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24 de Junio de 2013

Senado de EE.UU. aprobó votar enmienda que endurece vigilancia en frontera con México

La enmienda ha causado fisuras en el Partido Republicano, dividido en dos bandos: aquellos que atacan el plan reformista porque creen que no frenará futuras marejadas de indocumentados, y los que advierten de que oponerse a la medida solo ahuyentará más a los votantes hispanos.

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El Senado de EE.UU. aprobó hoy una moción para limitar el debate y que se proceda a la votación de una polémica enmienda que refuerza la vigilancia en la frontera con México, un punto clave que sirve de barómetro sobre las posibilidades reales de aprobar una reforma migratoria integral.

El Senado logró los 60 votos mínimos requeridos en una moción que limita el debate en torno a la enmienda propuesta por los senadores republicanos John Hoeven y Bob Corker, la cual fue incorporada al proyecto de ley para una reforma migratoria integral, cuyo voto global está previsto para antes del viernes próximo.

La enmienda, que ha recogido hasta ahora 66 votos a favor y 25 en contra a la espera de algunos senadores que no han votado, nuevamente dejó al descubierto las fisuras dentro del Partido Republicano, mientras grupos pro inmigrantes continuaron denunciando que la enmienda sólo fomenta la “militarización” de la frontera.

Al menos 13 senadores republicanos votaron para cerrar el debate de la enmienda, entre ellos John McCain y Marco Rubio, pero otros senadores conservadores como Jeff Sessions, de Alabama, y Ted Cruz, de Texas, dedicaron sus discursos a desvirtuarla.

El senador Corker, republicano por Tennessee, salió al frente de las críticas de sus correligionarios, al señalar que la enmienda “pondrá en marcha un régimen para la seguridad fronteriza mucho más fuerte” de lo que establece la legislación actual.

Además, aseguró, es una “inversión de 46.000 millones de dólares” que ayudará a generar ingresos por 192.000 millones de dólares en la próxima década.

La enmienda, que modificó sustancialmente la que presentó el senador demócrata Patrick Leahy, establece cinco condiciones antes de que los indocumentados puedan acceder a la residencia permanente tras una espera de al menos diez años.

La medida de 119 páginas exige la puesta en marcha de un “plan de refuerzo” de la vigilancia en la frontera sur, por donde se cuela la mayor parte de los que cruzan ilegalmente hacia Estados Unidos.

El plan establece la duplicación de los agentes fronterizos hasta los 40.000, con un cost0 que se aproximaría a unos 30.000 millones de dólares; la construcción de muros y vallas a lo largo de 1.126 kilómetros, y la vigilancia con aviones no tripulados y una amplia gama de equipos de alta tecnología, incluyendo radares, sistemas móviles y sensores infrarrojos.

También impone el uso obligatorio del programa federal “E-Verify”, con el que las empresas pueden verificar el estatus migratorio de sus nuevos empleados. Por ahora, sólo es obligatorio para los negocios que tienen contratos federales.

Además, establece un programa para el registro de entradas y salidas de todos los extranjeros, con el fin de impedir que estos se queden en EE.UU. con visas caducadas. Se calcula que alrededor de un 40 % de los inmigrantes se queda en el país cuando ya vencen sus documentos de viaje.

La enmienda ha causado fisuras en el Partido Republicano, dividido prácticamente en dos bandos: aquellos conservadores que atacan el plan reformista porque creen que no frenará futuras marejadas de indocumentados, y aquellos que advierten de que oponerse a la medida solo ahuyentará más a los votantes hispanos.

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