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28 de Febrero de 2013

La música: la gran pasión de Benedicto XVI

Siguiendo una vieja tradición familiar -su hermano mayor estudió música - el ahora ex pontífice toca el piano y disfruta de presentaciones de algunas de las mejores orquestas del mundo.

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Ahora que ha dejado el lugar más destacado dentro de la Iglesia Católica, al menos en teoría el papa emérito Benedicto XVI debería tener tiempo para disfrutar de una de sus grandes pasiones, la música.

El oído para la música de Benedicto es un rasgo familiar. Cuando era joven, Joseph Ratzinger tocaba el armonio con su hermano – algo que sus padres creyeron que era un paso rumbo a tocar el órgano. Joseph también tocaba el  piano, y lo sigue haciendo hoy en día. Pero fue su hermano mayor, Georg, quien aprovechó mejor esa temprana preparación. Estudió música, y por 30 años sirvió como Kappellmeister de la Catedral de San Pedro, en la ciudad bávara de Regensburg, hogar del renombrado coro  Regensburger Domspatzen. De hecho, en noviembre, Benedicto asistió a una representación privada en la Capilla Sixtina de la obra coral de su hermano, “Missa Anno Santo”.

El compositor favorito de Benedicto es Mozart. “Su música todavía me toca muy profundamente, debido a que es tan luminosa y, sin embargo al mismo tiempo tan profunda“, dijo el (en ese entonces) cardenal Joseph Ratzinger, en su libro “La Sal de la Tierra”. “Su música no es de ninguna manera sólo entretenimiento, sino que contiene toda la tragedia de la existencia humana“, agregó.

Junto con Mozart, otro de sus favoritos es Beethoven. A principios de este mes, el Papa escuchó la sinfonía “Heroica” del compositor alemán, dirigida por Zubin Mehta en el Vaticano. En junio pasado, el Papa asistió a dos interpretaciones de la Novena Sinfonía – una en el famoso teatro La Scala de Milán y otro en Castel Gandolfo (la residencia de verano del Papa), ambas dirigidas por Daniel Barenboim. En declaraciones después de la presentación de Milán, Benedicto no sólo agradeció a Barenboim por su “interpretación intensa y emotiva“, sino que también comentó sobre la innovadora estructura musical de Beethoven:

“Aunque siguiendo esencialmente las formas tradicionales y el lenguaje de la sinfonía clásica, Beethoven hace que uno perciba algo nuevo ya partir de la amplitud sin precedentes de todos los movimientos de la obra, que se confirma con la parte final presentado por una disonancia terrible, de los cuales el recitativo destaca por las famosas palabras “¡Oh amigos, no en estos tonos, vamos a entonar otros que son más atractivos y alegres!”, palabras que, en cierto sentido, “dan vuelta la página” e introducen el tema principal del Himno a la Alegría. Se trata de una visión ideal de la humanidad que Beethoven diseña con su música: “la alegría activa en la fraternidad y el amor recíproco, bajo la mirada paternal de Dios”, dijo en esa ocasión el papa emérito, citando a Luigi Della Croce.

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