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Bye bye smartphones

Los avances en tecnología y diseño están apuntando hacia un futuro donde la interacción humana con los dispositivos sea más natural, intuitiva y emocional. Con colaboraciones como la de Jony Ive y OpenAI, se gestan innovaciones que podrían eliminar las pantallas y transformar completamente la experiencia que hoy tenemos con los teléfonos inteligentes.

Claro está que la revolución digital ha cambiado nuestras formas de comunicarnos, trabajar y relacionarnos. Desde los días en que comenzamos a comprar y vender cosas “on line” hasta la llegada de las plataformas de IA, la innovación ha tenido tiempo y espacio para desarrollar nuevos conceptos, generar desafíos y posibilidades de negocios.

¿Qué pasaría si el próximo dispositivo tecnológico no tuviera pantalla? ¿Y si ni siquiera se tratara de algo que se sostiene en la mano o se mira directamente? O tal vez un nuevo dispositivo consciente del contexto. Estas preguntas, están más cerca de la realidad que nunca gracias a la colaboración entre Sam Altman, CEO de OpenAI, y el legendario diseñador de Apple, Jony Ive cuando anunciaron “io”, un proyecto conjunto para trabajar en un nuevo dispositivo después de que OpenAI comprase “LoveFrom” la firma del ex diseñador de Apple.

Pero este trabajo en conjunto no será un nuevo iPhone, ni un teléfono revolucionario e innovador. Tampoco unas gafas de realidad aumentada ni un reloj inteligente sino un nuevo comienzo o el fin de los smartphones tal como los conocemos.

Del minimalismo a la revolución

El diseñador inglés Jony Ive, nacido en 1967, se convirtió en uno de los nombres más famosos en el diseño industrial e la interfaz cuando se unió a Apple en 1992 y ayudó no solo a que los productos de la empresa se vieran y funcionaran mejor, sino que su impacto realmente se sintió cuando Apple en 2007 presentó el iPhone. Su legado también incluye la estética minimalista, la interfaz de usuario lógica y la elegancia en el diseño de los productos de Apple.

Ives no solo elevó el estándar de cómo debería ser la interfaz de usuario, sino que ayudó a dar forma a la industria, estableciendo los principios de diseño y las pautas de usabilidad con las que convivimos hoy. En 2019 se separó de Steve Jobs, dejando Apple para crear “LoveFrom”, una empresa de innovación en diseño y tecnología, trabajando con marcas de lo más variadas como Airbnb, Ferrari o Moncler

Un nuevo capítulo y un cambio estratégico

En mayo de este año, OpenAI anuncióuna inversión en la startup “io” por alrededor de 6.5 mil millones de dólares. Bajo los términos de ese acuerdo, OpenAI trabajaría en colaboración con “LoveFrom”, que desempeñar un papel primordial en la creatividad y el diseño para todos los proyectos de la empresa, aunque seguirá siendo una firma independiente, con clientes diferentes, según un informe de Bloomberg.

“Estamos en el inicio de lo que creo que es la mayor revolución tecnológica de nuestro tiempo”, dijo Ive, de 58 años, en entrevista en Forbes hace un par de días. “Tengo la creciente sensación de que todo lo que he aprendido en los últimos 30 años me ha llevado a este momento”, continuo.

La contratación de Ive por parte de OpenAI ha causado revuelo. Nadie discute que el talento de Jony Ive podría redefinir cómo el mundo ve la inteligencia artificial, lo más probable que no solo como una experiencia de dispositivo y software, sino también como una experiencia visceral y emocional. OpenAI, la empresa detrás de modelos como GPT-4 y DALL·E, ha transformado la comunicación digital, pero la colaboración con Ive señala objetivos mucho más ambiciosos, posiblemente redefiniendo la relación entre humanos y dispositivos.

“La incorporación de Ive permitirá crear interfaces y experiencias que sean tan naturales, intuitivas y humanas en comparación con cualquier cosa que esté en el mercado ahora”, dijo Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, en una entrevista exclusiva con “The New York Times”. El hecho es que no solo vendrá a OpenAI con sus habilidades de diseño, sino con una visión del futuro de la comunicación en los años que vienen.

“No puedo discutir en qué he estado trabajando personalmente en OpenAI, pero los signos apuntan al hecho de que estamos entrando en una era de nuevas formas de interacción con la tecnología, quizás interfaces naturales o incluso una experiencia visual más inmersiva, alejándonos del paradigma que ha guiado los dispositivos móviles durante más de 15 años”, agregó Ive al medio.

Un cambio de perspectiva

Durante más de una década, los teléfonos inteligentes han sido el eje de nuestra comunicación. Pero cada vez más personas del mundo tecnológico dicen que estamos en el umbral de una revolución. La asociación de Ive con OpenAI podría ayudar a iniciar un modelo donde nuestras interacciones con la tecnología se abstraigan de las pantallas y se orienten hacia algo más del mundo natural, como interfaces auditivas o holográficas incrustadas en nuestra cotidianidad.

Por ejemplo, las experiencias actuales de AR (Realidad Aumentada) y VR (Realidad Virtual) nos muestran un atisbo del futuro de la comunicación. Un informe de Statista (2024) revela que en los próximos cinco años, el mercado de dispositivos AR/VR crecerá en promedio un 30% por año, un indicador de una tendencia de inmersión.

Deliremos. Podría esto llevar a algún tipo de forma de comunicación que no involucre pantallas y emane directamente de nuestras mentes o interfaces cerebro/computadora. La teoría no es tan alocada ni de ciencia ficción, empresas como Neuralink de Elon Musk ya están comenzando a trabajar en esa dirección.

Reinventarse

Las marcas de teléfonos, reyes de la economía digital y guardianes de nuestras culturas de consumo, están en un punto de inflexión. El surgimiento de nuevas tecnologías que pueden eliminar o reducir drásticamente la necesidad de dispositivos móviles regulares está llevando a las empresas a reevaluar rápidamente su enfoque.

Apple, Samsung, Google y otros líderes ya han comenzado a investigar modos alternativos de interacción: wearables, interfaces de IA, implantables y tipos de realidad aumentada y virtual. Apple incluso ya está comenzando a trabajar en la creación de dispositivos compatibles con interfaces cerebro-computadora, según filtraciones en un artículo de Bloomberg, además esta semana se presentaron en la WWDC25 las actualizaciones que llegarán a las plataformas de Apple durante este año con macOS 26 Tahoe. Samsung y otras marcas están invirtiendo recursos en tecnologías similares, pero como un punto de partida hacia nuevos tipos de espacios de interacción que cuestionen la utilidad y los aspectos centrales de lo que conocemos como un smartphone hoy en día.

Qué sucede con la publicidad y el marketing

Este cambio podría tener profundas implicaciones económicas, abarcando a las industrias conectadas al marketing y relaciones públicas, donde las campañas en smartphones y redes sociales han establecido estrategias globales durante la última década. La personalización estará en un nivel diferente nuevamente, ya que nuestras experiencias podrán responder momento a momento a cómo nos sentimos, pensamos y queremos, reduciendo incluso un poco el uso de pantallas.

Según un informe de eMarketer (2025), la publicidad tradicional disminuirá en los próximos diez años un 15-20% y será reemplazada con presupuestos dirigidos a marketing de influencia, inteligencia artificial o experiencias inmersivas. La historia se moverá hacia planes de experiencias multisensoriales en las que las marcas deberán desarrollar ofertas que no solo sean atractivas, sino que se sientan y vivan en un nivel más profundo.

Qué puede ofrecernos Jony Ive

Ive, con su culto a la perfección estética y el compromiso emocional en los productos que creo para Apple, probablemente tenga un objetivo mayor y más ambicioso: construir belleza, simplicidad y utilidad con la IA misma. En su trabajo con OpenAI, no hay cómo saber con qué saldrán. Lo mas probable que innovaciones que cambiarán la manera en que interactuamos, fusionando diseño, funcionalidad y expresión, en experiencias que todavía no nos podemos imaginar.

Tal vez puede involucrar el surgimiento de interfaces ultra-humanas, interfaces que son tan intuitivas y naturales que el usuario no comprende inmediatamente que está trabajando incluso con una máquina. En lugar de pantallas o botones, podríamos tener dispositivos que despliegan reconocimiento de emociones, gestos y movimientos corporales para responder a nosotros y evolucionar con nosotros. Todo dentro de un diseño emocionalmente atractivo y ergonómico, redefiniendo la tecnología no solo como un dispositivo, sino también como una extensión de nosotros.

Un ejemplo son las gafas inteligentes proyectando hologramas en nuestro campo de visión, aunque ya se sabe que por ahí no estará la propuesta de Ive. O tal vez sistemas de realidad aumentada creando un mundo inmersivo, en el que una persona puede interactuar, aprender o relajarse de una manera completamente inmersiva y personalizada, no lo sabemos. Las líneas entre lo digital de última generación y la realidad física inmediata comenzarían a desvanecerse, y el único medio de comunicación en ese espacio, me imagino, sería la interacción natural: hablar, gesticular o pensar.

Otro futuro probable sería la penetración de la inteligencia artificial en nuestros propios cuerpos y cerebros. Si bien las interfaces cerebro-computadora están convirtiéndose en una realidad en desarrollos de Elon Musk, con el sello de Ive podríamos ver algo que se aparte de “invadir el cuepo”. Dispositivos discretos, elegantes e intuitivos de usar permitirán a las personas comunicarse, aprender, o recordar.

Y esto no se detendría solo al nivel de la interacción con las máquinas, redefiniría la propia noción de comunicación social y personal. La empatía, la expresión con propósito, la kinestesia y el intercambio emocional podrían ser mucho más profundos, inmediatos y reales, sin pantallas, flujos, clics y a veces palabras simuladas, comunicación evolutiva. La tecnología se convertirá en nosotros y formará una experiencia quizás como un extra de nuestra mente y sentidos.

Que viene

La revolución inminente crea un dilema perturbador. Por un lado, la perspectiva de aumentar la independencia en nuestra relación con la tecnología, liberándonos de las restricciones existentes de dispositivos físicos y pantallas; por otro lado, el resurgimiento de la dependencia de estas interfaces que constantemente trabajarían en el fondo y que finalmente podrían influir en nuestro comportamiento y elecciones de maneras que aún no imaginamos.

El rol de las grandes marcas de tecnologia será diferente en esta nueva era. Ya no serán simplemente fabricantes de dispositivos, sino creadores de experiencias humanas profundas y personalizadas. Quien pueda combinar atractivo visual con navegar las barreras funcionales e informacionales generando empatía, ganará la próxima batalla por nuestra atención.

En este mundo, las compañías que consideramos gigantes hoy, como Apple, Samsung y Google, tendrán que reinventarse radicalmente, alejándose de los móviles y aparatos de hardware que ahora tenemos, y apostar por dispositivos que no sean solo pantallas; ecosistemas integrados incrustados en nuestro hábitat, en nuestra biología.

Un despertar hacia lo interminable

Sin duda, mucha de la tecnología de hoy, será obsoleta sin darnos cuenta para el 2030, y su rol en la sociedad de seguro crecerá mientras tanto. Con la llegada de Jony Ive a OpenAI, quien tiene un genio único para convertir ideas en objetos deseables y experiencias emocionales, me atrevo a decir que estamos ante una nueva revolución.

¿Podría ser este el fin de los smartphones tal como los conocemos? Lo que la historia muestra es que cada vez que una tecnología se ha conectado con la simplificación, belleza y significado, se han creado nuevos modos de desarrollo y negocio. El pedigrí de diseño de Ive, su experiencia en diferentes círculos y los antecedentes de OpenAI a lo revolucionario, presagian un futuro de comunicación que es más humano, más sensible, más intuitivo y posiblemente completamente desconocido.

Todo lo que podemos hacer es esperar las sorpresas que tal colaboración generará, y esperar que el progreso prometa que la tecnología se convertirá cada vez más en una parte auténtica y enriquecedora de nosotros mismos.

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