Hay libros muy buenos que se escriben en un escritorio y otros, a veces mejores, que parecen escritos entre viajes, olores y sabores. Cuando la editorial Assouline decidió embarcarse en su serie Wine & Travel (2024) pensó en eso, y no buscó producir un catálogo interminable de viñedos. Quiso narrar un mundo personal y único que pudiera disfrutarse en cualquier parte del mundo, a través de la belleza de unas páginas impresas con la mayor delicadeza. Porque Assouline no edita libros: crea universos. Y detrás de cada publicación hay años de viajes, investigación y descubrimiento, que luego se transforman en objetos de deseo.
Está claro, entonces, que no fue al azar la elección de Enrico Bernardo como autor de la serie. Bernardo se hizo famoso en el hotel Four Seasons George V de París, donde, en 2004, y con solo 27 años, fue coronado como el “mejor sommelier del mundo”, según la Association de la Sommellerie Internationale. A lo largo de treinta años ya había visitado los mejores viñedos de Francia, descubriendo a los enólogos más innovadores y a viñas absolutamente únicas. Pero para desarrollar la serie Wine & Travel se embarcó en un viaje vitivinícola mundial de cinco años. El resultado trasciende años luz a una guía: es un libro-objeto fascinante y evocador, que captura la esencia del vino a través de paisajes, aromas, sabores y memorias. Un libro que, por su nivel de dedicación, resume la filosofía de Assouline: hacer obras que respiren tiempo, pasión y el deseo de convertir el conocimiento en un objeto de belleza perdurable.
La reinvención del Coffee-Table Book
El punto de partida fue aparentemente modesto. Assouline nació en 1994 en el sótano del departamento parisino de Martine y Prosper Assouline, quienes decidieron convertir su pasión por los viajes, el arte y el estilo en un libro que capturara no solo información, sino también atmósfera y belleza. Su primera publicación, La Colombe d’Or, inspirado por el legendario hotel de Saint-Paul-de-Vence, un encantador pueblo medieval amurallado en la Provence, fue el germen de una editorial que cambiaría para siempre la percepción del coffee-table book, que parecía, hasta entonces, condenada a la ligereza con libros de gran formato, más decorativos que intelectuales, concebidos para ser hojeados sin demasiada atención. Su convicción, que nunca los ha abandonado, marcó la diferencia: “Un libro es un objeto decorativo tan importante como la mesa en la que se apoya. Las tapas son, por tanto, el centro de toda la atención”, dijo la pareja alguna vez a Vanity Fair.
El mundialmente famoso hotel Colombe d’Or goza de una ubicación privilegiada y combina el estilo de vida provenzal con una asombrosa y única colección privada de arte moderno (obras de Picasso, Matisse o Georges Braque, pintor y escultor francés reconocido como uno de los cofundadores del cubismo). Pero ese primer Assouline no se trató de un catálogo ni de un ensayo, sino de un homenaje visual, casi una escenografía impresa que capturaba la atmósfera de un lugar cargado de historia artística. Ese gesto fundacional marcó lo que sería el ADN de Assouline: libros elegantes e inteligentes, que, después de 30 años pueden encontrarse tanto en bibliotecas de casas de todo el mundo como en las mesas de centro de tiendas de diseño o de jóvenes princesas de las redes sociales.
La serie Mémoire, lanzada en 1996, vino a consolidar su estilo, con retratos visuales de casas de moda y creadores como Chanel, Dior, Alaïa o Vionnet, que rápidamente se volvieron indispensables en bibliotecas de coleccionistas y amantes del diseño. Desde entonces, más de 18 mil títulos han salido de sus talleres, abarcando temáticas que van del arte a la moda, de los viajes al diseño, de la gastronomía a la fotografía. Sin embargo, lo que permanece constante es la voluntad de elevar cada edición al terreno del lujo. Cada volumen es tratado como una pieza artesanal: papeles seleccionados, portadas gráficas de fuerte personalidad, encuadernaciones cuidadas, tipografías que dialogan con las fotografías y narrativas visuales que invitan a sumergirse en distintos mundos.
Una invitación a viajar
Quizá la mayoría de los títulos de Assouline sean una invitación a viajar. Puede ser a la Riviera Francesa, retratada por Slim Aarons, fotógrafo estadounidense destacado por sus imágenes de la alta sociedad de los ’50 a ’70; o la magia de Capri, descrita por Cesare Cunaccia, escritor, curador y periodista, quien fuera editor general de Vogue Italia y L’Uomo Vogue, y asesor de antigüedades de la revista Architectural Digest Italia; o Sevilla y su arte, por el escritor francés Paul-Maxime Koskas, cuya capacidad de contemplación lo llevó a detenerse y sumergirse en la cultura de la capital de Andalucía, como si fuera la suya.
Lo que distingue -y une- a estos coffee-table books es que no se leen de manera lineal: se hojean como si se recorriera una exposición, con pausas, con asombro, con ganas de volver atrás. Una y otra vez. Y se quieren, se respetan y se cuidan. Así como el primero fue dedicado a Francia, el sommelier Enrico Bernardo también es el autor de Wine & Travel Italia, donde recorrió desde los viñedos en las laderas de los Alpes hasta las casas de vino más tradicionales de Sicilia, pasando por la Toscana, la Costa Amalfitana y mucho más, partiendo por la mismísima casa de su infancia. Y el Wine & Travel California está en la puerta del horno… pero esa es otra historia.
Volvamos a los Assouline: para Martine y Prosper Assouline, hoy instalados en Nueva York manejando el negocio familiar junto a su hijo Alexandre, las imágenes son la mejor forma de acceder al texto. “Me gusta hacer libros como si fueran películas”, ha dicho Martine. “Intento contar una historia, llevarte de la mano durante una hora y media, hacerte sentir la música, los olores, la gente. Si los lectores se pierden en mis libros me siento muy feliz porque sé que volverán”, dijo también a Vanity Fair.
El método Assouline es lo que lo define todo. La pareja dice que es como preguntarle a Eric Ripert, del icónico Le Bernardin, en Nueva York, cómo se las arregla para tener tres estrellas Michelin en un restaurante de mariscos y pescados. La respuesta la ha dado el chef francés a múltiples medios: estar allí todos los días, chequear las veces que sea necesario, cambiar las recetas cuando tienes que hacerlo y mantener todo bajo el control del creador del concepto. El método Assouline tiene mucho –sino todo- de eso: una maníaca atención al detalle, para conseguir, en un mundo en el que todo es tan fugaz, que el carácter de cada libro sea indestructible.