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23 de Junio de 2013

Cariocas cuentan cómo viven las protestas que tienen en jaque a Dilma Rousseff

Tratando de averiguar sobre lo que pasa en Brasil, El Dínamo ubicó a 3 cariocas que participaron de la protesta del jueves. Acá te cuentan lo que vivieron, por qué protestan, y qué es lo que esperan para el futuro.

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Las protestas en Brasil se han convertido en un profundo dolor de cabeza para el gobierno brasileño encabezado por Dilma Rousseff. La sucesora de Lula, e ícono del centroizquierdista Partido de los Trabajadores (PT), debió observar como una simple oposición a un alza de veinte centavos en el transporte público derivó en masivas protestas que revelan un claro malestar social hasta ahora sumergido: los manifestantes reclaman por la mala salud y la mala educación, por la pésima calidad de los servicios, por la corrupción, por la inflación, por la violencia policial y por los excesivos gastos públicos realizados por el país a propósito de la Copa Confederaciones y el Mundial de Fútbol 2014.

Ayer Rousseff salió en cadena nacional a intentar calmar el descontento, colocándose de parte de los indignados, señalando que las manifestaciones que alcanzaron su máximo punto el jueves 20, con más de un millón 200 mil de brasileños protestando en las calles de las principales ciudades de Brasil, trajeron “importantes lecciones” que deben ser “aprovechadas” para promover cambios en favor de la sociedad. Y ofreció un “gran trato” para el mejoramiento de las demandas, la que pretende consensuar con “los líderes de las manifestaciones pacíficas, de sindicatos y asociaciones populares”.

Habrá que ver como logra Dilma eso, ya que el movimiento es inorgánico, se organiza en redes sociales por multitudes ajenas a partidos políticos y no tiene liderazgos visibles. Muchos creen que pese a que podría cooptar al Movimiento por el Pase Libre, iniciador de las manifestaciones, después de esta demostración de fuerza popular no será tan fácil devolver la tranquilidad.

Las protestas más grandes en Brasil en 21 años han sorprendido al Gobierno y a los analistas en un país que en los últimos años ha sido considerado modelo de paz social y de planes de erradicación de la miseria, distribución de renta y políticas públicas volcadas a favorecer a los más pobres. “No es por centavos, es por derechos”, es una frase que se leyó en muchas pancartas mostradas por los manifestantes en casi todas las protestas ocurridas en decenas de ciudades y resume, según los analistas, el sentimiento que mueve las manifestaciones.

Tratando de averiguar sobre lo que pasa en Brasil, El Dínamo ubicó a 3 cariocas que participaron de la protesta del jueves. Acá te cuentan lo que vivieron, por qué protestan, y qué es lo que esperan para el futuro.

JUAN

Viernes 21

Juan es chileno pero ha vivido prácticamente toda su vida en Brasil. En 1999 dejó San Pablo y se instaló en el hoy turístico barrio de Lapa, en Río de Janeiro, donde montó una microempresa. Lo primero que dice: “Uff! Por primera vez en dos décadas la gente sale con fuerza a la calle. Acá la gente no está acostumbrada a reclamar de esta manera… Es mucha la indignación con el descaro de la clase política. Se ha hecho cada vez más insostenible”.

Expresa que siempre ha sido apolítico, y que nunca  se había metido en disturbios o manifestaciones, ni siquiera en el período en que fue a la universidad, en Valparaíso y Santiago, “cuando tenía la cabeza mas caliente que hoy”. Sin embargo, el jueves decidió sumarse a las manifestaciones. “Se podría decir que el real catalizador de este sentimiento es el cada vez mayor descontento de una población que se siente irrespetada por las personas que hemos colocado a gobernarnos”, agrega.

Dice que la marcha del jueves estaba programada para las 17 horas desde la Iglesia de la Candelaria (en una de las puntas de una de las avenidas más importantes de Río, la Av. Presidente Vargas) hasta la prefectura (municipalidad) en la otra punta, a tres o 4 kilómetros de distancia, y que había familias, ancianos, niños, gente con zapatos, zapatillas y sandalias. Y que apareció un carro con megáfono pagado y luego centenares de miembros de partidos con banderas y gritando consignas políticas, y que él y sus amigos se alejaron de allí por no estar de acuerdo con la intromisión de los partidos en la manifestación. Que después hubo golpes entre los apartidarios y los de partido, estos últimos quienes prefirieron bajar las banderas y adherir en la forma en que estaba funcionando.

“La gente cantaba partes del himno nacional, canciones de Legiao Urbana, “frases de orden” (como se llaman aquí a los gritos, pero en son realidad gritos de desorden) … Cabral filho da puta (gobernador del Estado de Río de Janeiro) Paes vai tomar no cú (prefecto de la ciudad) etc., pero el mayor grito que se oía era “SEM VIOLENCIA”. Nadie quería confrontación, lo que la gente quería era estar presente en masa pidiendo un cambio”, describe.

Agrega: “Dicen que empezó por una pelea entre dos pelotudos, sólo se que la policía empezó a disparar balas de gomas y gas pimienta y empezó un movimiento militar para evacuar a la masa. La policía llegó por todas las calles alrededor obligando a escapar en una sola dirección. Imagínate, 300 mil personas corriendo por una avenida, los manifestantes empezaron a tumbarse y a quebrar lo que hubiera por delante… Conseguimos salir en dirección a Lapa por la calle del sambódromo, escuchábamos a los policías avanzando hacia nosotros…. continuamos hacia casa…. no queríamos pelea”.

Ya instalado en Lapa, con unos amigos comentando lo ocurrido, “pasan unos locos avisando: Bope vem aí!!! Bope es el batallón de operaciones especiales. Son quienes suben a la favela, los que matan… La gente en los bares comiendo y divirtiéndose los pifiaba e insultaba… COBARDES!!! Empezaron a cerrar las cortinas, desde dentro yo escuchaba como caían las bombas de efecto moral (ruido + pimienta)“. Luego salí y corrí hasta mi oficina”.

“Iba cruzando la calle y una combi tuvo que desacelerar… el pelotudo me apuntó con una pistola automática y me mandó salir de su camino… Nada grave, un pelotudo que se hacía el macho con un arma en la mano… Estamos en Río… aquí el pueblo anda armado…”

[youtube]http://youtu.be/XEj3UH69g5k[/youtube]

Sábado 22

-Juan, ¿que te pareció Dilme Rousseff anoche?
Parecía un “boneco de Olinda”, se balanceaba de lado a lado y no decía nada… Sólo fueron promesas… Nadie le cree más a los políticos y a sus promesas. Ahora, creo que si no hubiera aparecido, ahí sí la insatisfacción sería peor. No se aguanta más un 40% de carga tributaria, los políticos trabajando de martes a jueves. El presupuesto de los políticos es mayor que todo el presupuesto de salud y educación juntos. La palabra acá es SACO CHEIO. Ya no aguanto más o me hincharon las pelotas”, dice.

-¿Cómo se puede canalizar el proceso? O no se ve una solución todavía…
No se me ocurre el mecanismo… Tal vez mecanizar procesos… Como está pasando ahora en Chile con el presidente, queriendo transformar el país en una corporación. ¿Funciona? Si funciona,  ¿por que no?

 

VERMELHO

Vermelho es tatuador, brasilero neto. “Yo estaba esperando esto hace mucho tiempo… No te preocupes, que cuando vuelvas a Brasil va a ser un país mejor”, dice a modo de saludo. Vive a pasos de la Av. Presidente Vargas.

“COBARDIA es la palabra para expresar lo que hicieron con el pueblo en la manifestación de ayer en Río. Sólo quien sale a la calle sabe la verdad de lo que ocurre en los actos. El pueblo estaba en frente de la prefectura gritando pasivamente “Violência não” y los puercos comenzaron a lanzar bombas de efecto moral y gas lacrimógeno. También con balas de goma hacia ancianos y niños. Se que hay vándalos en medio del pueblo, pero también hay personas infiltradas del Gobierno para hacer mierda. Pero lo más triste es que la prensa destruye todo llamando al pueblo de vándalo”, opina.

“Ellos deben tener conciencia que hay ancianos y niños en medio del pueblo, de gente que en vez de quedarse en casa viendo televisión  con noticias retorcidas y compradas vienen a la calle a luchar por sus derechos”, agrega.

-¿Cómo se organizan?
Por la Internet. Facebook, email, todo lo que tengamos.

-¿No hay líder?
El pueblo es el líder. Ellos despertaron al gigante y ahora ellos no van a dormir… El pueblo demoró mucho en abrir sus ojos, y ahora que los abrió, no los va a cerrar más hasta que Brasil cambie.

-¿Y que piden ahora? Para solucionar…
Comenzó por la subida de los 20 centavos del ómnibus, pero ahora estamos luchando por la salud, la seguridad y la dignidad. Ni hablar de la corrupción de los políticos y de los desvíos de fondos públicos para la Copa del Mundo.

-¿Y que dice Dilma?
Ella no dice nada serio. Convocó a una reunión con la FIFA por el miedo de que ellos cancelaran la Copa de Confederaciones y la Copa del Mundo. Los poderosos llaman al pueblo de vándalos. Mira como la policía actúa contra el pueblo pacífico.

[youtube]http://youtu.be/S0UhwO3gu3M[/youtube]

Tras algunos instantes dice: “Creo que el gobierno debería ponerse al lado de la población, no se bien cómo, pero lo que se ve es que somos unos contra otro, políticos versus pueblo…”

 

FLÁVIA

Flávia dice que no de datos de ella porque quiere hablar en confianza, sin perseguirse. “Estamos prestos a ser masacrados en Brasil…… Estamos sitiados en nuestros barrios, la policía entró con bombas y blindados”, dice con cierta angustia.

“Trabajamos cinco meses por año para pagar impuestos. No tenemos retorno de esos dineros, al revés mucho de ese dinero se gastó en los estadios para la Copa Confederaciones y Copa del Mundo. Una serie de exigencias de la FIFA fueron cumplidas en el Estadio Maracaná, entre ellas, la demolición del Museo del Indio (local donado para la causa indígena antes de la construcción del estadio) para construir un estacionamiento… No se aguanta más”, argumenta.

Dice que ahora la amenaza es que el Ejército se tomará las calles. Que sobrevuelan a toda hora helicópteros por la ciudad. Que el comercio está cerrando. Que juegan a que el movimiento no aguante y se diluya. “Este sistema opresor nos jode todo el tiempo”, afirma.

El pueblo está enojado, agrega, de que los políticos corruptos no estén presos y que sigan ocupando altos cargos públicos. “Este es de un senador hablando de vandalismo”, apunta.

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=VhDrojaJq9U[/youtube]

También que la salud y al educación están gritando hace años por mejorías: “No tenemos educación de calidad, nuestros hospitales públicos son infiernos, nuestra seguridad es precaria y el salario mínimo es una vergüenza”. “Y el gobierno no dice nada. La primera vez que Dilma habló llamó a los manifestantes de terroristas, ella es una vendida filha da puta… Apellidamos a la Copa de las Confederaciones como la Copa de las manifestaciones… Vivimos en una dictadura, esa es la verdad”.

“Queremos ver al gobierno aceptando dialogar con la sociedad, oír nuestras reivindicaciones. Precisamos con urgencia resolver la cuestión indígena y de mejorar de emergencia los hospitales y escuelas en todo Brasil. La población está en la negativa de tener líderes  y eso fue usado por el gobierno para no conversar. Creo que los movimientos sociales pueden ser representativos de una buena manera”, agrega.

“Dilma es una vendida, no se engañe”, dice.

-¿A quién?
A todos… Y el movimiento del Pase Libre también ya se vendió. Anunció que no participa más de manifestaciones… Esta es una explosión viral, una nueva organización (si es que se puede llamar así). Y la veo más bien como una reacción anárquica (en el sentido de que no tiene liderazgo).

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