Las acusaciones de nexos con la dictadura argentina que pesan sobre el nuevo papa
La acusación más grave es haber entregado a dos sacerdotes jesuitas a la dictadura argentina. En el libro El Jesuita Bergoglio respondió estos puntos.
Por AvisosNo solo sorpresa trajo el nombramiento del nuevo papa Francisco I. De inmediato reflotaron las acusaciones que pesan sobre el ahora ex arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, de haber apoyado la dictadura militar argentina en los años 70.
Junto a Videla /http://armandomayacastro.blogspot.com/
Por años, se le ha acusado de haber entregado a dos sacerdotes jesuitas a la dictadura argentina.
El libro El Silencio, de Horacio Verbitsky, vincula a “Jorge Bergoglio, particularmente con los casos de secuestros de los jesuitas Orlando Virgilio Yorio y Francisco Jalics, en 1977. Los dos eran entonces sacerdotes de la villa miseria del Bajo Flores”.
El Jesuita contestó estas acusaciones en el libro El Jesuita, de los periodistas Francesca Ambrogetti y Sergio Rubin.
“Para responder tengo que contar que ellos (Yorio y Jalics) estaban pergeñando una congregación religiosa y le entregaron el primer borrador de las Reglas a los monseñores Pironio, Zazpe y Serra. Conservo la copia que me dieron”, recordó Bergoglio en el citado libro.
En seguida, Bergoglio aseguró que el superior general de los jesuitas les pidió a Yorio y Jalics que eligieran entre la comunidad en que vivían y la Compañía de Jesús, y ordenó que cambiaran de comunidad. Y así fue como salieron de la comunidad y porteriormente fueron secuestrados.
“Ante los rumores de inminencia de un golpe les dije que tuvieran mucho cuidado. Recuerdo que les ofrecí, por si llegaba a ser conveniente para su seguridad, que vinieran a vivir a la casa provincial de la Compañía”, recordó.
“Afortunadamente, tiempo después fueron liberados, primero porque no pudieron acusarlos de nada, y, segundo, porque nos movimos como locos. Esa misma noche en que me enteré de su secuestro comencé a moverme”, aseguró Bergoglio.
Sobre su supuesto vínculo con el general Jorge Rafael Videla, el actual papa ha reconocido que una vez pidió que su capellán dijera que estaba enfermo para reemplazarlo en la celebración de una misa. Asegura que se trató de una jugada para hablar de los sacerdotes secuestrados.
