creyente, creería que mi epílogo es un pequeño milagro porque es otra coincidencia, pero es una coincidencia nada más.

—El libro termina siendo muy personal. Te acercas al papa Francisco buscando darle a tu madre católica una respuesta sobre el más allá y cierras recibiendo su pésame por la partida de ella. ¿Se remeció tu falta de fe?

—O sea, con el libro a mí me ha cambiado todo. Si la visión de un libro no te cambia la
vida, no puede ser un buen libro. La literatura es placer, pero es conocimiento, y el conocimiento te transforma. Entonces, a mí me ha cambiado mi forma de ver, obviamente, la Iglesia, el cristianismo y el Vaticano; porque no lo conocía.

—Escribes que esperabas que fuera algo más siniestro.

—Claro, creía conocerlo como todo el mundo, pero mi conocimiento era muy superficial. Lo mismo del papa. Entonces, sí, todo ha cambiado. Hasta mi forma de verme a mí mismo me ha cambiado, en todos los sentidos.

—¿Por ejemplo?

—Hombre, yo ahora soy igual de ateo, pero mucho más anticlerical de lo que era (ríe). Una de las cosas que he aprendido es a ser anticlerical de verdad, porque el papa era anticlerical de verdad… Si tu pregunta es sobre si me he convertido, te cito lo que me ha dicho Lorenzo Fazzini, que es un personaje entrevistado dentro del libro: “Si te conviertes, no lo digas en el libro ni en la promoción del libro, porque entonces no vas a vender un puñetero ejemplar. Ahora, al cabo de cuatro años, cuando ya hayas vendido los libros, lo cuentas en otro libro” (vuelve a reír).

Javier Cercas está contento. El loco de Dios en el fin del mundo se ha transformado vertiginosamente en un nuevo bestseller. Sin falsa modestia, dice que se encamina a ser el más vendido de su autoría.

“Con el tiempo vamos a saber la cantidad total de libros que se venderán, pero tuvo una recepción inmediatamente muy cálida. Nunca había tenido un libro que fuera el más vendido en varios países al mismo tiempo, no me había pasado nunca y ocurrió justo antes de la muerte del papa. Porque el libro estaba en librerías veinte días antes de su muerte, y la verdad es que después de eso se ha acentuado. Por ejemplo, solo en la semana del Día del Libro (28 de abril) en España se vendieron casi 28 mil ejemplares. Es una barbaridad. Y ahora mismo, este libro está como el más vendido en España, en Italia, en Perú, en Argentina, en Colombia. Me parece que aquí también. O sea, es que se está vendiendo una brutalidad. ¿Ayudó la muerte del papa? Probablemente, pero el libro ya salió así”.

—Este libro ayuda a conocer el pensamiento de Francisco. ¿Crees que terminará siendo testimonio de lo que fue su apostolado?

—Eso lo sabremos con el tiempo. Lo cierto es que no existe un libro así, por una razón muy sencilla: ningún papa autorizó antes un libro de este tipo, y eso ya te muestra que era un papa singular. Francisco ha sido un papa muy especial, ha hecho cosas raras, muchísimas, cosas que se salían de la norma.

“He pensado mucho en Allende”

El retrato que Javier Cercas realiza sobre Mario Bergoglio recorre desde su niñez en Argentina hasta el viaje a Mongolia realizado en 2023. Destaca su interés por visitar un país con apenas 1.500 católicos como una forma de cumplir la obra misionera de los jesuitas, pero también como una manera de acercar la Iglesia hacia las periferias de la fe. Su paso por Chile en 2018 y el profundo impacto que tuvo en él caer en cuenta de cómo los obispos locales desatendían las denuncias de abuso al interior de la Iglesia también son mencionados en el volumen que pronto será reabastecido en las librerías locales.

—Cuentas que ir a Mongolia era una forma de acercarse a China. ¿Crees que previó el escenario político actual?

—No, y ese es un gran error que se comete con la figura del papa. Me di cuenta de que cuando se escribía del papa en los medios generalistas casi solo se hablaba de política, lo cual es horrible. Porque el papa claro que tiene una dimensión política, pero antes que nada es un líder religioso. Si se le hace caso es porque es un líder espiritual, no porque sea un líder político. Parece increíble que haya que decir esto, pero el papa no tiene ningún poder ejecutivo, salvo en el Vaticano. Parecía que el papa no paraba de hablar de la guerra de Ucrania cuando aparecía en los medios. Eso era todo lo que se escribía de él, y eso es una paradoja extraordinaria: su discurso religioso, que es el que cuenta, quedaba completamente enterrado. Entonces, yo estaba obsesionado con restituir su dimensión religiosa, lo cual significa excluir la dimensión política.

—Bueno, históricamente los papas han intervenido en guerras. Está el caso Chile-Argentina en 1978.

—Si es por eso, también hubo un futbolista (Didier Drogba) que paró una guerra en Costa de Marfil… Aquí habéis idealizado de una manera esa anécdota del papa Juan Pablo II, habéis idealizado el poder político del papado, pero eso fue una cosa totalmente excepcional y anecdótica.

Cercas es un escritor que se siente cercano a Chile. Fue amigo de Roberto Bolaño, admirador de Nicanor Parra, al punto de que en esta novela se da la licencia de impostar la voz de El Cristo de Elqui para dar la visión de un loco sobre otro loco: Francisco I.

Durante sus días en el país asistió a tertulias universitarias, dio entrevistas, almorzó con colegas como Rafael Gumucio y visitó La Moneda. El día de esta conversación estaba ansioso por conocer el lugar donde murió Allende el 11 de septiembre de 1973.

El expresidente chileno le provoca admiración. Hablar de él lo emociona: “El mejor discurso que se ha pronunciado en la historia lo pronunció Allende (dice sobre la histórica alocución en Radio Magallanes). Es algo excepcional, es algo extraordinario. Este es un tipo increíble que decide que solo le van a sacar de allí con los pies por delante, porque él representa la democracia. La democracia es él, y ya está. Es la encarnación de la dignidad de un país y de la dignidad de la democracia. Yo he pensado mucho en Allende. Aparece en varios de mis libros. Si bien es un hombre que cometió muchos errores, sobra decirlo, se inmoló por la dignidad de la Presidencia de un país democrático”.

El mismo día en que Javier Cercas recorría en Santiago de Chile el trayecto desde la puerta de Morandé 80 hasta el antiguo despacho presidencial, en Roma se reunían los cardenales para elegir al sucesor de Francisco I. El español tenía favoritos. A lo largo del trabajo de investigación y escritura pudo conocer a varios de los 130 príncipes de la Iglesia que decidirían quién sería el nuevo papa: “Sé que no va a suceder, pero me encantaría que fueran el cardenal Tolentino, gran poeta, o el cardenal Zuppi, que es presidente de la Conferencia Episcopal”, cuenta.

Como él pronosticaba, la fumata blanca de la Capilla Sixtina no fue para alguno de sus favoritos. Contactado por EL DÍNAMO tras el anuncio de la elección de Robert Francis Prevost, Javier Cercas —el escritor ateo con mayor expertiz en materias vaticanas— entrega su opinión sobre el nuevo papa León XIV:

“Lo que más me llama la atención de este papa es el hecho de que combina dos cosas en apariencia incompatibles: por un lado, es fundamental en su trayectoria que ha sido misionero por muchos años en Perú y, por otro, es un cardenal que estaba en la curia, porque ocupaba el Dicasterio de los Obispos. Es decir, ha estado en el lado más sano y luminoso de la Iglesia, que es el de los misioneros, que son los que asumen de manera más radical el mensaje de Cristo, pero por otro lado ha estado, teóricamente, en lo más oscuro, la parte menos sana. Además, es un papa norteamericano, aunque no del todo, porque es peruano también. Pero es interesante su origen porque la Iglesia norteamericana ha sido la más reaccionaria frente a Francisco. Entonces, creo que León XIV es un papa que, siendo un personaje muy próximo a Francisco, puede intentar consolidar sus reformas, pero sin la radicalidad, sin ese espíritu disruptivo que tenía Francisco, sino de una manera más tranquila, más moderada”.

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