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4 de Octubre de 2011

Ministra de Interior pide eliminar ley de derechos humanos británica

En su discurso ante los delegados reunidos en Manchester (norte de Inglaterra), May argumentó que esa ley, que traslada al derecho británico el contenido de la convención europea de derechos humanos, "debe desaparecer" para devolver "la cordura" al sistema de inmigración del país.

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La ministra británica del Interior, Theresa May, pidió hoy en el congreso anual del Partido Conservador eliminar en el Reino Unido la ley de derechos humanos para, entre otras cosas, facilitar la deportación de convictos extranjeros.

En su discurso ante los delegados reunidos en Manchester (norte de Inglaterra), May argumentó que esa ley, que traslada al derecho británico el contenido de la convención europea de derechos humanos, “debe desaparecer” para devolver “la cordura” al sistema de inmigración del país.

Debido a la dificultad actual para eliminar dicha ley, a lo que se oponen los liberaldemócratas, socios en la coalición de Gobierno, la ministra propuso modificar la legislación británica de inmigración para impedir que los convictos foráneos invoquen, como según ella ocurre ahora, el derecho a una vida familiar para quedarse en el Reino Unido tras cumplir su condena.

May también se refirió en su discurso a los disturbios ocurridos el pasado mes de agosto en varias ciudades inglesas, de los que dijo que no “versaron sobre política o pobreza”, sino “de avaricia y delincuencia”.

Entre los aplausos de los delegados, manifestó además que quiere que la Policía “reduzca el crimen” y no que actúen como “trabajadores sociales”.

En cuanto a su idea de diluir la legislación británica sobre derechos humanos, que ha suscitado polémica en el Reino Unido, May puso varios ejemplos de casos en los que supuestamente extranjeros exconvictos han argumentado “excusas familiares” para conseguir residencia en este país.

“Todos sabemos historias sobre la ley de derechos humanos: el traficante de drogas que no puede ser deportado porque tiene una hija aquí por la que no paga manutención; el ladrón al que no se puede expulsar porque tiene novia, o el inmigrante ilegal que no puede ser deportado porque -y no me lo invento- tiene un gato”, enumeró, entre exclamaciones de incredulidad de los delegados.

May señaló que el problema estaba en cómo los tribunales británicos interpretaban la ley y argumentó que el derecho a la vida familiar no puede sumir en el caos el sistema migratorio británico.

La ley de derechos humanos de 1998 pretende facilitar la aplicación y reconocimiento en el Reino Unido de los derechos recogidos en la convención europea de derechos humanos, de forma que, en caso de litigio, no haya que acudir en primera instancia al Tribunal europeo de derechos humanos de Estrasburgo.

En este sentido, la directora de la entidad de defensa de los derechos civiles Liberty, Shami Chakrabarti, dijo que eliminar la ley británica de derechos humanos solo conseguiría despojar a los tribunales del país de su potestad en ese tipo de casos mientras se transferiría más poder a Estrasburgo.

El portavoz de Interior del Partido de la Independencia del Reino Unido -más a la derecha que los conservadores-, Gerard Batten, insistió en que el Gobierno promete algo que no puede cumplir, dado que la competencia última seguirá existiendo en Estrasburgo, y pidió en cambio que el Reino Unido se retire totalmente de la Convención europea de derechos humanos.

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